-Era de noche; los árboles crujían por el viento, mientras que los animales nocturnos saludaban a la luna. No podía dormir, mirando el cielo estrellado donde varias luces de diferentes tonos nos observaban desde la distancia. Decidí levantarme y bajar de la carreta. No era obscuro el cielo estrellado, y la luna dejaba ver lo suficiente. Mirando hacia el lago, noté una pequeña fogata. Caminando hacia la luz, varias luciérnagas aparecieron en la vista y, como si las estrellas bajaran, parecían bailar. Sin darme cuenta, había llegado donde la fogata.
"¡Qué haces tú aquí?"
"Oh, ¡es la joven Varyst."
-Dayan y Reed estaban sentados en un tronco al lado del fuego; parecía que les había tocado ser los guardias. Dayan parecía estar molesta, aunque Reed parecía estar más emocionado.
"¡Te pregunté qué vienes a hacer aquí, responde!"
"No le hagas caso, lleva todo el día de mal humor."
"¡Y tú qué vas a saber, demonio?"
"Vez…"
"¡Cállate!"
-Dayan se levantó y caminó no muy lejos hacia una piedra para recostarse, mientras Reed me invitaba a sentarme a su lado. Aceptando su propuesta tome asiento; un silencio incómodo rodeaba la atmósfera.
-¿Qué quiso decir Dayan al referirse a Reed como un "Demonio"? La mayor parte de los habitantes de la 4° capa son de diferentes razas, y solo una era la de los demonios; sin embargo, estos fueron masacrados por los héroes de la historia.
-¿Tal vez, porque la mayoría de las razas ayudaron a los demonios en la pelea con los héroes, se les consideraron de la misma categoría?. Aun así, esto se debía a que casi nadie sabía que existían otros reinos en la 4° capa. Para ser exactos, existen 22 reinos, pero 6 de los reyes más fuertes fueron eliminados en la guerra.
-Entonces, ¿a qué raza pertenece Reed? Casi no se sabe mucho de otras capas. No creo que deba pensar en eso. Antes de poder cuestionar más mis pensamientos, Reed habló tranquilamente.
"¿Entonces no podías dormir bien?"
"Sí, me siento algo inquieta después de ver esa cosa."
-Estaba nerviosa, tratando de desviar mi vista, miré hacia donde fue la pelea. ¿Cómo un monstruo fue domado? Se supone que estos no salen de la 3° capa. Volteé a ver a Reed, tal vez él sepa más.
"¿Tú sabes qué es esa cosa y cómo llegó aquí?"
"Estoy seguro de que alguien inteligente como tú sabe la respuesta."
-Mirando hacia Dayan, Reed arrojó sus palabras y aunque Dayan estaba de espaldas, pensaba que no estaba escuchándonos, pero su respuesta era clara.
"Eso es un decadente."
-Parecía saber acerca de, estaba emocionada, era algo nuevo.
"Oh, ¡sabes entonces como llego una criatura de la 3° capa?"
"¡Que no es obvio! Mira al tipo de al lado."
-Mirando a Reed, continué mi emoción. Cierto, esa criatura era de la 3° capa, pero Reed es la 4°, dos capas abajo. Era tan amigable que olvidé que no es bien visto las razas de la 4° capa. Reed solo sonrió mirando el fuego.
"Reed, ¿cómo es que estás aquí?"
-Atónito en el fuego, suspiró señalando el cielo.
"Use una brecha."
-Recuerdo haber escuchado el relato sobre las brechas. Mi madre solía leérmelo cuando estaba asustada. "El libro de las estrellas" menciona todo acerca de la 1° capa. Recuerdo la voz suave de mi madre recitando el primer fragmento.
[En este mundo existe una regla inquebrantable, todos pueden perforar hacia el infierno, pero cualquiera que codicie romper el cielo estará condenado a fracasar].
-En otras palabras, cualquiera puede excavar hacia abajo; sin embargo, para subir a la superficie esto se vuelve imposible. Las piedras se vuelven indestructibles por una fuerza misteriosa, pero creo recordar otro fragmento que decía.
[Es por eso por lo que los túneles a las capas inferiores están custodiados, por los sirvientes de dios. Sin embargo, existe la posibilidad de que el mundo tiemble y se abran brechas entre las capas, pero encontrarlas es difícil y peligroso, mas no imposible, así que...]
-Miré a Reed. ¿Por qué alguien se arriesgaría a subir hacia la 3° capa? Esta desolada y en ruinas, además, ahí solo habitan engendros, y en las demás capas es menos preciado. ¿Qué te orilló a subir? Me detuve a pensar en mis palabras, sin embargo, solo había una respuesta.
"¿Por qué estás aquí?"
-Un silencio se había formado entre nosotros, denso y expectante. Sus labios parecían contener sus palabras, pero rompiendo la quietud solo habló.
"Tengo que entregar un mensaje."
"¿Qué mensaje?"
-Ante mi pregunta, Dayan se volteó para escuchar mejor. Parecía que ni siquiera ella sabía. Atentas las dos nos quedamos viendo al joven que pensaba si era buena idea decir el mensaje. Sus labios se movieron y su sonrisa tranquila desapareció.
"Los nuevos reyes iniciaron una guerra civil por toda la 4° capa, solicitamos el refugio de nuestra gente."
-Tal mensaje nos dejó sin palabras, el silencio incómodo rodeó la atmósfera. Él parecía siempre sonreír, pero debe ser el más preocupado por llegar rápido a la capital; su familia y amigos están en peligro. El silencio no duró mucho, rápidamente Reed cambió el tema con una sonrisa otra vez.
"Las estrellas aquí arriba son tan hermosas."
"Me tengo que ir."
-Me levanté de regreso a la carreta. No podía seguir viéndolo, entendí por qué él era así, fingir alegría cuando estás triste, tomártelo con calma cuando estás desesperado. ¿Quién puede ser así? Si llegara corriendo al capital reclamado por la ayuda fácilmente sería echado. Está formando relaciones para que tenga gente a su favor, sin embargo, es lento. Cuánto tiempo lleva ya desde que se fue de su hogar.....
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-En la mañana siguiente, todos estaban ordenando sus equipajes para salir de nuevo rumbo a la capital. Thomas estaba contándole a mi madre sobre su sueño de ser caballero, Alan estaba con mi padre, que estaba platicando con otros viajeros mientras que él parecía estar más atento a Dayan que a la distancia estaba afilando su espada. Por mi parte, no quería bajar de la carreta, la conversación de la noche anterior habia sido muy...
"Hola."
-A espaldas mía una persona se apoyó en la carreta. No podía voltear, era la misma voz alegre... Mientras Reed con una mirada suave veía a los demás comenzó a hablar
"Sabes, una vez conocí a uno de los héroes. Aunque no lo parezca, soy más viejo de lo que crees, pero aún me consideran un niño."
"...."
-No sabía qué decir, ¿A que quería llegar? así que solo esperé en silencio.
"El héroe que conocí no era muy diferente a ti; siempre llevaba un libro en su cintura como ese que traes, solo que el suyo hablaba de un mundo tan increíble que pensarías que era mentira."
"Le encantaba investigar, No comía, y casi siempre lo encontrabas entre libros, realmente no se preocupaba por él... pero sobre todo siempre sonreía. Tenía un cabello verde fresco como los árboles además de siempre estar revuelto como raíces."
-Su tono de voz se hacía cada vez más sincero y alegre, aunque contenía algo de tristeza.
"Nuestro encuentro podría llamarse milagro, en una guerra donde no puedes confiar en nadie, él extendía su mano a quien lo necesitara, sin fijarse en tu pasado o futuro…"
"La última vez que lo vi, me hizo una promesa que cumplió hasta ….."
-Su voz se detuvo mientras miraba hacia el bosque; "chsk" oí un chasquido. Pronto recuperó el ánimo y continuó hablando.
"Yo también prometí algo, así que debo cumplirlo, ¿entiendes?"
"Las promesas que hagas en el futuro espero que no las rompas."
-Sentía pena al escuchar su historia; mis ojos solo podían centrarse en mis pies, mis manos no dejaban de juguetear. Quería decir algo, pero no sabía cuáles eran las palabras correctas.
"2 Meses."
-¿A qué se refiere?
"Han pasado 2 meses desde que me fui de mi hogar; por fin veré al rey de Calix."
"Así que no falta mucho."
-Ya veo, se dio cuenta de lo que siento y trata de calmarme, porque piensa que revelaré su identidad, pero yo nunca haría eso.
-Con un tono un poco fuerte, pronuncié: "Cumpliré con mi promesa, no debes preocuparte", volteando para verlo, ya no estaba a mi espalda. Busqué con la mirada, pero no estaba... incluso cuando quise bajarme, mi padre y Alan ya estaban de regreso, y la caravana ya se había puesto en marcha.
-Cada tanto buscaba a Reed desde la carreta, pero no lo veía, así pasaron las horas y horas, hasta que se pudo ver un gran claro lleno de cultivos dorados, verdes, rojos, cada color que se podía imaginar. Una ráfaga de viento repentina removió mi cabello; la bufanda negra que me cubría onduló por la brisa de la montaña, dejándome sentir el sol.
-Pronto, una ciudad dorada con techos azules se veía a la distancia, con grandes puntos cristalinos que en realidad eran lagunas que alimentaban toda esta, formadas por las cascadas de los muros que protegían a la capital, también conocidas como las lágrimas de Calixto...