—¿Ravina? ¡Ravina!
Ravina estaba tan perdida en pensamientos sobre su hermana que no escuchó la voz de Malachi hasta que él la sacudió. Volvió al presente y lo miró. Él la miraba con el ceño fruncido, preocupado.
—¿Qué te pasa? Cuéntame —insistió.
Ravina se dio cuenta de que había llorado mientras pensaba en su hermana. Sintió algo extraño mientras pensaba en ella, una conexión, una profunda tristeza, pero también una llamada, como si su hermana estuviera pensando en ella en ese momento. Esto era una primicia desde el día que la perdió.
Miró su tobillo vendado por Malachi. Él se había encargado de ello, y estaba preocupado por un moretón en su tobillo, mientras su alma estaba cubierta de moretones. No. No solo eso. Ella estaba rota en dos. Su otra mitad faltaba. La conexión entre gemelas, nadie podía entender a menos que tuvieran una gemela ellas mismas.