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Chapter 5 - Capítulo 2.- Resultado

# Prejuicios parte 1

[5 de Alost, 53 años d.R]

Cerca del muro se podía observar un grupo de personas alineadas para entrar; muchas de estas personas eran comerciantes o aventureros. Conforme nos acercábamos, los muros de la capital se hacían aún más grandes; el ladrillado estaba levemente desgastado por las cascadas de agua que bajaban, desembocando en los canales que alimentaban a las lagunas y campos alrededor.

"¡Por favor, documentos en manos!"

"¡Avancen!"

Varios soldados se encontraban inspeccionando las identificaciones de los comerciantes y aventureros. Sus brillantes armaduras color plata tenían algunos detalles negros. Mientras el emblema azulado en su pecho era interesante; no lograba identificar a la criatura. Era robusta, con cabeza redonda, con un hocico plano. Parecía tener aletas cortas y una gran cola para nadar. La figura curveada de la criatura formaba una luna. ¿Qué criatura podría ser?

"¿Es usted profesor Akost?"

Un joven caballero de cabello café y ojos verdes se acercó cortésmente a mi padre, interrumpiendo mis pensamientos, aunque parecía no reconocerle con una expresión de confusión. Mi padre se acercó al caballero.

"Sí, así es."

"Oh, ¿profesor, no me reconoce?"

Acercándose más, mi padre veía a aquel caballero de manera un poco irrespetuosa.

"Caleb?"

"Sí, soy yo. Me convertí en caballero."

"Wow, la última vez que te vi fue en la posada. Pensé que la ibas a heredar."

"Yo también… es una historia larga. La posada aún está para usted, profesor."

El ambiente había cambiado. Los dos parecían ser amigos de años, pero por la edad dirían que son ¿familia? Mientras ellos se saludaban, la gente en espera empezaba a vernos enojados. Sus miradas empezaban a hundirse sobre mi madre, quien nerviosa se acercó a mi padre, que parecía sumido en la conversación con Caleb.

"Muchas gracias, pero ¿tendrán habitaciones? Hoy no vengo solo."

"Mucho gusto, caballero. Soy Tanit, mi marido, ¿te está causando inconvenientes?"

Caleb se quedó sin palabras al ver a mi madre. ¿Quién podría culparlo? Ella era alguien hermosa; sus ojos azules y cabello plateado eran características raras de ver. Lamentablemente, no heredé tan bonitas características. Acercándome al caudal cercano para poder ver mi reflejo...

"Ellos son Thomas, Alán y … ¡Viana! Aléjate de ahí, te puedes caer."

Fui interrumpida.

"Son mis hijos, como puedes ver."

Las demás personas empezaban a mostrar aún más su molestia, empujando la carreta levemente. Empujando a mi padre, notando el mensaje, para así rápidamente despedirse de Caleb, no sin antes prometerse seguir hablando en la posada. Seguimos avanzando con la caravana hasta pasar las puertas cuando escuchamos un alboroto detrás de nosotros.

"¡Un Demonio!"

Tan pronto como se escucharon las palabras, varios soldados habían rodeado la entrada. Los aventureros parecían estar formando un círculo alrededor de Reed, pero con todas las personas amontonadas, era difícil ver si era él.

"El viene con nosotros, te aseguro que no es…"

"Cállate. ¿Cómo te atreves a traer a esa basura?"

El padre de Dayan había sido golpeado en la barbilla con el mango de una espada. Soportó el golpe, pero su mirada aterrorizó a los soldados. Dayán y los aventureros desenfundaron sus armas ante tal provocación. Caleb trataba de calmar a la multitud que, al igual que nosotros, no podía pasar por los soldados. No había nadie que pudiera ayudarlos. Los gritos y la desconformidad pronto llenaron el sitio mientras las personas más y más se volvían agresivas.

/trill, trill /

El sonido ligero de una flauta se escuchaba entre la muchedumbre mientras el encapuchado que estaba rodeado avanzó lentamente con pasos suaves... poco a poco, mientras las personas se calmaban. Caminando hasta estar frente al guardia, levantó sus brazos levemente para quitarse la capucha, y aunque sus movimientos eran ligeros, los guardias seguían alertas ante cada acción. Pronto pude confirmarlo: era Reed. La música se detuvo.

"Mucho gusto en conocerlo, me llamo Reed Zlato y he traído un mensaje para su rey."

El caballero no parecía agradarle a Reed. Mirándolo de abajo hacia arriba, analizaba su vestimenta y aunque Reed solo llevaba una armadura de cuero negro y azul, los ojos del guardia se quedaron fijos en las orejas de Reed.

"Los de tu tipo no son bienvenidos aquí. Será mejor que te vayas tranquilamente mientras aún somos amables."

"¡Cómo te atreves! Reed no es una amenaza."

"Dayan, cálmate…"

"Pero…"

Reed sonreía levemente hacia Dayan, dando la vuelta, caminó unos cuantos pasos hacia la entrada de la ciudad. Deteniéndose brevemente, giró su cabeza para mirar a las personas que rodeaban la escena con determinación y sonriendo de manera confiada, empezó a hablar.

"Había escuchado que Calixto era una persona que amaba todas las razas, incluyendo a los demonios. Por eso fundó esta gran ciudad, para que todos vivieran en paz. Qué lástima que no todos pueden ser tan amables como él..."

"¡Cállate! No tienes derecho de hablar de nuestro Héroe."

"¡Así es, ustedes lo mataron!"

La multitud se había vuelto iracunda ante las palabras de Reed; los guardias empezaban a ceder poco a poco ante la multitud enfurecida. Reed no dejaba de ver los rostros de las personas; sin embargo, su semblante alegre se había desvanecido, solo quedaba una mirada triste llena de nostalgia.

"¡DETENGANSE!"

Una voz fuerte llegó desde atrás de la multitud. Pronto se vio al caballero que detuvo la revuelta. Su presencia era fuerte; su cabellera larga y peinada en una cola exhibía un tono de verde opaco. Sus ojos color miel veían directamente al caballero que había detenido a Reed, quien había bajado su mirada. Mientras se acercaba, no parecía moverse; pareciendo un animal indefenso.

"¿Qué te trae aquí, joven?"

"Traigo un mensaje... para el rey."

"Entonces, ¿por qué no estás siendo escoltado al palacio?"

El caballero puso su mano en el hombro de Reed para empujarlo a caminar hacia dentro de la ciudad. Sin embargo Reed parecía estar confundido volteando a ver al caballero. El solo asintió comprendiendo la señal Reed empezó a correr en dirección al palacio.

"Pero, ¿qué está haciendo, capitán? Es un demonio."

"Es solo un joven, además parece que ya conoce la ciudad."

"Ahora dispersa a toda esta gente, no dejan pasar."

Rápidamente, la multitud se disipó, quedando solo los aventureros que nos acompañaban. El caballero acercándose pidió disculpas por el trato recibido por el guardia de la puerta, inclinando la cabeza ante el padre de Dayan. Sin embargo, el líder de los aventureros parecía no importarle, a diferencia de Dayan que parecía inconforme. Mi padre acercándose a nosotros acarició mi cabello.

"Parece que todo se solucionó."

"Deberíamos ir a descansar después de tan largo viaje, ¿no creen?"

Todos en la caravana empezaron a despedirse. Alán y Thomas se habían acercado a Dayan; parecía que tenían una discusión, pero el ambiente no era malo. Todo terminó con Alan corriendo hacia mi padre otra vez; sin embargo, Thomas le entregó una flor. ¿De dónde la sacó? Siguiendo el ejemplo de Alan, corrió hacia nosotros, no sin despedirse con una sonrisa de las personas. Mientras tanto, un poco angustiada, miraba el palacio despidiéndome de Reed, deseando que sus palabras fueran escuchadas.

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En el camino hacia la posada, nos topamos con varios puestos. La mayoría eran de accesorios y comida; otros estaban siendo colocados. Observamos varios de estos mientras comíamos cosas que no conocíamos; los sabores eran un poco ácidos, pero nos encantaban. Con el tiempo, llegamos al centro de la ciudad.

"Es tan increíble, ya viste Alan, se puede ver todo."

"Mira el palacio, y por allá está la academia de Investigación."

Edificios que nunca había visto se alzaban en mi vista. Con líneas limpias y angulares, se entrelazaban en una danza con el cielo, junto a grandes ventanales en cada piso, dándonos la sensación de estar frente a colosos. Mientras en el centro de la gran plaza se podía ver una gran laguna que albergaba varias criaturas, las luces de la ciudad permitían ver las estrellas. Las calles principales se unían a la plaza siguiendo la dirección de la rosa de los vientos; todo estaba en perfecto orden.

"Mamá, ¿qué es todo esto? Nunca había visto este tipo de cosas."

Mi madre tomó nuestras manos para no perdernos. Seguíamos viendo los diferentes puestos que había en el centro; uno de estos vendía lo que parecía ser joyería vieja, espadas y herramientas de todo tipo. Thomas parecía emocionado al ver las espadas viejas en el estante.

"Mamá, mamá, ¿podemos ir a ver?"

"Claro que sí, pero puede ser mañana; ya se está haciendo tarde."

"Pero, ¿y si mañana no está?"

"Entonces lo buscaremos por toda la ciudad."

Mi madre se agachó, estirando el dedo meñique para realizar una promesa de que mañana irían sin importar qué. Thomas se aferró a mi madre con su dedo entrecruzado. Dejando atrás la tienda, pasamos cerca de la entrada de la academia; parecía que no había nadie, no podía ver bien debido a los muros que la rodeaban.

"¿Vamos a ir hacia la posada de Caleb?"

Thomas preguntaba mientras saltaba intentando ver a través del muro.

"Así es, es un lugar tranquilo y queda cerca de la academia."

Mirando alrededor, se veía como las construcciones maravillosas del centro no coincidían con las demás de la ciudad; era como si dos mundos fueran separados. Perdida en mis pensamientos, no me di cuenta cuando nos encontrábamos en la entrada de la posada parecida a una taberna.

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Adentro la vista era muy diferente; un pasillo se extendía hasta la recepción. Tanto a la izquierda como a la derecha, había pequeños cubículos con un tipo de sofá en forma de herradura que rodeaba una mesa, separados por medios muros. Era algo que no se podía imaginar desde la vista exterior. Había más personas de lo que aparentaba. Nos acercamos a la recepción, donde una chica con lentes, parecida a Caleb, estaba siendo consumida por el trabajo, mirando muchos papeles.

"¿Ocupada, Drey?"

"¿Profesor, otra vez no lo recibieron?"

"No, esta vez no vine porque me llamaran."

"Ya veo, deme un momento."

"Habitación para uno, segundo piso lado derecho…"

"Espera, espera, hoy no vengo solo."

La chica levantó aún más la mirada por encima del mostrador, fijando sus ojos sobre mi madre, ajustando la postura de sus lentes con incredulidad.

"¿Uh?, ¿Pero miré qué hermosa? ¿Es su esposa? ¿Cómo le hizo, profesor? Y esos niños son tan tiernos. Pero qué suerte, siempre pensé que eran mentiras."

"Pero de qué hablas, yo nunca eh mentido."

"Está bien, solo por eso les daré un buen precio, primer piso lado izquierdo."

Nosotros nos adelantamos mientras mi padre esperaba para registrarse. Llegamos a la habitación, estaba dividida en tres cuartos: recámara principal que contaba con una cama grande, otra recámara con dos pequeñas camas y cocina-comedor. La vista desde la ventana nos permitía ver las luces del centro de la ciudad. Ya estamos cansados, tal vez el haber comido tanto ya nos estaba pegando, con algo de sueño nos despedimos de mamá para ya dormir.

"Vía, ¿puedes continuar con la historia?"

"Ahora no, Thomas, estoy cansada."

"Ándale."

"Está bien, pero solo de aquí en lo que te duermes."

En donde lo dejamos… Pasé las páginas viendo los dibujos lentamente hasta que encontré donde habíamos quedado...

[Su vasta inteligencia los llevó a entender la existencia de las otras capas, su deseo por conocimiento los convirtió en los pioneros en el viaje entre capas. Continuamente fracasaban, pero tales errores solo los condujeron al éxito. Fue entonces cuando el Choque sucedió.

El cielo infinito que cubría su capa de repente empezaba a desaparecer, mientras montones de tierra y piedra tomaban su lugar, dejando bajo tierra su ciudad. ¿Era una bendición o maldición? se preguntaron, viendo aquellos pilares que los protegían. Pues ahora ellos sostienen nuestra capa, dejando un laberinto bajo nosotros.

Ellos trataban de analizar la situación para poder prosperar, pues su inteligencia no les permitía rendirse. Parecía que el castigo de perder la luz del sol no era suficiente para quitarles su arrogancia. No pasó mucho tiempo para que el segundo desastre ocurriera; brechas en el suelo aparecieron, un abismo realmente sin esperanza emergía en los corazones de los pioneros.

Varios engendros salían de la oscuridad, cazando y destruyendo. Intentaron defenderse, pero sin su tecnología ni conocimientos acerca de las leyes de este nuevo mundo, fueron incapaces de sobrevivir. Pronto el desastre que ellos causaron arrastró a las demás capas, el mundo entró en una gran guerra sin entender quién era el enemigo.

Fue entonces cuando 6 héroes aparecieron. Tenían una fuerza sin precedentes; sus armas habían sido otorgadas por los últimos pioneros antes de su desaparición. Con una nueva luz, ellos unieron todas las razas de la superficie para combatir toda clase de bestias y engendros que trataran de tomar nuestro hogar.

Al final, los esfuerzos eran en vano; tanto las bestias como los engendros no dejaban de aparecer o eso parecía hasta que el primer demonio fue descubierto y con ello perderíamos una estrella...]