Unas semanas después el grupo estuvo en condiciones para reanudar la marcha y lo hicieron con premura, Natasha quería salir del bosque y reencausarse en su viaje. La zona tenía una buena cantidad de animales pequeños que cazar y algunos frutos que les sirvieron para aprovicionarse durante su estancia y la lluvia les proveía de agua. El nombre que Natasha dió al cachorro fue "Everst" quien actualmente camina junto a Natasha. Durante el tiempo que estuvieron detenidos Natasha logró encontrar una posible ruta que los conduciría a alguna ciudad, o eso creía y si no sería a algún camino.
El grupo pronto se encontró con marcas dejadas por las ruedas de algún vehículo, las siguieron en el sentido de flujo de un río cercano. Esto fue más una decisión aleatoria pues no estaba segura de hacía dónde debían de seguir, pero al menos había una ruta. Llegaron de esta manera a un prado, en el que las marcas empezaron a no ser tan claras pues, aparentemente no hubo tanto barro en el lugar al ser creadas. Caminaron un rato y vieron estructuras parecidas un tanto a pilares. Ella se dió cuenta que eran marcas de la "corrupción" no sabía que tanto había avanzado, pues ni sabía que tanto había ella recorrido pero no era una vista agradable. Afortunadamente estaba lejos y ella siguió con el viaje.
Dos días más tarde, encontró un asentamiento y consiguió dejar atrás la zona corrupta. Después de completar el registro en la entrada, se adentró al pueblo. Este con edificios de 1 a 2 plantas era, al menos por su apariencia una zona residencial. El pueblo era uno mediano con alrededor de 100 de las viviendas que en la actualidad eran más usadas por las milicias locales y que muchos residentes se retiraron de este pueblo.
El sistema que se adoptó en varios países como este por los peligros de la radiación fue poner al ejército a resguardar zonas cercanas a las ciudades contaminadas. Esto supuso que el personal fuese escaso y se dió paso a la creación de milicias locales supervisadas por las bases militares adyacentes.