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Chapter 9 - Capitulo 9 Los Anderson

Año 2002

Mary Armstrong y Roger Anderson se encontraron por primera vez en su adolescencia mientras asistían a la Escuela Secundaria de Northport, situada en la ciudad de Huntington. Desde el inicio, ambos se destacaron en sus respectivas actividades escolares, lo que les permitió cruzar caminos en diversas ocasiones.

Mary, con su piel clara y figura esbelta, tiene un cabello negro que cae suavemente sobre sus hombros, enmarcando su rostro bien definido y sus cautivadores ojos esmeralda, que acentúan su belleza innata. Su presencia en el club de porristas la convierte en una figura popular entre sus compañeros.

Mary era integrante del equipo de animadoras, mientras que Roger se destacaba como uno de los mejores jugadores del equipo de fútbol americano de la escuela. A pesar de su creciente popularidad, Roger no se dejaba llevar por la vanidad y mantenía una actitud humilde entre sus compañeros.

Un día, mientras conversaba con sus amigos en el área de los casilleros, Roger se percató de la presencia de Mary, quien caminaba por el pasillo acompañada de sus compañeras porristas. La radiante sonrisa de Mary y su atractivo físico capturaron su atención de inmediato, marcando el inicio de un profundo enamoramiento.

Desde ese momento, Roger se sintió cautivado por Mary, experimentando un amor a primera vista. Aunque decidió mantener en secreto su interés, comenzó a asistir a los ensayos del equipo de animadoras para poder observarla sin que ella lo notara, lo que le permitió apreciar su encantadora personalidad.

Al finalizar las clases, Roger salió del aula con la intención de regresar a casa. Sin embargo, en el momento en que se acercaba a la puerta de salida de la escuela, fue sorprendido por los gritos de una chica que resonaban en el pasillo. Intrigado y preocupado por la situación, no dudó en actuar y se dirigió rápidamente hacia la fuente del alboroto, decidido a descubrir qué estaba ocurriendo y cómo podía ayudar.

La chica en cuestión era Mary, quien se encontraba en una situación de acoso por parte de Braulio Smith, el capitán del equipo de fútbol americano de la institución educativa. Braulio, un chico de estatura notable, con cabello corto de tonalidad castaña y unos ojos verdes que parecían atravesar a quienes lo miraban, proyectaba una imagen de matón. A pesar de que su interés romántico por Mary había sido evidente, ella había rechazado sus avances en múltiples ocasiones. Sin embargo, Braulio, ignorando sus deseos, decidió que debía tenerla como novia, desestimando completamente su consentimiento.

Roger se acercó a la pequeña ventana que adornaba la puerta del aula de laboratorio y, al observar a Mary en una situación comprometida, intentó abrir la cerradura con urgencia. Al notar que la puerta estaba firmemente cerrada, comenzó a golpearla repetidamente, buscando desesperadamente una forma de entrar. Este estruendo atrajo la atención de Braulio y Mary, quienes se dieron cuenta de que sus gritos habían llegado a oídos de alguien que podría ayudarles. La tensión en el ambiente aumentaba a medida que la situación se tornaba más crítica.

Finalmente, cuando Roger logró abrir la puerta del aula de laboratorio, entró sin pronunciar una sola palabra, su rostro reflejaba una mezcla de determinación y enojo. Se dirigió directamente hacia Braulio, quien parecía sorprendido por la repentina irrupción, y le propinó un fuerte puñetazo en la cara. Este acto de agresión dejó a Mary completamente atónita, incapaz de procesar lo que acababa de suceder. La atmósfera se volvió aún más tensa, ya que las acciones de Roger no solo buscaban defender a Mary, sino que también desataban una serie de consecuencias inesperadas en el aula.

Braulio se incorporó del suelo y se acercó a Roger con determinación, propinándole un puñetazo en el rostro. El impacto hizo que Roger se tambaleara y cayera sobre una de las mesas cercanas, pero su reacción fue rápida; se levantó de inmediato y, con voz firme, le ordenó a Mary que se alejara. La escena sorprendió a Mary, quien no esperaba que Roger interviniera de esa manera. Sin su valentía, la situación podría haber escalado a un nivel mucho más peligroso. La tensión en el ambiente era palpable mientras los dos chicos se enzarzaban en una pelea, intercambiando golpes con una intensidad que reflejaba la gravedad del momento.

La lucha se prolongó durante varios minutos, con ambos chicos mostrando una resistencia notable. Sin embargo, fue Roger quien, en un giro inesperado, logró conectar un golpe en la entrepierna de Braulio, lo que lo hizo caer al suelo, incapaz de levantarse. Ante esta situación, Roger no perdió tiempo y, junto a Mary, abandonó el aula rápidamente. La decisión de Roger de proteger a Mary, a pesar de los riesgos, dejó una impresión duradera en ella, quien comprendió que su valentía había sido crucial para evitar que la situación se tornara aún más violenta.

En un principio, Mary comenzó a sentir una atracción especial hacia Roger, lo que con el tiempo se transformó en un profundo enamoramiento. Tras varios días de interacción, ambos comenzaron a socializar más, lo que les llevó a forjar una sólida amistad. Con el paso del tiempo, esa amistad se convirtió en un romance, y decidieron dar un paso importante al presentarse ante sus padres para compartir la noticia de su amor. Al culminar su etapa en la escuela secundaria, ambos se embarcaron en una nueva aventura académica en la Universidad de Nueva York, donde Roger optó por estudiar ingeniería eléctrica, mientras que Mary eligió la carrera de operaria.

Una vez que finalizaron sus estudios y se graduaron, tomaron la decisión de establecerse en Staten Island, donde disfrutaron de varios años juntos. Cuando Mary cumplió 28 años, se enteró de que estaba esperando su primer hijo, a quien decidieron nombrar Russell. Tras nueve meses de espera, Mary dio a luz, un momento que la llenó de felicidad y orgullo, mientras que Roger se sentía igualmente satisfecho por el logro de su pareja. Ambos se comprometieron a mantener un hogar unido y a garantizar la felicidad de su hijo. Mary estaba dispuesta a hacer sacrificios por el bienestar de Russell, incluso si eso significaba arriesgar su propia vida. Por su parte, Roger se dedicó a ser un padre ejemplar, guiando a Russell en su desarrollo y asegurándose de que creciera como un hombre íntegro y responsable, siempre dispuesto a ofrecerle apoyo y orientación en cada etapa de su vida.

***

Al cumplir dos años, Russell fue el centro de una conversación entre Mary y Roger, donde discutieron la posibilidad de ampliar la familia con un segundo hijo. Roger mostró su apoyo y entusiasmo ante la idea, lo que llevó a Mary a sentirse esperanzada. Con el paso de dos años, la noticia de que estaba esperando su segundo hijo llenó a Mary de una inmensa alegría, anticipando la llegada de un nuevo miembro a la familia. Roger, por su parte, también experimentó una profunda gratitud por la oportunidad de ser padre nuevamente, lo que fortaleció aún más su vínculo familiar.

Mary había comenzado a trabajar como secretaria en Empresa Consulting Group, un puesto que le brindaba satisfacción profesional. Un día, tras finalizar su jornada laboral, decidió unirse a una fiesta organizada por la empresa, que se celebraba en una tarde soleada alrededor de las 3:00 pm. Durante el evento, Mary tuvo la oportunidad de compartir momentos agradables y divertidos con sus compañeros, disfrutando de la camaradería y el ambiente festivo. Sin embargo, al concluir la celebración, optó por retirarse y se dirigió al estacionamiento, lista para regresar a casa y compartir la buena noticia de su embarazo con su familia.

Al encender el motor de su automóvil y emprender el trayecto hacia su hogar, Mary se sentía tranquila, ya que todo parecía transcurrir con normalidad. Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando una intensa lluvia comenzó a caer, dificultando su visibilidad debido al empañamiento del parabrisas. A pesar de las adversas condiciones meteorológicas, Mary se esforzaba por mantener la calma y conducir con precaución, consciente de los peligros que representaba la carretera resbaladiza.

En un momento inesperado, una luz brillante proveniente de un camión deslumbró su vista, lo que llevó a Mary a perder el control de su vehículo. En un intento instintivo por evitar un accidente, presionó el freno con fuerza, pero el camión colisionó con la parte derecha de su auto, provocando que este se volcara. El impacto fue tan violento que Mary perdió el conocimiento, quedando incapacitada para reaccionar ante la situación que se había desarrollado de manera tan repentina y peligrosa.

El conductor del camión, un hombre de tez clara, con ojos marrones y una barba de longitud media, vestía una camisa negra de manga larga, jeans de un tono azul oscuro y calzado marrón. Al darse cuenta de que había provocado un accidente, su rostro se llenó de preocupación y decidió salir rápidamente de su vehículo para dirigirse al automóvil que había volcado, donde encontró a Mary en estado inconsciente. Sin perder tiempo, tomó la decisión de contactar de inmediato a las autoridades y solicitar una ambulancia para que pudiera recibir la atención médica necesaria. Permaneció al lado de Mary, mostrando su preocupación, hasta que finalmente llegó la ambulancia al lugar del siniestro.

Dos paramédicos descendieron de la ambulancia con una camilla, mientras que otros se encargaron de rescatar a Mary del vehículo volcado, que aún se encontraba sin conocimiento. Con extrema precaución, la colocaron sobre la camilla y la prepararon para su traslado al hospital, donde podría recibir la atención médica adecuada. El conductor, aunque angustiado por la situación, se sintió aliviado al ver que los profesionales estaban tomando las medidas necesarias para ayudar a Mary. Su compromiso y rápida acción en ese momento crítico fueron fundamentales para asegurar que la víctima recibiera la asistencia que requería en un tiempo oportuno.

Roger recibió la noticia del accidente automovilístico que había sufrido Mary a través de las autoridades, justo después de que ella saliera de su trabajo en la tarde. Con el corazón apesadumbrado, se dirigió de inmediato al hospital Metropolitan, donde esperaba encontrarla y conocer su estado. Al llegar, se encontró con un médico que había estado atendiendo a Mary, quien se encontraba inconsciente en ese momento. El doctor le comunicó a Roger que, lamentablemente, Mary había perdido a su bebé, una noticia devastadora para él, ya que habían estado esperando con ansias la llegada de su segundo hijo. Además, el médico le proporcionó la información sobre la habitación en la que se encontraba su esposa.

Al entrar en la habitación, Roger vio a Mary reposando en la cama, con algunas heridas visibles en su rostro que reflejaban el dolor de la situación. Con el corazón roto, se acercó a ella y tomó su mano derecha, sintiendo una profunda tristeza al contemplar el estado en el que se encontraba su amada. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, simbolizando el sufrimiento que ambos estaban atravesando. Decidido a no dejarla sola en esos momentos tan difíciles, Roger optó por permanecer a su lado durante toda la tarde, brindándole el apoyo y el consuelo que tanto necesitaba en medio de esta tragedia.

Tras varios días de inconsciencia, Mary finalmente abrió los ojos y, al girar la cabeza, se encontró con la imagen de Roger, quien dormía plácidamente a su lado, aferrando su mano derecha con ternura. Al observar su entorno, se dio cuenta de que estaba en un hospital, lo que le provocó una mezcla de confusión y alivio. En ese instante, los recuerdos del accidente que había sufrido comenzaron a inundar su mente, y su pensamiento se dirigió de inmediato hacia su hijo, acariciándose la barriga con preocupación y amor.

-Roger- susurró Mary al descubrir que estaba dormido a su lado, manteniendo su mano derecha.

Al despertar, Roger se dio cuenta de que Mary también estaba despierta y le sonrió, diciendo: "Mary, me alegra verte despierta. Estaba muy preocupado".

-Roger, ¿cómo está mi hijo? -preguntó Mary, con una mirada de preocupación.

-El médico te ha dicho algo sobre su estado-complementó.

Con la mirada hacia el suelo, Roger no se sintió capaz de revelar a Mary la trágica noticia de la pérdida de su hijo. Sin articular palabra, la abrazó con fuerza. Mary, aturdida, solo se preocupaba por la situación de su hijo. Al poco tiempo, el doctor que había estado con Mary entró y observó a la pareja en un momento de consuelo compartido.

El doctor se acercó a la pareja y anunció: "Ya ha despertado, señora Mary Armstrong".

Con ansiedad, Mary dirigió su mirada al médico y preguntó: "Doctor, ¿cómo está mi hijo?

Con una mirada de tristeza, el doctor replicó: "Lamento decirle que ha perdido a su hijo".

Mary se sintió aturdida al enterarse de que había perdido a su bebé y exclamó: "No puede ser posible".

-Señora Armstrong, lamento profundamente comunicarle que, a pesar de todos nuestros esfuerzos, no pudimos salvar a su bebé. Además, el accidente ha tenido un efecto considerable en su capacidad para concebir mas hijos-informó el médico.

Mary no podía creer lo que estaba sucediendo. Había esperado tanto tiempo para tener a su segundo hijo y ahora se enfrentaba a la dolorosa realidad de haberlo perdido. Sus ojos se llenaron de lágrimas incontrolables.

-¡No, mi hijo! -gritó Mary con desesperación, mientras Roger la envolvía en un abrazo reconfortante.

Al darse cuenta de que ya no llevaba el embarazo, su llanto se intensificó y sus gritos resonaron en la habitación. Roger, al ver su sufrimiento, no se separó de ella y trató de ofrecerle consuelo, consciente del profundo dolor que la invadía.

-Te lo pido, Mary, intenta calmarte un poco. -expresó Roger mientras abrazaba a Mary con fuerza.

-Roger, ¿cómo puedo calmarme? Hemos perdido a nuestro hijo y lo peor es que nunca volveré a ser madre -respondió Mary, con lágrimas que no podía contener.

-No puedo calmarme maldita sea -aseguró Mary, irritada, mientras empujaba a Roger al levantarse de la camilla.

-Mary, no deberías levantarte, tu estado es delicado -comentó Roger al notar que Mary se estaba incorporando.

-Doctor, por favor, haga algo. No puedo soportar la idea de que mi hijo este muerto-imploró Mary, acercándose al médico y aferrándose a su bata blanca.

-Lamentablemente, señora Anderson, no hay nada más que podamos hacer para salvar a su hijo. Él ha muerto -expresó el médico mientras Mary le sujetaba las manos con firmeza, rogándole que lo soltara.

Mary se encontraba de rodillas en el suelo, completamente agotada y sin energía para mantenerse en pie. La tristeza invadía a Roger mientras la observaba, sintiendo un profundo dolor al ver cómo enfrentaba una situación tan complicada. Conmovido por su sufrimiento, decidió acercarse a ella, arrodillándose a su lado y rodeándola con un abrazo que pretendía ofrecerle consuelo y apoyo en ese momento tan crítico.

En ese instante, el médico se acercó con un calmante que había sacado de su bata y se dispuso a administrárselo a Mary a través de una inyección. El efecto del medicamento fue casi instantáneo, logrando que Mary se sintiera más tranquila y, poco después, cayera en un profundo sueño. Con delicadeza, Roger la levantó del suelo y la colocó nuevamente en la camilla, asegurándose de que estuviera cómoda y pudiera descansar adecuadamente para su recuperación.

-Aprecio su ayuda, doctor-comentó Roger mientras envolvía a Mary con las sábanas.

-No se preocupe, señor Anderson, entiendo lo dura que es la situación para su esposa-replicó el médico.

-Sería apropiado que me aleje y los deje a solas-concluyó.

Una vez que el doctor salió de la habitación, Mary y Roger quedaron solos. Roger tomó la mano de Mary y le dio un suave beso.

Roger se quedó con Mary toda la noche, cuidándola sin cerrar los ojos, hasta el amanecer. Tras unos minutos, Mary despertó y miró a Roger, pero no pronunció ninguna palabra. Su mirada se volvió ausente, como si estuviera en un estado de shock por su estado emocional.

Mary se dio la vuelta, anhelando la soledad, mientras Roger intentaba acercarse a ella. A lo largo del día, las enfermeras se encargaban de llevarle el desayuno por la mañana y el almuerzo al mediodía, pero ella se negaba rotundamente a ingerir cualquier alimento. Roger hizo un esfuerzo considerable para convencerla de que comiera, pero su rechazo era absoluto; despreciaba la comida y la arrojaba al suelo sin emitir una sola palabra. Cada hora, las enfermeras entraban en la habitación para evaluar el estado de Mary, y una de ellas le había advertido a Roger que su esposa necesitaba alimentarse para recuperar fuerzas, ya que la falta de comida podría debilitarla y agravar su situación. Roger se comprometió a hacer todo lo posible para que Mary comiera, y la enfermera asintió antes de abandonar la habitación. Posteriormente, Mary se quedó dormida durante toda la tarde, mientras Roger solo salía brevemente para comprar café, decidido a mantenerse despierto y vigilante para cuidar de ella en todo momento. A la mañana siguiente, Mary despertó y una de las enfermeras le trajo el desayuno; Roger lo tomó y logró que ella comiera algunos bocados, aunque permaneció en silencio, lo que aumentó la preocupación de Roger por su estado de shock.

Cuando el doctor volvió a entrar en la habitación, se dio cuenta de inmediato del estado de shock emocional en el que había caído Mary.

-Las enfermeras me han comunicado que la señora Anderson se ha negado a comer-comentó el doctor mientras observaba a Mary.

-Es verdad que Mary ha estado rechazando la comida, pero hace un instante conseguí que probara algunos bocados-respondió Roger, dirigiendo su mirada hacia Mary.

-Eso es un avance; poco a poco comenzará a alimentarse-afirmó el doctor, mirando a Roger.

-Desde ayer, Mary no ha hablado en absoluto-comentó Roger mientras contemplaba a Mary.

-Ella se encuentra en un estado de shock emocional tras la pérdida de su hijo-detalló el doctor.

-Siempre que reciba la atención adecuada, podrán regresar a su hogar pronto. No sé cuánto tiempo durará este estado de shock en ella-indicó el doctor.

-Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para apoyarla-afirmó Roger.

-Mary estará en el hospital por unos días más hasta que su condición sea lo suficientemente estable para que pueda ser dada de alta. Les deseo lo mejor -manifestó el doctor mientras dirigía su mirada hacia Roger.

-Está bien -respondió Roger.

-Me retiro, señor Anderson -concluyó el doctor.

El doctor sale de la habitación.

***

Tras varios días de hospitalización, Mary finalmente recibe el alta médica y, acompañada por Roger, se dirige a salir del hospital Metropolitan. Con sumo cuidado, Roger ayuda a Mary a llegar al estacionamiento donde se encuentra su vehículo. Una vez allí, la asiste para que se acomode en el asiento del coche y comienza el trayecto de regreso a su hogar. Durante el viaje, Mary mantiene la vista fija en el paisaje que pasa rápidamente, sin dirigirle la mirada a Roger, lo que refleja su estado de confusión y desasosiego. Al llegar a su residencia, Roger la ayuda a descender del automóvil con suavidad y ambos entran en la casa, donde se encuentran con Megan, la niñera que ha estado al cuidado de Russell mientras él se ocupaba de Mary en el hospital.

Megan se caracterizaba por su figura esbelta y su piel de tono moreno. Su cabello, de un castaño lacio, caía suavemente hasta sus hombros, enmarcando su rostro de manera elegante. Sus ojos marrones, profundos y expresivos, capturaban la atención de quienes la rodeaban. En cuanto a su vestimenta, optaba por una chaqueta de un vibrante color verde que aportaba un toque de frescura a su apariencia. Completaba su atuendo con unos jeans azules que se ajustaban perfectamente a su figura y unos zapatos negros que añadían un aire de sofisticación.

Al cruzar la puerta de su hogar, Megan percibe de inmediato la tristeza que emana del rostro de Mary, lo que le sugiere que ha ocurrido algo serio con su hijo. Observa cómo Roger asiste a Mary para que se siente en el sofá de la sala y luego se acerca a ella. Con un gesto de responsabilidad, Roger saca su billetera y le entrega a Megan el dinero previamente acordado por el cuidado de Russell durante su ausencia. Megan, al tanto de la situación que ha enfrentado Mary, se muestra comprensiva y dispuesta a ayudar en lo que sea necesario.

Mientras guarda el dinero en su bolsillo, su atención se dirige hacia Russell, quien se encuentra en el comedor, luciendo un adorable mameluco azul, que le daba un aire de inocencia, se combinaba perfectamente con la camisa roja que llevaba debajo, mientras que sus zapatitos blancos aportaban un toque de frescura a su apariencia. Russell se encontraba sentado en su silla de bebé. Roger, después de asegurarse de que Mary esté cómoda, se dirige al comedor, donde la imagen angelical de Russell contrasta con la atmósfera de tristeza que los rodea, pero Megan está lista para ofrecer su apoyo en estos momentos complicados.

-Roger, alzando a Russell de su silla de bebé, expresó: -Le agradezco mucho por cuidar de Russell, Megan.

-No ha sido un problema, Señor Anderson -contestó Megan.

-Si necesita ayuda con cualquier otra cosa, no dude en llamarme. Con todo el respeto, he notado que su esposa Mary está pasando por un momento complicado -añadió.

-Es probable que en algún momento necesite que te ocupes de Russell. Mary ha sufrido la pérdida de su bebé y está en estado de shock -mencionó Roger en voz baja.

-Te ofreceré el doble si te encargas de Mary y Russell. Confío en ti, Megan, por eso quiero que seas la única responsable de ellos -afirmó Roger mientras miraba a Megan.

-Claro que sí, señor Anderson. Sin embargo, sería recomendable que su familia viniera a visitar a Mary para brindarle su apoyo -respondió Megan.

-Me pondré en contacto con la familia mañana por la mañana. He tenido suficiente con todo lo que ha sucedido; solo deseo estar al lado de mi hijo y mi esposa -expresó Roger.

-Por supuesto, señor Anderson -contestó Megan con una sonrisa cordial.

-Me despido, le deseo lo mejor en la recuperación de Mary -agregó.

-Gracias, Megan -respondió Roger sonriendo.

Con determinación, Megan, la cuidadora, avanza hacia la entrada principal y, al llegar, abre la puerta con suavidad para salir de la casa de los Anderson.

En ese instante, Roger se dirige a la sala, sosteniendo a Russell en sus brazos. Al llegar, deposita al pequeño con cuidado en el sofá y se arrodilla frente a Mary. Con un gesto lleno de ternura, limpia las lágrimas que surcan su rostro y la observa con una profunda tristeza. La pérdida de su hijo ha dejado una huella imborrable en Mary, y Roger, consciente de su sufrimiento, percibe el peso de su dolor en cada uno de sus movimientos y en la expresión de su mirada. Con una voz suave y sincera, Roger le pide a Mary que lo mire, mientras toma su rostro entre sus manos y lo orienta hacia él, buscando conectar en medio de la tormenta emocional que ambos enfrentan.

-Juntos, lograremos superar esta situación tan dolorosa. Haré lo que esté en mis manos para devolverte la felicidad-manifestó Roger y en ese instante, una lágrima emergió de su ojo derecho.

Al levantarse, Roger se situó en el sofá al lado de Mary, acercándose a ella con una delicadeza palpable. La envolvió en un abrazo suave, dejando un beso cariñoso en su cabeza, lo que reflejaba su profundo afecto y conexión emocional. En ese instante, la calidez de su gesto llenó el ambiente, creando un espacio íntimo entre ambos.

Junto a ellos, Russell también se acomodó, y los tres permanecieron en esa posición durante unos minutos que se sintieron interminables. La atmósfera estaba impregnada de una sensación de paz y complicidad, donde las palabras no eran necesarias para comunicar el cariño que se profesaban. Era un momento de tranquilidad compartida, donde el tiempo parecía detenerse, permitiendo que la cercanía y el afecto florecieran en su máxima expresión.