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Chapter 10 - cap 10

La cueva resonaba con un silencio pesado mientras Ignus enfrentaba la desconfianza y la incertidumbre que flotaba entre los dragones. Decidió emprender un viaje para buscar respuestas más profundas, dejando la cueva temporalmente en manos de la comunidad, con la esperanza de que el tiempo y sus acciones demostrarían la verdad detrás de su conexión con Dreik y Euan.

En su búsqueda, Ignus exploró tierras distantes, siguiendo las pistas de antiguos relatos y leyendas. Encontró santuarios olvidados y consultó con dragones sabios que conocían la historia de los oscuros y celestiales. Cada paso lo acercaba a una comprensión más profunda de su propósito y del enigma que envolvía su existencia.

En el camino, se encontró con dragones oscuros que, al igual que él, buscaban artefactos perdidos y conocimientos antiguos. Algunos eran aliados en esta búsqueda compartida, mientras que otros veían en Ignus una amenaza. Surgieron conflictos y alianzas efímeras en medio de la competencia por el poder.

En una antigua biblioteca dragónica, Ignus descubrió textos que detallaban la creación de Euan y cómo Seles, el Archidragón oscuro, lo había forjado para contener su propia magia antes de su caída en la batalla. Esta revelación profundizó la comprensión de Ignus sobre la herencia que llevaba y el legado que Euan representaba.

Al mismo tiempo, en la cueva, la comunidad de dragones se enfrentaba a la tarea de reconciliar sus dudas. Algunos, influenciados por el miedo y la desconfianza, mantenían reservas hacia Ignus, mientras que otros intentaban comprender la complejidad de su conexión con Dreik y Euan.

Ignus, a medida que avanzaba en su viaje, experimentaba visiones más claras de Dreik y Seles, y la relación entre ambos se volvía más evidente. La historia de amor y tragedia que marcó la vida de Seles dejó una marca indeleble en Ignus, quien sintió una mezcla de compasión y determinación para no seguir los mismos pasos oscuros.

En una cima de montaña, donde el viento susurraba antiguas verdades, Ignus meditó sobre el poder y la responsabilidad que llevaba como portador de Euan. La dualidad de su ser, fusionando la oscuridad de Dreik con la magia de la espada perdida, definiría no solo su propio destino, sino también el destino de aquellos que lo rodeaban.

La cueva, impregnada con la espera de su regreso, aguardaba el momento en que Ignus traería consigo respuestas y revelaciones que, esperaba, restaurarían la confianza perdida y allanarían el camino hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades.La cueva resonaba con un silencio pesado mientras Ignus enfrentaba la desconfianza y la incertidumbre que flotaba entre los dragones. Decidió emprender un viaje para buscar respuestas más profundas, dejando la cueva temporalmente en manos de la comunidad, con la esperanza de que el tiempo y sus acciones demostrarían la verdad detrás de su conexión con Dreik y Euan.

En su búsqueda, Ignus exploró tierras distantes, siguiendo las pistas de antiguos relatos y leyendas. Encontró santuarios olvidados y consultó con dragones sabios que conocían la historia de los oscuros y celestiales. Cada paso lo acercaba a una comprensión más profunda de su propósito y del enigma que envolvía su existencia.

En el camino, se encontró con dragones oscuros que, al igual que él, buscaban artefactos perdidos y conocimientos antiguos. Algunos eran aliados en esta búsqueda compartida, mientras que otros veían en Ignus una amenaza. Surgieron conflictos y alianzas efímeras en medio de la competencia por el poder.

En una antigua biblioteca dragónica, Ignus descubrió textos que detallaban la creación de Euan y cómo Seles, el Archidragón oscuro, lo había forjado para contener su propia magia antes de su caída en la batalla. Esta revelación profundizó la comprensión de Ignus sobre la herencia que llevaba y el legado que Euan representaba.

Al mismo tiempo, en la cueva, la comunidad de dragones se enfrentaba a la tarea de reconciliar sus dudas. Algunos, influenciados por el miedo y la desconfianza, mantenían reservas hacia Ignus, mientras que otros intentaban comprender la complejidad de su conexión con Dreik y Euan.

Ignus, a medida que avanzaba en su viaje, experimentaba visiones más claras de Dreik y Seles, y la relación entre ambos se volvía más evidente. La historia de amor y tragedia que marcó la vida de Seles Los siete reyes dragones oscuros se reunieron en un consejo sombrío, donde la oscuridad resonaba con sus rugidos y las sombras danzaban con sus figuras majestuosas. Entre ellos, Ignus, portador de la dualidad de Dreik y Euan, se encontraba en el epicentro de la decisión que estaba a punto de cambiar el equilibrio de poder en los reinos.

La propuesta de declararle la guerra a los elfos y dioses se había gestado en las mentes de algunos de los reyes dragones oscuros, alimentada por resentimientos ancestrales y ansias de conquista. Ignus, aunque siempre en busca de poder, también tenía sus propias motivaciones, influenciado por las visiones de su conexión con Dreik y la oscura historia de los dragones.

La sala del consejo resonaba con argumentos y tensiones. Cada rey dragón presentaba sus razones para lanzarse a la guerra, algunos hablaban de venganza, otros de la expansión de sus territorios y, en el caso de Ignus, había una búsqueda de conocimientos y artefactos que solo podrían encontrarse en los reinos de elfos y dioses.

A medida que la discusión avanzaba, Ignus percibía las diversas ambiciones de sus compañeros reyes dragones. Algunos buscaban aniquilar a los elfos por viejas afrentas, mientras que otros deseaban desafiar a los dioses en busca de la supremacía. Ignus, por su parte, veía esta guerra como una oportunidad para desentrañar secretos ocultos en los reinos enemigos.

Finalmente, la decisión fue tomada. Los siete reyes dragones oscuros, incluido Ignus, declararon la guerra a los elfos y dioses. La oscuridad se cernió sobre la sala del consejo, marcando el inicio de una campaña que resonaría a través de los reinos y despertaría temores ancestrales.

Ignus, con Euan a su lado, asintió en acuerdo, sabiendo que esta guerra llevaría consigo no solo la promesa de conquista, sino también la posibilidad de desvelar secretos enterrados en los corazones de los enemigos. La cueva, donde una vez buscó respuestas, ahora aguardaba su regreso con las huellas del destino tejido por la sombra de los reyes dragones oscuros.Los siete reyes dragones oscuros se reunieron en un consejo sombrío, donde la oscuridad resonaba con sus rugidos y las sombras danzaban con sus figuras majestuosas. Entre ellos, Ignus, portador de la dualidad de Dreik y Euan, se encontraba en el epicentro de la decisión que estaba a punto de cambiar el equilibrio de poder en los reinos.

La propuesta de declararle la guerra a los elfos y dioses se había gestado en las mentes de algunos de los reyes dragones oscuros, alimentada por resentimientos ancestrales y ansias de conquista. Ignus, aunque siempre en busca de poder, también tenía sus propias motivaciones, influenciado por las visiones de su conexión con Dreik y la oscura historia de los dragones.

La sala del consejo resonaba con argumentos y tensiones. Cada rey dragón presentaba sus razones para lanzarse a la guerra, algunos hablaban de venganza, otros de la expansión de sus territorios y, en el caso de Ignus, había una búsqueda de conocimientos y artefactos que solo podrían encontrarse en los reinos de elfos y dioses.

A medida que la discusión avanzaba, Ignus percibía las diversas ambiciones de sus compañeros reyes dragones. Algunos buscaban aniquilar a los elfos por viejas afrentas, mientras que otros deseaban desafiar a los dioses en busca de la supremacía. Ignus, por su parte, veía esta guerra como una oportunidad para desentrañar secretos ocultos en los reinos enemigos.

Finalmente, la decisión fue tomada. Los siete reyes dragones oscuros, incluido Ignus, declararon la guerra a los elfos y dioses. La oscuridad se cernió sobre la sala del consejo, marcando el inicio de una campaña que resonaría a través de los reinos y despertaría temores ancestrales.

Ignus, con Euan a su lado, asintió en acuerdo, sabiendo que esta guerra llevaría consigo no solo la promesa de conquista, sino también la posibilidad de desvelar secretos enterrados en los corazones de los enemigos.