Chereads / Infinitus: Tomo 2 / Chapter 12 - Capítulo 12: La auténtica ira

Chapter 12 - Capítulo 12: La auténtica ira

Aiden fue directamente a la habitación al final del pasillo de la biblioteca de las brujas, al abrir la puerta pudo presenciar el anillo de tierra, un anillo metálico marronáceo cuyo destello era similar al de la luz reflejada en las rocas. Aiden tomó el anillo y tal y como dijo Aradia el lugar empezó a derrumbarse, Aiden se puso el anillo de tierra rápidamente en su dedo meñique izquierdo y se abrió paso a través de las rocas llegando hasta una cueva donde podría tomar el aire.

Aiden miró su mano izquierda con orgullo y esbozó una sonrisa al ver los cuatro anillos elementales.

–Maya… Por fin me he convertido en el deiak que tanto deseabas –dijo Aiden al aire, deseando que su querida esposa pudiera verlo.

–Puedo ver que sin duda has recorrido un largo camino, Aiden –dijo la princesa Kaira, que acababa de llegar a la cueva. Aiden se quedó paralizado y no sabía cómo reaccionar.

–Princesa Kaira… –fue lo único que alcanzó a decir. Aiden recordaba la promesa que le había hecho y se sintió abrumado.

– Aiden, quisiera que me hicieras una promesa. Protégelas. Jamás dejes que les pase algo. Son muy preciadas para mí – Kaira ofreció su puño para que Aiden chocara el suyo y sellaran la promesa. Sin dudar un instante, Aiden accedió y sellaron la promesa.

La princesa Kaira se acercó a Aiden y lo envolvió en un cálido abrazo.

–Deja de pensar que estás solo. Has ayudado a muchas personas en tu viaje. He seguido tus pasos y he podido verlo. Has dejado una marca en ellos; te respetan y te apoyan –comentó Kaira en tono agradable. Aiden miró hacia otro lado con expresión afligida.

–Fue culpa mía, lo siento… –añadió Aiden, pero Kaira solo acarició su pelo.

–Deja de culparte por su pérdida. Sé que hiciste todo lo que pudiste y que mantuviste tu promesa hasta el final. Sé que no es mucho, pero al menos ya puedes quitarte ese peso de encima –respondió Kaira, y Aiden la abrazó más fuerte–. No me fallaste. Yo también las extraño, y no pasa un día sin que llore por ellas, pero sé que me pasaron el deber de cuidarte, y te cuidaré a partir de ahora.

–Lamento interrumpir una reunión tan entrañable –tanto Aiden como Kaira se pusieron alerta. Jade también había llegado a la cueva, y Aiden tomó una postura desafiante–. Ha llegado la hora de ponerte a prueba. ¿Crees poder con ella? La última vez no pudiste hacer nada contra mis quimeras –prosiguió Jade y luego se dio la vuelta–. Te estaré esperando fuera. No tardes, llevo mucho tiempo esperando –tras decir esto, Jade desapareció de su vista.

Aiden se giró hacia Kaira decidido, y la princesa comprendió rápidamente las intenciones de Aiden.

–Lo entiendo. Ese es el deber de un héroe –comentó Kaira con tono serio.

–Estás equivocada. Nunca fui un héroe, pero acabaré con ellos de cualquier manera. –Respondió Aiden con tono serio, y Kaira esbozó una sonrisa.

–Cuando nos volvamos a ver, te daré mi bendición. Aún no puedo dártela porque, como no posees la mitad de tus emociones, el impacto sería demasiado para ti. También te contaré sobre las bendiciones. –La princesa hizo una reverencia, y Aiden quedó impresionado–. Mucha suerte, Aiden, o mejor dicho, deiak. –Aiden asintió, y la princesa vio cómo Aiden se iba tras Jade para así acabar con la siguiente etapa de su vida.

Rakku fue golpeado y lanzado al suelo. Frente a él, había una mujer de unos treinta años, no muy alta.

–Por última vez, Rakku, nadie espera nada de ti, pero no podemos permitir que salgas al ataque sin más. –Afirmó la pequeña mujer con tono enfadado. –Aún no sabemos quién eliminó a Marbas. No podemos asegurar que fuese el deiak. Necesitamos que uses tus bakkus para averiguarlo.

–Ya os lo he dicho. Yo seré quien se haga con el diamante de Varah. –Respondió Rakku ofuscado, pero quedó paralizado del miedo al oír una amenaza.

–Tal vez quieras ver nuestras habilidades en acción. –Respondió otro de los miembros de la organización. Su aspecto era similar al de un hombre caballo musculoso, pero con patas de araña. A su lado, tenía a una adolescente que aparentaba ser mayor de trece años, pero con una ominosa armadura y un escudo que flotaba a su alrededor.

–La misma Elea dijo que tenemos habilidades dignas de temer. No nos hagas enfadar y obedece. –Comentó la adolescente. Sin embargo, su voz parecía emanar de su escudo. Rakku guardó silencio y quedó inmovilizado.

Aiden avanzó por la cueva y se detuvo cuando se encontró con una de las quimeras. Sin duda, estaba formada por partes de distintos seres vivos y su aspecto era similar al de un demonio, según lo describían en el mundo de Aiden.

–Como agradecimiento por haber venido hasta aquí, responderé una pregunta que quieras hacerme. –Dijo la quimera. Aiden se sorprendió al no ver a Jade a pesar de estar hablándole, pero sabía que no podría entenderla así que hizo su pregunta.

–¿Qué pone en la carta que me diste? –Jade soltó una leve risa ante la pregunta de Aiden.

–No lo recuerdo. Solo se abrirá cuando llegue el momento, así que debes ser paciente. Pero para que no quedes inconforme con la respuesta, te puedo decir que tiene algo que ver con la guerra de los entes. –Respondió Jade de manera directa y seca, sin mostrar el sadismo que la caracterizaba al mentir.

–Está bien, entonces esperaré. –Respondió Aiden, preparándose para el combate.

–Entonces, comencemos. Aunque me temo que voy a tener que obligarte a transformarte. –Dijo Jade. En cuanto lo dijo, una luz llenó la sala y, cuando Aiden recuperó la vista, vio cómo la quimera ahora tenía el aspecto de Efialtes. Sabía que no era él, pero solo verlo despertó una furia interna en Aiden, obligándolo a transformarse en su modo ira.

Aiden se lanzó contra la quimera con todas sus fuerzas y asestó múltiples golpes devastadores. La quimera devolvió algunos golpes para defenderse, pero la superioridad de Aiden era demasiado clara.

–Tu actitud cambia drásticamente a una totalmente agresiva. Solo puedes elegir a quién atacar antes de transformarte. –Comentó Jade mientras Aiden golpeaba repetidamente a la quimera contra el suelo. Finalmente, con un último golpe, logró hacer que la cabeza de la quimera explotara simplemente usando sus puños.

Aiden recuperó su forma normal y pudo ver algo: la imagen de Maya alejándose de él. Aiden comprendió que Maya lo protegía.

–Aunque deba aceptar que ya no podemos estar juntos debido a mi maldición, nunca olvidaré lo feliz que fui a tu lado. Muchas gracias por traerme a este mundo y por hacerme ver la vida de otra manera. –Dijo Aiden para sí mismo, y prosiguió su camino sin volver a pensar en la quimera.

Por su parte, Elea estaba ejecutando poderosos ataques para comprobar que su cuerpo aún podía moverse con propiedad.

«Sé que estás ahí, pude oír tu llamado, deiak, eres el único que puede expiar mis pecados.» Elea pudo ver cómo su mano temblaba levemente por liberar tanto poder; el cráter alrededor, sin duda, era descomunal.

Aiden llegó a la zona de su próximo combate contra la siguiente quimera. Esta tenía una cabeza redonda de la que salían sus patas y brazos, aunque cada extremidad parecía pertenecer a un animal distinto.

–Me has dejado sorprendida. El peso de tus puños es mucho mayor que cuando te enfrentaste al soldado zombie. Este enemigo pondrá a prueba tu forma con el aura del valor, pero antes tienes derecho a una pregunta. –Comentó Jade con un tono que dejaba en claro que estaba disfrutando.

–¿Por qué renunciaste a Maya? –Preguntó Aiden con tono serio.

–Tenía que hacerlo. Si se quedaba a mi lado, la usarían para hacerme hablar. Ella no ve nuestro poder como una salvación, sino como una amenaza. Y ten claro que también irá a por ti. –Respondió Jade con tono afligido.

–¿De quién hablas? –Dijo Aiden confuso.

–No puedo recordarlo. –Respondió Jade para cambiar rápidamente de tema–. Como sea, prosigamos con tu prueba. Supe que no tuviste el valor para ver a la princesa Kaira tras lo que pasó. ¿Crees poder seguir huyendo de las promesas que no puedes cumplir?

Aiden apretó sus puños y se transformó en su modo valor, lanzándose contra la quimera. La criatura intentó defenderse, pero no llegó a tiempo. Aiden se movió a gran velocidad, atacando desde todos los ángulos posibles. Aunque la quimera resistió, finalmente cayó al suelo exhausta. Aiden se interpuso y la sujetó, utilizando su habilidad de premura. Apareció tras la quimera y esta recibió cientos de golpes en un instante.

–Conozco esa habilidad. En la guerra de los entes me enfrenté a un ente capaz de moverse de manera diferente en el tiempo, sin duda Aiden la ha heredado, lo que significa que ha cometido un tabú. –Dedujo Jade mientras Aiden seguía mostrando su superioridad contra la quimera. Por momentos, la quimera podía igualar la velocidad de Aiden, pero él mantenía la ventaja. –La victoria ya le pertenece. Ha incrementado sus poderes meditando durante su estadía en la biblioteca de las brujas. Gracias, Aradia Lunanova, le enseñaste bien. –En ese momento, Aiden, con un ataque potenciado por su aura, logró acabar con la quimera. Sin embargo, al girarse para ver su cuerpo desaparecer, se sorprendió al ver que el cadáver seguía ahí. –Este es el resultado de crear vida artificial. Las leyes no lo perciben como un ser vivo y por eso jamás pasará a convertirse en energía. En mi búsqueda por la inmortalidad, he visto muchas burlas a las leyes. Por cierto, tu valor es mucho mayor que cuando te enfrentaste al coronel Ezpeleta. Sin duda, estás a un paso de acceder a un poder mayor.

Calibur había reunido a algunos miembros del grupo para revelarles la verdad: el motivo de su trato con Raiden y por qué Raiden debía volverse más fuerte.

–Y ese es el motivo por el cual debemos ir a otro mundo conocido como la tierra de Uthird. Mientras más tiempo pase, nuestro enemigo se vuelve más poderoso. Debemos eliminarlo antes de que aprenda a dominar los Ojos del Infinito. –Explicó Calibur. Pero de repente, Elea llamó la atención de todo el grupo.

–Jamás podréis vencer al deiak. El nivel que tenéis es demasiado bajo. Dudo mucho que un deseo tan tonto como ese pueda ayudaros contra él. –Añadió Elea con tono seco.

–¿Pero de qué hablas? –Respondió Calibur, visiblemente molesto. –El deseo de mi compañero es noble… –Antes de que Calibur terminara su frase, Elea alzó su mano con intención asesina, casi a punto de liberar un ataque aural.

–¡Si os acercáis al deiak, os mataré! –Exclamó Elea, mostrando un destello de desesperación en sus ojos. –¡Él es el único que puede salvarme! ¡No tenéis ni idea de lo que he pasado! –Tras eso, Elea bajó la mano. –Esto ha sido solo una advertencia. Pero la próxima vez que atentéis contra la vida del deiak, no dudaré en mataros. –Raiden bajó la cabeza con expresión apenada.

–Entendido… –Respondió Raiden, con tono apenado, mientras Elea se marchaba con indiferencia.

Aiden había llegado hasta la última quimera. Esta no parecía estar hecha de partes de criaturas; su cuerpo era femenino y completamente negro, salvo por las sombras del relieve de su cuerpo y sus ojos que mostraban el aura de la soledad, lo que hacía parecer que era solo una silueta.

–Te presento a Nayru. En lugar de ser una quimera, es algo mejor; se trata de un homúnculo. Ella me ayudará a entender cómo actúa tu forma de soledad. –Comentó Jade emocionada.

–No tengo la menor intención de ayudarte. –Respondió Aiden con tono calmado, pero Jade solo se rió sádicamente.

–Me imaginaba que dirías algo así. Es por eso que te he preparado esto. –Respondió Jade. Justo entonces, hubo un cegador resplandor de luz. En cuanto Aiden pudo incorporarse de nuevo para ver bien, frente a él se encontraba Maya, o al menos una ilusión de ella.

–Hola, mi amor. Te ves muy bien. Me alegro de que te gustara la gabardina que te regalé. –Cada palabra de la Maya falsa llegaba a Aiden como si fueran cuchillas; era tan real que incluso podía creérselo. –Escucha, amor, tienes que hacer caso a Jade en todo lo que te diga. Después de todo, ahora es tu suegra y me gustaría que os llevéis bien. –El tono de la Maya falsa era como una pequeña riña, similar a cuando obligan a un niño pequeño a saludar a alguien que él no conoce. Sin duda, si las cosas hubieran ocurrido de manera diferente, sería exactamente como hablaría Maya. Aiden corrió hacia la Maya falsa para abrazarla, pero al hacerlo, se desvaneció en sus brazos. Aunque fuese una ilusión, era como si volviese a pasar, como si Maya volviese a morir en sus manos.

Jade soltó una leve risa con un tono sádico y maquiavélico.

–Aunque sabías que no era la real, corriste a abrazarla sin dudarlo. ¿Tantas ganas tienes de verla? –Comentó Jade con un tono tan macabro que cualquiera temería. Las manos de Aiden temblaban por la impotencia del recuerdo de la muerte de Maya, un recuerdo que tenía grabado a fuego en su mente, tan vívido que incluso podía sentir cómo se desvanecía de entre sus brazos.

–¿Por qué no jugamos un poco?… ¡Veamos quién llega más rápido al infierno! –Exclamó Aiden con un grito desesperado para luego transformarse a su modo soledad. Esta vez, de su espalda salían rayos de aura que caían. Rápidamente, el homúnculo disparó a Aiden en la cabeza, haciéndole levantarla por la potencia de este. Pero Aiden agarró su cabeza con la mano y volvió a colocarla mirando al frente mientras soltaba una risa tanto o más sádica que la de Jade.

–Tengo el mal hábito de matar… –A gran velocidad, Aiden se colocó justo tras Nayru –Y no puedo dejarlo… –Tras decir esto, Aiden golpeó a Nayru en la cara, mandándola contra la pared de un solo golpe. –Ten mucho ojo cuando peleas. –Tras comentar esto, Aiden abrió su mano y dejó caer un ojo que le había arrancado a Nayru con ese golpe. La homúnculo temblaba de miedo al ver de lo que era capaz esa forma. Se puso en pie y empezó a disparar múltiples veces hacia Aiden.

–Los disparos de Nayru tienen la capacidad de ir a la velocidad de la luz. Además, tiene como habilidad que cada disparo es más poderoso que el anterior. –Comentó Jade para sí misma, cuando de pronto notó que la clara de los ojos de Aiden se habían vuelto moradas. –Una habilidad psíquica, ha estado atrapando los disparos de Nayru… –En cuanto se percató de esto, tanto ella como la homúnculo se dieron cuenta de la enorme esfera de disparos que Aiden había atrapado sobre su cabeza –¡Nayru, tienes que escapar! –Exclamó Jade, pero Aiden inmovilizó a la homúnculo con su habilidad para que no pudiese escapar.

–Tranquila, solo es la muerte, nada serio… será rápido. –Comentó Aiden justo antes de lanzar su ataque, acabando rápidamente con la vida de Nayru.

–¡Aiden, detente! –Exclamó Jade. En ese momento, Aiden se destransformó y cayó al suelo mientras tosía sangre y sentía un fuerte dolor en el pecho. En ese momento, Aiden recordó la historia que le contó Aradia sobre la princesa de la misericordia.

–La manera en que logró otorgar habilidades a sus seguidores fue mediante las ekanitas. El uso de las ekanitas se considera un tabú y se castiga acortando tu vida a la mitad. Si eres tan longevo como dices, entonces las leyes buscarán la forma de matarte. –En ese momento, Aiden recordó cuando se desmayó en la mina del renacimiento y por qué Haila destruyó tantas ekanitas aquel día.

–Aún no es hora de morir… –Dijo Aiden mientras observaba la sangre que caía de su boca, apretando los puños por frustración. Se puso en pie con determinación y continuó su camino para salir de la cueva. Una vez afuera, divisó a Jade al borde de un acantilado, con un enorme lago justo detrás de ella.

–Aiden, he determinado que eres una amenaza. Si no fuera por ti, Maya aún estaría viva y la princesa Aria seguiría con nosotros. No eres digno de llevar el apellido de Maya. –Las palabras de Jade se clavaban en Aiden como cuchillas, y en cierto modo, él también creía que tenían algo de verdad. –Acabaré contigo para proteger Varah de tu maldad. ¿A cuántas personas más tienes pensado llevar contigo, maldito asesino? –Jade utilizó su aura para transformarse de nuevo en la criatura gigante de aura que Aiden ya había visto en el pasado.

Aiden se preparó rápidamente y utilizó los Ojos del Infinito. Jade lanzó múltiples golpes, pero Aiden aprovechó los sellos de protección restaurados en su gabardina para bloquear todos los ataques. Jade se dio cuenta de que esos sellos eran obra de Maya. Luego, Aiden utilizó otro sello para hacer explotar las manos de Jade y la golpeó con fuerza, haciéndola caer al lago. En ese momento, Jade recordó las palabras de la princesa Kaira.

– No solo puedo ver las posibilidades, basándome en información, solo con pensar en una situación puedo calcular las probabilidades.

«¿Está insinuando que no puedo vencer a Aiden en un segundo encuentro porque él ya ha aprendido de mí?» Jade emergió del agua, pero justo encima de ella, Aiden había formado una enorme bola de fuego, amplificada aún más con el sello de impulso de atributo. Aiden lanzó la bola y Jade no tuvo más opción que recibir el ataque de lleno.

Aiden sacudió el polvo de su ropa cuando, de repente, un enorme pincho emergió del suelo, unido a lo que parecían ser cables. El pincho se lanzó a gran velocidad y atravesó el pecho de Aiden. En ese momento, Jade se elevó desde el acantilado, pero su aspecto era diferente: la mayoría de su ropa se había calcinado, sus manos estaban unidas a su cuerpo a través de los mismos cables que atravesaban a Aiden, y la parte inferior de su cuerpo era un gran enredo de cables que se extendían por debajo de la tierra.

–Aquella vez dejé que Maya me derrotara. Necesitaba que avanzara sin depender de mí, y fingir mi muerte fue el mejor método. Además, me dio la oportunidad de reconstruir mi cuerpo. Yo soy la cuarta quimera, la quimera perfecta. –Anunció Jade, extendiendo sus manos para que Aiden pudiera ver su cuerpo completo. Aiden agarró con fuerza los cables e intentó sacarlos de su pecho, pero Jade lo sacudió y luego lo lanzó contra una roca.

–Eres demasiado valioso para mí, por eso no puedo permitir que ella te toque. La leyenda del deiak termina aquí. –Tras decir esto, Jade clavó cientos de estocadas contra Aiden.

Aiden recordó la promesa que le hizo a Maya hace tiempo, justo antes de desangrarse

–Esta esencia se siente tan bien... Tu verdadero yo... –Dijo Maya, acurrucándose en el pecho de Aiden modo valor.

–Nunca más permitiré que me veas como alguien cegado por la ira –Juró Aiden, acariciando el suave y rubio cabello casi blanco de Maya. –Te amo –Sus palabras eran sinceras y brotaban de su corazón.

–Lo siento… –Susurró Aiden, y luego soltó un potente grito lleno de furia. Se rodeó de una enorme cantidad de aura, y Jade sintió una presión abrumadora en el aire.

–¿Qué demonios te está pasando? –Preguntó Jade, aterrada. De repente, Aiden tiró de ella con una fuerza abismal y la golpeó contra la roca. Fue entonces cuando lo vio: el aspecto de Aiden había vuelto a cambiar. Ahora era mucho más grande y su apariencia claramente era la de una bestia. Sus piernas se asemejaban a las de un cánido, mientras que la parte superior de su cuerpo seguía siendo humanoide, pero mucho más musculosa. Estaba cubierto de pelaje rojo, excepto en su pecho y abdomen. Su rostro tenía un morro similar al de los perros de raza peligrosa, y su cabello se alargó hasta casi llegar a su cintura. En su espalda, portaba unas alas membranosas similares a las de un murciélago.

Aiden agarró a Jade por los cables que salían de su cuerpo y la golpeó repetidamente contra el suelo con una fuerza abrumadora.

«La ira en su tercera y última etapa… La presión que genera a su alrededor es descomunal…» Jade intentó defenderse, pero cada vez que lo intentaba, Aiden la golpeaba con una fuerza abrumadora. «Da igual lo que quiera hacer, él ya pertenece a otro nivel…» Aiden soltó otro grito de furia y todas las princesas pudieron sentirlo; todas pudieron percibir cómo Aiden se sentía.

–Puedo sentir un profundo rencor… –Comentó la princesa Alina.

–Así que así es como te sientes en realidad… –Dijo la princesa Halia. La princesa Mia solo tembló de miedo al sentir una ira tan grande.

–No puedo creer que todo este tiempo estuvieras ocultando una furia similar… –Añadió la princesa Kuymi.

–Nunca imaginé que te sintieras así, esta ira está a otro nivel… –Dijo la princesa Kaira.

–Así que este es tu poder… deiak… –Comentó Elea, impresionada.

Aiden continuó su paliza golpeando a Jade con total ferocidad, quien no pudo defenderse. En poco tiempo, Aiden atrapó a Jade con sus enormes manos y apretó con gran fuerza.

«Así que este será mi final…» Jade comenzó a derramar lágrimas. «Sé que mi nombre está manchado, pero siempre he protegido Varah desde las sombras…» Aiden apretó con más fuerza, haciendo que Jade sintiera que sus ojos iban a salir de sus cuencas. «Nadie ha confiado en mis intenciones desde entonces… excepto tú, mi pequeña… Tú eras mi razón para seguir viviendo, eras la razón por la que me rebelé y la razón por la que quise salvar nuestro reino… Ahora no me queda otra opción… Usaré la bomba suicida.» Jade comenzó a brillar en color amarillo y posteriormente explotó, sin darle oportunidad a Aiden de escapar.

A los pocos segundos, el destello de la explosión se disipó y se pudo ver cómo unas esferas de luz rodeaban a Aiden, quien había vuelto a la normalidad. Se trataba de las Hespérides, que habían acudido a Aiden.

–Aiden Astross, el sucesor de Adar y portador de la maldición del condenado, te otorgamos el rango de Deiak. Tu misión será salvar a Varah. –La voz de las Hespérides era femenina y agradable, aunque parecía que las cinco esferas de luz hablaban al mismo tiempo. –Te llevaremos a tu mundo para que puedas despedirte como es debido. Justo entonces, se abrió un portal de luz y las Hespérides dejaron caer a Aiden suavemente sobre este.

Mientras viajaba, Aiden recordaba a todas las personas que había conocido durante su viaje, reviviendo todos sus recuerdos y recordando a los amigos que había hecho. Recordó sus promesas y se dio cuenta de que aún le quedaba un largo camino por recorrer para convertirse en el héroe que prometió ser para su amada.