—¿Qué estás haciendo aquí, perra de mal agüero? —Joanne gritó en el momento en que vio a Kathleen salir de la sala de emergencia.
Los ojos de Lauren se abrieron de par en par por la sorpresa junto a los de Jason, quien no fue lo suficientemente rápido para salvar a su hermana de la bofetada de la Sra. Hudson.
Se levantó para ir a donde Kathleen, pero la advertencia que ella le lanzó con la mirada le detuvo a medio camino.
—No me digas que todavía estás en contacto con mi hijo. —Joanne entrecerró los ojos cuando una idea se le ocurrió—. Prepárate el ataúd de antemano, porque si descubro que lo que le pasó a mi hijo tiene algo que ver contigo, la muerte que te negaste a morir en el accidente te será entregada con mis propias manos.
Jason estaba hirviendo de rabia mientras escuchaba a Joanne lanzar esas palabras odiosas a su hermana.
Había hecho varios intentos para actuar, pero cada vez que lo hacía, Kathleen, que estaba frente a él, le hacía señas para que se calmara.