—Darcy —su voz llegó a ella a través de la oscuridad con su timbre misterioso. Tenía una singularidad que le permitía reconocerlo de inmediato, incluso cuando rara vez hablaba con él.
—Mi señor —suspiró ella siguiendo su voz—. Podía ver su sombra. Él era alto, pero ella no podía distinguir mucho su forma.
—Has tenido un día duro —él habló.
Ella se acercó con cuidado, temiendo que desapareciera.
—Bueno, acabo de descubrir que posiblemente sea mi padre —las lágrimas le quemaron los ojos de nuevo.
Él estuvo en silencio por un momento. —Primero vamos a alimentarte —dijo él y luego se alejó.