—Desde la perspectiva de Azul
Esa noche, Dem y yo fuimos a la torre mágica. En el camino, Dem se pegó a mí como un pegamento. No soltó mi mano y a menudo me besaba en los labios. No sabía por qué lo hacía, pero como a mí también me gustaba estar cerca de él, no me importaba.
—Te amo —dijo.
—Lo sé.
Luc nos pidió que esperáramos y fue a buscar algo. Tenía la sensación de que había ido a buscar una daga.
—Aún puedes decir que no —dijo Dem.
—Estoy bien, te lo dije —respondí.
Estábamos sentados en el sofá como de costumbre. Luc parecía haberlo limpiado un poco. Dijo que yo también iba a venir, así que quería causar una buena impresión como mi amigo. Luc era en realidad un buen amigo y también digno de confianza, o Dem nunca lo tendría a su lado.