—Ya tuve que quedarme aquí todo el día sin saber si vendrías a comer o no. ¿Tratas así a tus sirvientas?
—Estaba ocupado —dijo.
—¿Con qué, si no podías siquiera comer?
—Estaba buscando una manera de destruir el castillo con tus inventos.
—Ravina frunció el ceño. Podía entender por qué quería destruir sus inventos. Permaneció en silencio, sintiéndose náuseas. Cada vez que oía algo como eso, se ponía enferma. Esa era la razón por la que tenía que encontrar a su hermana. La broma de Malachi sobre que ella podría ser una criadora podía volverse realidad y entonces su hermana…
Tragó saliva. No. Ella estaría bien.
—¿Crees que han convertido a mi hermana en una criadora? —preguntó—. Él se había burlado de ella con eso pero ella quería saber sus verdaderos pensamientos.
—Quizás.
—¿Es cierto entonces? ¿Que los dragones toman a los humanos como criadores? —sintió que su estómago volvía a dar vueltas.
Él abrió sus ojos. —Sí.