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—Lo mismo —dijo Dem mientras nos sentábamos en la cama—. Es siempre lo mismo. Ella no dice una palabra diferente. No sabe nada, no tiene idea de cómo llegó allí y cosas por el estilo.
—Dem...
—No, Azul, no tengo idea de en quién confiar, pero te puedo asegurar que alguien la está controlando o la situación es mucho más diferente de lo que imaginamos —dijo—. He leído sus pensamientos. Son repetitivos. La misma cosa una y otra vez. Nosotros no pensamos así. Nadie piensa así. Si hay algo que sé en mi vida, es cómo piensa la gente, qué piensa la gente y qué esperar de los pensamientos de la gente en un determinado periodo. Pero ella... Sus pensamientos no son normales.
—¿Te recuerdan a los pensamientos de Madre?
