Las discusiones se desvanecieron lentamente, dejando un silencio incómodo en la sala virtual. Los siete individuos intercambiaron miradas entre ellos, cada uno evaluando la sinceridad en los ojos de los demás. La cabeza de lobo les había dejado con más preguntas que respuestas, y la urgencia de encontrar una salida se mezclaba con la ansiedad de lo que les esperaba.
Roberto rompió el silencio, su tono tranquilo intentando calmar los nervios que colmaban la habitación.
— Debemos entender primero por qué estamos aquí antes de enfrentarnos a esas pruebas. ¿Alguien tiene alguna idea?
Los demás se miraron entre sí, y tras un momento de dudoso silencio, David tomó la palabra.
— No tengo ni idea de cómo llegamos aquí, pero estoy seguro de que esta inteligencia artificial de lobo tiene algo que ver con ello. ¿Alguien la conoce?
Las cabezas se movieron negativamente en respuesta. Ninguno de ellos había oído hablar de "Core" o de una inteligencia artificial que pareciera un lobo.
— No importa cómo llegamos aquí —intervino Camila con determinación—. Debemos concentrarnos en cómo salir. Pero primero, ¿alguien tiene algún motivo para estar aquí?
Las miradas se volvieron hacia Bianca, la influencer italiana con su aura de superioridad. Ella, a pesar de su actitud, se sentía incómoda bajo esa atención.
— No tengo idea. Debería estar en una pasarela o en algún evento exclusivo, no atrapada en este lugar.
Las miradas recorrieron la sala, buscando alguna señal de complicidad o conocimiento. Sin embargo, ninguna conexión obvia se formó entre ellos.
— Sea cual sea la razón, estamos en esto juntos —declaró Linnea, la escandinava, con una voz suave que parecía transmitir una extraña tranquilidad—. No ganaremos nada desconfiándonos entre nosotros.
Los siete asintieron, reconociendo la verdad en esas palabras. A pesar de las diferencias, estaban unidos por las circunstancias desconocidas que los habían reunido en "Core".
Mientras discutían estrategias para enfrentar las pruebas, una chispa de interés surgió entre Tomoko y David. Aunque no era evidente para los demás, sus miradas fugaces y sonrisas cómplices insinuaban una conexión más allá de las palabras.
La sala digital vibraba con la energía de la incertidumbre y la expectación. No solo enfrentarían pruebas físicas y mentales, sino que también deberían superar las barreras personales que se estaban formando entre ellos. Unidos por el misterioso destino que los había unido, los siete individuos se prepararon para enfrentar los desafíos que les esperaban, sabiendo que sus vínculos inesperados podrían ser su mayor fortaleza o su perdición.