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Chapter 2 - ¿Porque me pasa esto?

El castaño se dirigió a ella en pasos cortos, la observó detenidamente por unos minutos, la tomó por la espalda y la fue empujando suavemente hacia el comedor.

_ Hay muchísimas cosas que aún no sabes de mí, Rachel _ dijo _ Ven, siéntate, vamos a desayunar _ le indicó mientras tiraba de una silla para que esta se sentara _ Mis padres no están así que solo somos tú y yo _ sonrió cálidamente.

Mateu volvió a por los platillos que él había preparado y los sirvió todos en la mesa, Empezaron a desayunar y ninguno de los dos decía una palabra. Rachel lo observó durante un rato, decidida a romper el hielo.

_ ¿No piensas casarte o tener una novia? _ preguntó ella sin apartar la mirada de él _ Porque que yo sepa, no has tenido ninguna relación.

El castaño dejó el cubierto y apartó el plato a un lado. Se limitó a mirar a Rachel, permaneciendo en silencio durante unos minutos mientras ella lo observaba atentamente, esperando su respuesta. 

_ Pues sí _ respondió él.

_¿Qué esperas? _ preguntó ella.

Él suspiró pesadamente, agachó la cabeza y llevó su mano hacia su cuello, frotándolo suavemente, inhalando un poco de aire fresco exclamó. 

_Que la persona que amo con todo mi corazón se fije en mí y me ame tanto como yo a ella _ dijo levantando la cabeza mientras la miraba.

Después de decir aquellas palabras, ambos se quedaron en silencio. Rachel dudaba si hacerle otra pregunta y Mateu solo pensaba en quedarse callado. Debido a que no sabía qué hacer, dado que el ambiente se había vuelto incómodo, se limitó a recoger la mesa y lavar los platos.

 Mientras lo hacía, pensaba en qué estaba haciendo y se preguntaba una y otra vez: ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué hago este tipo de cosas? Ella no me ama y no creo que lo haga. No se da cuenta de todas las cosas que hago con la intención de que lo sepa.

El castaño pasó sus manos por su cabello, empujándolo hacia atrás con pesadez. Sentía una gran presión en el pecho y apretó fuertemente su camisa con una de sus manos. Una lágrima brotó de sus ojos, no sabía por qué empezaba a sentirse así, ya sea por el hecho de que ella no se diera cuenta de que él la amaba o porque simplemente no sabía nada.

Tomó su celular y lo guardó en el bolsillo izquierdo de su pantalón. Luego, en pasos lentos, se dirigió hacia su habitación. Al llegar, solo se dedicó a tumbarse sobre la cama, cubrió su rostro con la almohada y gritó vigorosamente.

_ ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¿Por qué me pasa esto a mí, por qué a mí? _ dijo mientras apretaba más fuerte la almohada y hundía su rostro aún más en ella _ Solo somos amigos.

Ser directo en este tipo de casos no era lo suyo, no podía negar que la amaba con todo su corazón, pero dudaba simplemente de confesar sus sentimientos hacia ella debido a que algo le decía que su amistad podría colapsar en ese mismo instante con tan solo decirlo.

Se escucharon unos golpes en la puerta, él simplemente los ignoró y entonces la manija empezó a girar, revelando así a Rachel.

_ ¿Mateu, estás bien? _ preguntó ella preocupada _ ¿Te pusiste así por la pregunta que te hice? Dime si dije algo mal o sí pregunté algo fuera de lugar.

La castaña se acercó a él y se dirigió a la cama con pasos lentos. Se sentó a su lado y pasó su mano por el pelo de Mateu. No podía negar que se sentía mal al verlo así, ya que no sabía qué había dicho o hecho mal que ocasionará que él se sintiera de ese modo.

_ ¿Por qué no me cuentas qué te pasa? _ propuso ella _ Así podré entender lo que te está pasando. No sería tan malo para ti y te ayudaría a liberarte un poco.

Mateu se giró hacia ella y se limitó a observarla durante unos minutos. Sus ojos se habían vuelto rojos de tanto llorar y su nariz comenzó a arder debido al enrojecimiento. Suspiró profundamente, quería decir algo, pero sus ojos se nublaron nuevamente con lágrimas.

_ Me siento tan mal _ dijo él mientras una lágrima recorría su mejilla _ Siento un dolor tan grande aquí _ llevando su mano a su pecho, continuó _ Está acabando conmigo sentirme así me está lastimando bastante, ya no puedo más, no lo aguanto, no puedo sobrellevarlo.

_ Mateu, yo...

Interrumpida por los golpes provenientes de la sala, Rachel optó por dirigirse a la sala para averiguar quién era el causante de aquellos ruidos molestos, dejando a Mateu recostado en su habitación. Al llegar a la puerta, la abrió y allí vio a un chico alto, de estatura de 1.80 metros, pelo negro crespo y ojos verdes. Lucía unos vaqueros y una camiseta de tela suave.

_ Hola, ¿me podría decir quién es usted y a quién busca? _ preguntó Rachel sin apartar la vista de él.

_ Hola señorita, mi nombre es Ethan. Mucho gusto _ dijo mientras no dejaba de mirarla _ Estoy buscando a Mateu. ¿Se encuentra él en casa?.

Rachel optó por quedarse callada y permaneció en silencio mientras especulaba por qué aquel chico la miraba de esa manera. Sin embargo, mientras lo hacía, se le hizo un nudo en el estómago y empezó a sentir sensaciones extrañas, cosas que surgían cada vez que ella lo volteaba a ver. Cuando finalmente decidió hablar, fue interrumpida por Mateu.

_¡Oh Ethan, qué haces aquí, amigo?_ preguntó Mateu mientras bajaba las escaleras para ir hacia ellos. _Pensé que seguías de viaje, ¿cuándo regresaste a la ciudad?

Mateu se acercó a Ethan y ambos se fundieron en un largo y cálido abrazo. Las palmadas en la espalda se escucharon y la felicidad de que su amigo hubiera vuelto antes de lo esperado se podía ver en Mateu. Estaba tan feliz que no podía explicar sus emociones con palabras.

Las horas pasaron y los tres continuaron disfrutando de su encuentro. Estaban en el Salón de visitas. Rachel estaba quieta en el sofá mientras observaba a Mateu y a su amigo conversar. La castaña no apartaba la vista de Ethan, algo que Mateu notó, pero él simplemente lo ignoró pensando que seguramente a Rachel le parecía agradable y por eso lo observaba de esa manera.