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Chapter 13 - Incertidumbre.

La colorina piloto aun no conseguía recuperarse por completo del asombro de descubrirse nuevamente al interior de la cabina de su Evangelion, luego de haber estado hasta hacia tan solo unos pocos instantes situada justo en medio del mas extraño e increíble de todos los escenarios inimaginables. Y, como si el asombro anterior no fuere suficiente, prontamente aquella piloto descubriría tras mirar raudamente a su alrededor que su unidad se encontraba flotando graciosamente en la inmensidad del amplio espectro del vacío sideral.

Todavía la segunda elegida se encontraba estupefacta tratando de asimilar todas estas repentinas novedades cuando un albo fulgor resplandeciente aparecería de improviso en el medio de la nada, brillando en frente de la piloto y obligándola a llevarse sus manos a su rostro mientras cerraba sus ojos para tratar de morigerar dicho fulgor que llegaba a cegarle. En un principio ella pensó que el sol había aparecido abruptamente frente a su unidad, pero cuando este fulgor fue morigerándose pronto pudo ella vislumbrar el grotesco espectáculo que se había formado.

El Eva 01 furibundamente intentaba desalojar al ángel de su ser; desgarrando rauda y violentamente la blanca película de piel que se había formado sobre su cuerpo, a fin de que ese monstruo pudiera escapar. Los desgarrados legajos del ángel flotaban colgantes del cuerpo de dicho leviatán mientras dichos restos intentaban reagruparse rápidamente para volver a dominar a aquel Evangelion en una nueva e incesante lucha cuerpo a cuerpo entre la máquina de combate más poderosa jamás creada por los humanos y ese monstruo, ahora informe, que violentamente se resistía a ser desalojado de su huésped. Era esta una visión violentamente impactante, prácticamente imposible de creer, a menos que estuviera siendo observando directamente con los propios ojos.

Asuka no podía soportar seguir viendo a la lejanía tamaña escena grotesca. Ella quería contribuir en la batalla contra aquel despiadado ser que la había lastimado y humillado, y que ahora debía de estar infringiéndole inimaginables sufrimientos a su compañera. Ya no le importaba en lo absoluto si ese pérfido ser había llegado a encarnar en alguna lejana oportunidad a alguien muy importante para esa chica. Ahora, lo único que le importaba a aquella piloto era salvar a la persona que amaba y evitar que ella se inmolara en sacrificio. Pero su Eva se encontraba maltrecho, inmóvil, sin energía y flotando ingrávidamente sin rumbo en medio de la inconmensurable vastedad del espacio. Y por más que gritara en forma desesperada mientras trataba de accionar las palancas y de hacer funcionar su máquina de guerra nadie podría escucharla en la silenciosa vastedad del espacio. Por lo que Asuka, por mas que trataba de hacer algo, pronto se descubrió limitada a resignarse en vislumbrar a lo lejanía como esa informe y espesa masa blanquecina trataba de engullirse a la unidad primera, como si fuera una gigantesca ola blanca que luchaba ardorosamente contra un indomable Leviatán.

En medio de esta titánica lucha, un dorado resplandor fulguró de manera imprevista. Únicamente alcanzo a durar brevísimos instantes; quizás, tan solo algunas cuantas décimas de segundos, pero ellos fueron suficientes para lograr separar de forma violenta y definitiva a las dos bestias, haciendo que el Eva 01 cobrara vida propia y se impulsara para abalanzarse con inusitada fuerza y velocidad sobre su unidad compañera, haciéndola a un lado de lo que se vendría. Por otro lado, y visiblemente desconcertado, el ángel trataba de reagruparse para volver a la carga.

Pero ya era demasiado tarde para aquel enviado. Sin oportunidad para percibirla debido a sus ansias, la "Lanza de Longinus", quien de forma rauda y sigilosa había emprendido el camino de regreso, impacto el escudo AT del enemigo, perforándolo y desintegrándolo en un mismo y único acto, junto con aquel ser denominado como el decimoquinto ángel. Una vez cumplido su cometido, la lanza no demoro mucho en reingresar a la Tierra para culminar su veloz periplo impactando en el océano, hundiéndose pesadamente en algún punto no determinado del Mar de China meridional.

Producto de este encuentro, los dos Evas se encontraron, entrelazando sus brazos inermes y uniéndose en un abrazo mientras dichas unidades encadenadas se encontraban danzando graciosamente en medio de la inmensidad sideral por causa de la ingravidez del cosmos. En el interior de una de estas unidades una chica pelirroja pudo volver a sonreír. Por fin toda la abominable e interminable pesadilla había concluido, por fin ella podría volver a estar tranquila y caer tranquilamente rendida a la serenidad tras una estruendosa batalla que por poco le arrebata la vida. La paz por fin pudo regresar a su ser y logró cerrar tranquilamente sus ojos, mientras un dulce y feliz sueño abrazaba a esa chica.

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Varias horas mas tarde y ya nuevamente en tierra firme, podía vislumbrarse el brillo anaranjado que tomaba cierto rincón de los cielos cercanos al horizonte occidental, delatando que el sol muy pronto se pondría, algunos anaranjados rayos lograron colarse entre las oscuras nubes que ya estaban en retirada, y parte del astro rey pudo ser visible entre medio de las nubes que le escondían y de los cerros que sobresalían por sobre el horizonte. Abajo en la superficie, los trabajadores de NERV se encontraban laborando arduamente para sacar de la ladera de uno de los cerros a ambas unidades. El retirar las unidades de ese lugar ya era de por si una labor titánica, pero un fenómeno inusitado se había presentado para entrar a complicar aun mas las cosas. Y todo esto descolocaba a la doctora Akagi, quien se encontraba allí supervisando personalmente todas las operaciones; observando sobre todo y con mucho detenimiento a la unidad segunda que estaba siendo cuidadosamente separada de la unidad primera. Todo ello mientras su mente retrocedía a fin de hacer reminiscencia respecto a lo que había acontecido hacía tan solo unas cuantas horas atrás.

Flash-back:

Sin mas contacto posible que las imágenes en directo que recibían desde los satélites, todos los que se encontraban en el cuartel central habían presenciado como había sido derrotado el ángel y como la lanza había regresado al planeta, perdiéndose en su retorno. Y ahora observaban como las inmóviles unidades llevaban ya largos minutos aparejadas en un inédito abrazo mientras se mantenían constantes en una orbita geoestacionaria. Aun cuando la batalla ya había terminado hacia ya un largo rato nadie se retiro del centro de operaciones, y tampoco se escucharon vítores de euforia celebrando la sacrificada victoria obtenida; en su lugar un pesado manto de silencio imperaba por todo el ambiente. Y mientras las imágenes seguían llegando de forma ininterrumpida, todos en el puente de mando se preguntaban si Rei y Asuka aun se encontraban vivas, y, de ser así, cuanto mas ellas podrían seguir resistiendo antes que el soporte vital de sus unidades cesara por completo y las unidades quedaran completamente indefensas ante las radicales condiciones del espacio. "Y siempre que dicho mecanismo aun pudiera encontrarse operativo".

Pero en lo alto del puente de mando, rondaba una segunda interrogante, que para los dos hombres que allí se encontraban, quizás era la mas intrigante e importante de todas: "¿Cómo harían regresar las unidades?". Ellos no disponían de la tecnología necesaria para hacerlas regresar; y el desarrollarla seguramente les demandaría varios meses, quizás hasta varios años. Y para aquel entonces las unidades corrían el serio riesgo de haberse vuelto completamente inutilizables. Tan solo podrían esperar a que algún día, la atracción de la fuerza gravitacional terrestre llegara a ser lo suficientemente poderosa como para vencer la velocidad orbital de las unidades y lograr así que los Evas regresaran a la tierra, solo que estos al haber sido despojados de sus armaduras probablemente no serían capaces de sobrevivir al ingreso y se incinerarían completamente antes de desintegrarse probablemente en infinidades de finísimas partículas mucho mas pequeñas que una mota de polvo. Y sin los Evangelions de por medio, ya no habría nada que pudiera contener a los ángeles de lograr su último propósito.

Esta situación no gustaba para nada a Gendo Ikari, cuyo semblante paulatinamente se estaba tornando cada vez mas sombrío. Con este nuevo panorama sabía que sería tan solo cuestión de tiempo para que SEELE decidiere aventurarse a tomar directamente el control de todos los proyectos relacionados con los planes de instrumentalización humana. Hasta ahora él había tenido éxito en lograr mantener a NERV y a su persona como elementos indispensables para la consecución de los planes de todos "esos viejos", lo cual le había proporcionado un cierto margen de acción que hasta ahora había sabido aprovechar, pero él sabía muy bien que dicha ventaja solo sería temporal. Y todo parecía indicar que su tiempo se había terminado. Por sus contactos sabía muy bien que SEELE hacía soterradas y sistemáticas gestiones ante los organismos internacionales a fin de sabotear los presupuestos de NERV; mientras que en forma paralela aceleraba la construcción de las unidades de producción en serie, negociando directa y secretamente con los gobiernos de las principales potencias mundiales en la elaboración de dichas unidades. El vender la tecnología de Dios como si fuera cualquier clase de masiva mercancía barata que de seguro sería utilizada a posteriori en caprichosos y fútiles propósitos… el solo pensar en esta idea podría sonar a blasfemia, pero con tal de satisfacer sus espurias ambiciones de poder los humanos siempre han estado dispuestos a pagar cualquier precio imaginable, inclusive el mas desquiciado y desproporcionado de todos ellos. Después de todo: ¿Qué país no estaría dispuesto a sacrificarlo todo, con tal de poseer el arma más poderosa jamás creada, y a conocer toda la tecnología y el poder del arma que le permitirían garantizar su supremacía por los siglos de los siglos? Sería solo cosa de tiempo para que con los Evas en series ya terminados y la lanza del destino recuperada, SEELE decidiera absorber y controlar a NERV; o, peor aún, que ellos decidieran la eliminación de dicho organismo sin resistencia alguna; antes de proceder a interpretar por si mismos el guion que ellos mismos habían preparado. Como ya había pasado anteriormente con los laboratorios y dependencias del antiguo "Instituto Gerihn".

Sin respuesta alguna para sus abrumantes y múltiples interrogantes por ahora al Comandante solamente le quedaba como única opción posible el quedarse ahí sentado en su acostumbrada posición reflexiva, fingiendo absoluta inmutabilidad por estos sucesos mientras pasaban incesantes uno tras otro los tortuosos e infinitos minutos, viendo por las gigantescas pantallas las imágenes satelitales que en directo mostraban la situación de los Evas, ello mientras esperaba en su fuero interno poder encontrar alguna posibilidad de ajustar sus planes a este novedoso y abrupto cambio de escenario, o quizás, que pudiera acaecer alguna clase de repentino evento milagro que pudiera salvarlo a él y a todos sus planes. Una extraña y cruel ironía del destino, siendo que el Comandante Ikari no era de aquellas personas dadas a creer en los acontecimientos sobrenaturales y cuyo único credo era la razón del hombre y de su poder, reflejada en el poder de la ciencia que podría llevarlo algún día a conocer y a disponer plenamente del poder antes reservado en exclusiva al magno y todopoderoso creador.

Increíblemente quisieron los azares del destino que el milagro que necesitaba Gendo Ikari se concretara de una manera inesperada cuando cierto operario interrumpiera la tensa calma formada, notificando que las comunicaciones con los satélites no estaban funcionando bien.

-¡Mayor. Estamos perdiendo la señal!-. Informo Makoto.

-¿A que se debe esta anomalía?-. Preguntó la Mayor Katsuragui.

-Aun no lo sabemos, quizás se trate de alguna interferencia con el campo magnético terrestre; o alguna tormenta solar…

-No importa, intenten clarificar la señal como sea.

-Entendido-. Pero no obstante su esmero, el operario no pudo cumplir la orden. Mientras volvía a intentarlo, la estratega se dirigió a la científica jefe de operaciones.

-Doctora Akagi. ¿Podría decirnos a que se debe esto?

-No sabría decirle. Aunque no creo en la hipótesis de una tormenta solar, si fuera por eso deberíamos adolecer de problemas con todos nuestros enlaces satelitales-. Termino de contestarle a la Mayor. Acto seguido, se dirigió a su asistente, ordenándole que buscara prontamente enlaces con satélites ubicados en orbitas mas distantes que no manifestaren problemas.

-Clarifiquen las imágenes tanto como sea posible-. Ordeno Misato una vez informada de que las imágenes ya se encontraban listas. Pero una vez que la orden estuvo lista los problemas volvieron a presentarse.

-Mayor, tenemos otro problema…

-¡Y ahora que ocurre!-. Interrumpió ella, gritando ya con evidente fastidio en su voz.

-No podemos visualizar a las unidades.

-¡¡¡Como que no podemos visualizar a los Evas!!!

-Las unidades han escapado de nuestro campo de visión…

-¡Imposible!-. Interrumpió Ritsuko. –Los Evas no pudieron desaparecer así como así. Sigan buscando-.

-Entendido.

Desde un rincón del cuartel, una operaria notificó de una llamada enviada desde la oficina nacional de meteorología, informando de que uno de sus satélites había avistado un objeto muy similar al que horas antes había ascendido a los cielos y que ahora estaba descendiendo atraído por la fuerza de gravedad.

-Pidan rápidamente el reenvío de todas las imágenes, podrían ser de nuestras unidades-. Ordeno la Mayor.

-Entendido.

Una vez obtenidas las imágenes vieron que efectivamente estas correspondían a los Evas haciendo ingreso a la atmósfera terrestre. Pero por la visión que tenían advirtieron de que estas estaban mostrando anormalidades en los cuerpos de las unidades.

-¡Miren esas cosas saliendo de las espaldas de los Evas!-. Grito alguien en el lugar.

-Parecieran ser propulsión a chorro…-. Señalo otro funcionario.

-¡Son enormes…!

-Pero eso no tiene sentido…

-¡Aumenten la resolución!-. Ordeno Misato.

-¡Las imágenes se muestran al máximo posible de resolución!

-¿Podemos identificar algo en base a ellas?

-Negativo, podrían ser simples refracciones producto del calor generado por el ingreso a la atmósfera.

-Pero están muy bien delineadas como para ser simples refracciones térmicas. ¿Y qué nos dicen los análisis de espectro?

-Aun no podemos clarificarlo, pareciera ser alguna forma de energía que sin embargo ha logrado materializarse de alguna forma.

-¡¿Cuales son probabilidades calculadas de supervivencia al reingreso?!.

-En las condiciones actuales, estas son menores del 3 por ciento, según MAGI

-Esperen…-. Interrumpió la doctora, haciendo que toda la atención se centrara en ella. Sin embargo, ella no se dio cuenta de ese detalle, aun así tomo unos segundos antes de poder asimilar la idea que se estaba formando en su mente y decirla a todos los presentes.

-Esa energía no parece ser producto de la fricción del ingreso atmosférico. De hecho, parecen mantener una forma estable. Pareciera que eso es… eso sería parte del cuerpo del Eva.

 -¿Una parte del cuerpo del Eva doctora?. ¡¿Pero qué demonios significa esto?!-. Pregunto una muy sorprendida Mayor Katsuragi.

-Aun no… no lo sabemos-. Le respondió una no menos sorprendida doctora Akagi.

-¡¡¡Pero entonces que significa!!!

-Quizás… quizás los Evas hayan decidido cobrar… vida propia.

-¡Vida propia!... ¡Pero que está diciendo doctora!-. Fueron las interrogantes que demandó Misato. Pero la blonda facultativa no otorgo una respuesta a esta petición. De hecho, y tras proferir estas palabras, su semblante dejo de reflejar el serio y eficiente rostro que todos habitualmente conocían para pasar a adquirir un lúgubre matiz sombrío, que parecía pronosticar la pronta llegada de infaustos augurios. "¿Qué cosa podía ser tan terrible como para llegar a descomponer el rostro de tamaña manera?". Se preguntaba para sus adentros la morena mujer. Y fue entonces que un par de respuestas vinieron raudamente a su mente, dos respuestas en forma de dos nombres.

-¿Asuka, Rei?... ¡Cómo se encuentran ellas!

-Aún no tenemos datos sobre las pilotos.

-Vuelvan a intentarlo, necesitamos obtener datos de ella, ¡Como sea!

-Entendido.

Sin embargo, y de manera abrupta, un brillante destello cegó la visión de las lentes espaciales e impulso violentamente a caer a las unidades.

-¡¿Pero qué fue eso?!

-Hemos perdido todo contacto visual...

-¡Que nos dicen los radares!

-También hemos perdido contacto por radio…

-¡¡¡Acaso se han desintegrado!!! ¡¿O se han estrellado?!

-Aun no podemos proporcionar una respuesta.

Misato se apoyó sobre una de las consolas, agotada por no saber que hacer. En eso la voz de Ritsuko reapareció preguntándole a Maya si MAGI había podido detectar algún probable punto de impacto. Ante la respuesta negativa de su asistente, ella suspiro de cansancio y procedió a quitarse sus anteojos; esto, mientras la morena mujer le preguntaba.

-¿Un punto de impacto? Pero si acababa de decir que sin las armaduras no sobrevivirían a la fricción atmosférica… ¡¿Qué diablos significa todo esto?!... ¡¡¡¿Qué cosa esta pasando acá…?!!!

-¡Tranquilícese Mayor! No sacamos nada con alterarnos. Lo que postulé fue tan solo una posibilidad, no podemos tampoco ser tan pesimistas. Además, si podemos predecir un punto de impacto podemos preparar y dirigir rápidamente un grupo de rescate para enviarlo a dicho lugar y rescatar a los Evas y a las pilotos.

-Pero no hay mucho tiempo para ello doctora, ¿Y qué podemos hacer por mientras?

-Esperar Mayor. Por ahora, lo único que nos queda a nosotros, es esperar.

Fin del Flash-back.

Luego de un breve suspiro, la doctora Akagi dejo de lado todas aquellas reminiscencias y volvió a dirigir su mirada hacia la ladera de aquella montaña que estaba siendo bañada por los últimos rayos de sol que habían. Todo el lugar se le hacía familiarmente conocido, y no era para menos, el equipo se encontraba en las proximidades de las montañas Futago. No era este sitio cualquier lugar para ella. Ya que hacia poco mas de ocho meses atrás, no muy lejos de donde se encontraban ahora, se había montado una improvisada base de operaciones para vencer al quinto ángel durante la denominada "Operación Yashima". Allí, dos de los pilotos arriesgaron sus unidades y sus propias vidas para vencer a un formidable enemigo, pero esa no había sido una batalla mas. Lentamente, y quizás sin darse cuenta, para los pilotos que combatieron en dicha instancia todo comenzaría a cambiar desde aquel momento. Y también sería en esa misma locación donde se apostaron estratégicamente los Evas 00 y 02, así como sus pilotos, a la espera de rescatar a la unidad primera cuando esta fuera absorbida por el décimo segundo ángel, tan solo algunos meses después.

"Y ahora que esas mismas unidades han vuelto aquí… ¿Acaso todo esto es tan solo el resultado del caprichoso e insistente azar? ¿O acaso esto significa que el destino nos ofrece un nuevo punto de partida?". Se cuestionaba para sus adentros la blonda científica mientras observaba a lo lejos como las cuadrillas de trabajadores por fin habían obtenido éxito en el cometido de separar los gigantescos pares de alas que se habían formado inesperadamente en la espalda de la unidad segunda y que habían protegido a ambas unidades en su violento reingreso a la tierra. Ello mientras, mas abajo, a los pies de la montaña, se visualizaba como una unidad médica aerotransportada se elevaba raudamente, escoltada por otras unidades, transportando en su interior a la Mayor Katsuragi y a las dos jóvenes pilotos rescatadas, hacía la seguridad de los cuarteles centrales del geofrente.

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Horas mas tarde, y en medio de la oscuridad que cubría a aquel gigantesco salón sucio y derruido ocupado solo por viejos ordenadores y servidores, vemos un pequeño espacio escondido iluminado por la tenue luz de una linterna que alumbraba una serie de conexiones hechas desde varios de los tantos antiguos servidores a una pequeña laptop, ello mientras frente a su pantalla vemos a un hombre que recientemente había terminado de cargar su revolver a la vez que esperaba de forma impaciente que el contador en la pantalla pronto llegara a cero, quedándole tan solo algunos segundos para ello. Habían demasiados secretos y cabos sueltos que revelar y atar, y él estaba dispuesto a llegar hasta el final con tal de conocerlos. Siempre y cuando el programa espía lograra perforar las defensas y acceder así a los archivos secretos de NERV; de lo contrario los programas señuelos lo rastrearían, las alarmas comenzarían a sonar como locas y terminaría el siendo en cosa de minutos hombre muerto. Eran demasiados los riesgos que estaba corriendo, y aunque era un hombre que estaba habituado a vivir permanentemente en medio de ellos, no pudo evitar una sensación similar a un nudo en el estómago cuando la pantalla adquirió una viva tonalidad verdosa indicando que quedando 10 segundos para la medianoche el programa de infiltración había comenzado a ejecutarse.

"Solo espero que todo resulte bien. Sino, esto será el fin". Pensaba Ryouji Kaji mientras veía como las cifras del contador se iban acercando hacia el final.

…4, 3, 2, 1, 0.

Junto con la cuenta de cero el reloj indicaba la medianoche y, para fortuna del moreno, las alarmas no se dispararon. Había logrado el pleno acceso a las bases de datos de NERV y luego de mirar detenidamente hacia su silente alrededor que solo era interrumpido por el débil sonido del ventilador de las computadoras pudo finalmente dejar a un lado el revolver que tenía en sus manos para dirigir rápidamente estas hacia aquel teclado. Era la hora de buscar las respuestas para todas sus interrogantes acerca de los Evas. Así paso varias horas entrando y saliendo de diversos puntos de conexión para evitar ser detectado mientras iba indagando y recolectando los datos acerca de todos los antecedentes del "Proyecto E", de la verdadera naturaleza de los Evas y de cómo la guerra contra los ángeles no era el objetivo esencial de NERV, sino que eran tan solo una etapa preliminar, mas necesaria, para el desarrollo del verdadero propósito de la entidad. El proyecto de instrumentalización humana; el plan secreto que llevaría a los hombres a acercarse a Dios al punto de llegar a compartir con el su poder y sabiduría. Todos estos datos no hacían mas que confirmar las sospechas y reafirmar las certezas que ya poseía aquel hombre. Pero avanzando la jornada se toparía con algo que llamaría profusamente su atención.

Revisando los datos del Eva 01 pudo hurgar en los archivos desarrollados en vida por Yui Ikari, la creadora de dicha unidad y primera científica jefe de operaciones del, entonces, Instituto Gerihn. Estos eran archivos inéditos para él, que delineaban con mayor detalle y precisión los planes para todo lo que debía acontecer con las unidades y los pilotos. Asombrado por esta información, el agente intento profundizar en estos detalles. Pero la poca información que pudo hallar aun se encontraba clasificada, salvo algunos datos sin sentido aparente que, debido a su reiteración, desconcertaban al morocho y que le hicieron cuestionarse para sus adentros mientras procedía a examinarlos.

"¿Datos de la primera elegida? Son demasiados datos… ¿Pero qué tiene que ver ella en todo esto?"

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Varios días después vemos como Asuka Langley Sorhyu abría lentamente sus ojos azules mientras estos trataban de acostumbrarse a la luminosidad del cuarto para así poder distinguir las formas en principio borrosas que habían en frente suyo, no pasaría mucho tiempo para que se diera cuenta de que se encontraba acostada en una cama observando un techo que no le parecía familiar. Al ladear su cabeza hacia los lados pudo darse cuenta de que estaba situada en un cuarto íntegramente blanco, por lo que rápidamente pudo deducir que se encontraba en el cuarto de un hospital. No era esta la primera vez que Asuka estaba en uno, pero si era la primera vez en que estaba como paciente desde hacía mucho tiempo. No era este un panorama muy agradable, máxime si el cuarto absolutamente solitario y silente solo conseguía acrecentar la sensación de vacío que reinaba en ese lugar y que también retumbaban en ese momento dentro de su ser.

Luego de un largo tiempo de estar recostada reconociendo lo que había a su alrededor, ella decidió levantarse de la cama e intentar avanzar unos pasos antes de sentir que algo tiraba de su brazo, viendo la sonda que le suministraba de forma intravenosa el contenido de una bolsa plástica de suero a medio llenar. Con su mano libre despego rápidamente las cintas adhesivas que sujetaban la aguja y la extrajo cuidadosamente para arrojarla a un lado. Hecho esto, la pelirroja dirigió sus pasos de forma lenta hacia el amplio ventanal que había en aquel cuarto de hospital. Miro hacia el exterior, donde pudo observar el vivido color celeste que ofrecía la bóveda del geofrente y que iluminaba el paisaje que rodeaba a los cuarteles centrales, parcialmente devastado en sus cercanías a causa del fragor de la última batalla. Se disponía a observar hacia otra dirección cuando pudo visualizar en el vidrio el reflejo de su rostro.

Con una de sus manos la joven piloto recorría lentamente las facciones de su rostro, sorprendida de constatar con el recorrer de estas lo que podía ver en su imagen reflejada, la ausencia completa de heridas, cicatrices o de cualquier otro rastro de violencia en su rostro, como si todas las marcas de aquel violento encuentro no hubieran sido mas que el producto de una febril y amarga pesadilla. Que ganas tenia esa joven muchacha de poder abrazar con fuerza el consuelo de aquella idea. Pero no era así, había algo dentro de su ser que le decía de que por mas dolorosos que hayan sido aquellos acontecimientos estos habían sido reales, él si se había ensañado sobre su cuerpo injuriándolo con saña; y aquellas palabras hirientes si habían logrado mancillar su espíritu hasta resquebrajarlo, y una vez mas ella había vuelto a quedar expuesta ante el dolor, rompiendo por enésima vez su promesa de no volver a llorar, esa promesa que se hacia una y otra vez, y que una y otra vez rompía frecuentemente en secreto.

"¿Por qué no podía romper de una buena vez aquella vieja promesa que nunca nadie llegaría a demandar su cumplimiento?. ¿Por qué no podía atreverse de una buena vez a abrir su corazón, si ya sabía que el mantenerlo sellado tan solo le acarrearía mas dolores y desdicha?". Se cuestionaba para sus adentros la segunda elegida. "Quizás, algunos hábitos sean demasiado resistentes como para pretender cambiarlos", pensó ella como una posible respuesta, respuesta que sin embargo no lograba dejarla conforme, máxime al recordar aquellas palabras que le prodigara su madre en aquella visión, palabras que le instaban a luchar sin temor y a abrir su corazón, aun a riesgo de ser lastimada en aquel proceso. Pero para poder lograr este cometido, Asuka necesariamente debía cambiar.

"¿Cómo podía ella cambiar?". Este era un problema que la pelirroja no sabía como debía afrontar. Toda su vida ella había sido así, y por mucho que hubieran cambiado las circunstancias de la vida ella nunca había cambiado ni había tenido una razón para hacerlo. Pero… ¿Realmente era así? Tras repasar los sucesos acontecidos en las últimas semanas Asuka noto que de una u otra forma y aun contra su voluntad, o mejor dicho, sin que mediara la intervención directa de esta, ella paulatinamente había cambiado. En el fondo de su ser ya había asumido estos cambios desde ese día en que él se fue y desde el día aquel en que sin decir nada ella despertó a la vida junto con aquella otra piloto… después de ello, Asuka podría haber dejado todo como un lamentable error y haberlo sepultado en las mas hondas profundidades de la memoria, a ver si alguna vez el tiempo podía llegar a borrar ese suceso. Pero decidió no hacerlo y en su lugar había decidido reconocer y aceptar esas sensaciones inéditas que albergaba su corazón y que había gritado en el transcurso de la batalla, animándole a proseguir en su lucha, y que esperaría pronto poder revelar ya sin disimulo alguno a esa silente muchacha… si tan solo pudiera saber si ella se encontraba bien, aunque había algo dentro de si que le hacia confiar y que la instaba a esperar. Pero por ahora, justamente no le quedaba otra mas que confiar y esperar de que todo estuviera bien en medio de ese cuarto silente lleno de soledad mientras contemplaba en silencio el lentísimo transcurrir de ese interminable y vacío tiempo muerto a la espera de que llegara algún facultativo médico que llegara a atenderla y le permitiera largarse de una buena vez por todas de tan deprimente lugar que le desesperaba tanto como el hecho de no estar con la única persona que quería estar en esos momentos y que, seguramente, sería la única quien podría llegar a comprenderle.

Y fue así, pensando en esa silente muchacha, como luego de mas de una hora de espera se observa a una enfermera hacer ingreso a la habitación, asombrada de ver a la misma chica que había estado inconsciente hace poco mas de dos horas atrás sentada ahora sobre la cama con las rodillas en el pecho y abrazada a si misma mientras perdía su mirar por la ventana dándole vuelta una vez mas en su mente a todos los sucesos acontecidos en las últimas semanas.

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De pie y observando por medio de los gigantescos ventanales de su encumbrada oficina, el Comandante Ikari miraba atentamente a las unidades 01 y 02, ambas fuertemente maniatadas y aseguradas para permitir que los obreros pudieran trabajar a toda marcha para restablecerle prontamente sus restrictivas armaduras. Su siempre serio rostro no lo demostraba, pero la incertidumbre merodeaba su mente. No era para menos, el plan que cuidadosamente había elaborado junto a quien había sido su mujer se estaba desmoronando y no podía hacer nada por impedirlo. Ni siquiera podía imputar estas alteraciones a las interferencias de SEELE, era como si imprevistamente hubiera aparecido un tercero a la disputa, ¿pero quién?

Él volvió a centrar su atención en las unidades Evangelion, uno de ellos con su propio órgano S2, el otro dotado con portentosas e imprevistas alas que los operarios intentaban afanosamente plegar de alguna manera a su espalda. Mientras los miraba no pudo evitar el cuestionarse si estas unidades estaban acaso liberándose de su original designio por medio de la adquisición de una voluntad propia, o si estaban obrando conforme a una nueva e inédita voluntad que él no podía siquiera imaginar. Pero de ser así… ¿Qué o quién podía ser dicha voluntad?

Todo pareciera indicar que incluso para el siempre todopoderoso Comandante en Jefe de NERV parecían existir extrañas preguntas que por el momento carecían de toda respuesta plausible. Pero como el hombre astuto que era, sabía que en estas circunstancias solo le quedaba esperar a que el destino se revelara manifiesto ante su presencia, y entonces podría actuar; después de todo, aunque disminuida, aun le quedaba un último comodín por jugar.

Ya mas tranquilizado por este pensamiento, el silente Comandante sonrió mientras se tomaba sus manos enguantadas y recobraba su implacable y confiada mirada dirigiéndola por última vez hacia las jaulas de los portentosos leviatanes antes de dirigirse hacia su escritorio, donde oprimió un botón de su teléfono y abrió la línea para comunicarse con quien estaba del otro lado con su tradicional voz firme.

-Fuyutsuki.

-Si señor-. Respondió el anciano asistente.

-¿Ha tenido nuevos reportes de los pilotos?

-Si señor. Hasta ahora ambas pilotos han estado evolucionando favorablemente…

-Excelente. Quiero que se comunique inmediatamente con el centro médico, necesito de inmediato un informe de la primera elegida.

-¿Solamente va a requerir un informe de ella?-. Pregunto algo extrañado aquel anciano asistente.

-Así es.

El antiguo maestro débilmente titubeo unos instantes antes de recobrar la compostura y responder de forma algo resignada con la única frase que él podía dar en esos momentos:

-A la orden.

Recibida dicha respuesta, colgó el teléfono y procedió a sentarse. El mayor de los Ikaris, tenía en aquel momento demasiadas cosas sobre las cuales debía pensar.

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Algunas horas mas tarde, y en medio del frenesí del trabajo en los hangares, la doctora Akagi se encontraba impartiendo las instrucciones necesarias para la reconstrucción de las unidades cuando resonó el timbre que indicaba el cambio de turno.

Prevaliéndose de aquella interrupción forzosa, ordeno el relevo de los trabajadores y aprovecho ella misma de darse un breve tiempo de pausa dirigiéndose hacia un cuarto que se encontraba colateralmente a los hangares. Y en dichos menesteres se encontraba cuando apareció Misato.

-¿Mucho trabajo?-. Pregunto ella con su jovial humor característico.

-No mucho. Tan solo el mismo arduo trabajo de siempre-. Replico de forma algo cínica la doctora mientras abría la puerta del cuarto y hacía ingreso a este.

-Vaya humor, sí que andas con ánimo-. Le siguió la Mayor.

-Y tú siempre tan optimista.

-Ya, ya, relájate, que no he venido para discutir contigo. Solo quería hablar contigo por un momento.

-Pues bien, dime. Te escucho.

-Necesito saber algo, y quisiera que me respondieras con la verdad-. Le respondió Misato con un repentino tono de voz mas serio. -Es sobre aquello de lo que comentaste durante la última batalla sobre los Evas. ¿Qué fue lo que quisiste decir con eso de que las unidades podían obtener vida propia?-.

-¿No entiendo a que se refiere con eso Mayor Katsuragi?-. Pregunto Ritsuko denotando extrañeza en el tono súbitamente adusto de su vocalidad.

-Oiga doctora, conozco muy bien lo que me quieres decir cuando empleas ese tonito de voz y usas ese trato excesivamente formal cuando no viene al caso. Hay algo en los Evas que no está bien…

-¿De donde sacas esas ideas?-. Volvió ella a preguntar en el mismo tono anterior.

-Hay demasiadas cosas extrañas que se han venido sucediendo en torno a los Evas. Repentinas activaciones que no tienen ninguna explicación lógica, pilotos que desaparecen y son retenidos por los Evas y unidades que parecen mas bien bestias desbocadas que maquinarias en las que podamos confiar. Hay demasiados misterios como para que siga quedándome impávida viendo como confiamos nuestro destino a maquinarias que ni siquiera sabemos bien que son en realidad.

-Eres Mayor de NERV y tienes tanto conocimiento como yo sobre qué cosas son los Evas, toda la información que necesitas ya te ha sido suministrada en su oportunidad.

-Los Evas no son meras armas biomecánicas que creamos en base a Adán. ¡Dígame doctora! ¡¿Qué cosas son en realidad?!

-¿Por qué preguntas esas cosas?-. Pregunto ya algo molesta la interpelada. –Estás hablando como si los Evas estuvieran encerrando alguna clase de misterio…-.

-Pues algo deben esconder los Evas como para que siempre estén manejando tamaño hermetismo alrededor de ellos. ¿Qué es lo que esconde NERV acerca de los Evas?

-Nosotros no escondemos nada…

-Esas mentiras se las pueden contar a los de relaciones públicas y reenviárselas a los medios para que se las traguen, pero no me vengas a mí con esos inventos.

-Misato, creo que estas bastante alterada. Pero debes pensar que no has sido la única, todos en estos días hemos estado trabajando frenéticamente contra él tiempo, durmiendo poco, comiendo mal y por eso andamos algo alterados…

-¡Y como no voy a estarlo si han pasado demasiadas cosas extrañas!. Casi matamos a uno de los elegidos, por culpa de ello fue que Shinji decidió no volver. Y tan solo de milagro fue que Rei y Asuka regresaron a salvo. ¡Cómo quieres que no esté preocupada si en cada batalla arriesgo enviar a pilotos a su muerte…!

-¡Esa es la desgracia de la guerra Mayor! Por si no lo sabes la gente puede morir en la guerra, y de hecho suele morir en ella, y eso es válido incluso para los pilotos. Es el precio que hay que estar dispuestos a pagar para poder sobrevivir, aunque nos repugne esa idea, pero tenemos que hacerlo. Si aún no has logrado entenderlo, no se entonces como puedes seguir siendo Mayor de NERV…

-¡Como puedo esperar tranquila el desenlace de una batalla, si tengo que lidiar con la permanente incertidumbre de saber si las pilotos van a regresar o no, y no por culpa de los ataques de los ángeles, sino por culpa de sus propios Evas!. ¡Por si no lo sabe doctora hemos perdido ya a dos pilotos, no podemos darnos el lujo de perder a las dos únicas pilotos que todavía nos quedan! ¡Acaso las vidas de los pilotos no valen nada! ¡Acaso ellos no cuentan!

-¡Estamos hablando de la supervivencia de la humanidad! ¡Eso es lo que está en juego! Si no deseamos nuestro exterminio debemos luchar y estar dispuestos a toda clase de sacrificios. Y si es necesario que los pilotos deban morir para lograr dicho objetivo, eso es algo que debemos considerar siempre como una posibilidad.

-¡¿Cómo puedes tu estar hablando así tan tranquila…?!

-¡Porque es lo que hemos estado haciendo durante todo este tiempo!

-¡Ritsuko…!

-¡No vengas tú a darme ahora lecciones de cómo ser una buena tutora, porque no has sido precisamente de las mejores!. Recuerda que incluso tu misma has estado usando como pretexto la lucha contra los ángeles para vengar la muerte de tu padre. A ti tampoco te importaba realmente la suerte de Shinji, porque también lo utilizaste… 

-¡Estúpida!-. Interrumpió con furia Misato antes de voltear fuertemente la cara de la doctora a fuerza de una feroz cachetada. La agredida, sin embargo, permaneció de pie inmutable, aunque en el fondo de su ser sintió compasión al ver a su amiga derramar algunas lágrimas, comprendiendo entonces que el grito y la cachetada no fueron mas que una desafortunada forma que Misato tuvo a mano para poder desahogar toda la rabia e impotencia que se acumulaban dentro de ella. Una vez que la facultativa entendió aquello, ajusto sus anteojos mientras le respondía a su amiga, a la par que acariciaba su adolorida mejilla.

-La guerra es y siempre ha sido una soberana estupidez. Detestamos sufrir y odiamos todo aquello que saca lo peor de nosotros, y sin embargo nos empecinamos en la guerra, que solo nos hace sufrir y solo sabe sacar lo peor de todos nosotros. Lo lamento mucho Mayor-. Concluyó Ritsuko a modo de tímida disculpa.

Misato aún estaba perpleja por todo lo sucedido y quiso preguntarle a que venía esa repentina disculpa, cuando debería haber sido ella la que debería haberle pedido esa disculpa. Pero las palabras nunca llegaron porque falto el valor para ello. Un breve, pero sentido e incómodo silencio se forjó en aquel pequeño cuarto, hasta el momento en que una oportuna llamada en el teléfono móvil de la Mayor interrumpió todo.

"¿Diga?... Si, habla usted con ella… ¿Qué ya despertó Asuka? Dígame como se encuentra… Si, si, ya entiendo… iré para allá enseguida… muy bien. Adiós".

Una vez terminada la conversación por el móvil, la Mayor tomo rápidamente su chaqueta y se encamino hacia la puerta, aun incapacitada de poder ofrecer la disculpa que sentía que debía darle a la doctora, sin atreverse a mirarla directamente a la cara solo le hablo seria y escuetamente.

-Los doctores informaron que Asuka ha despertado y ya se encuentra consciente. Pasaré a verla y veré si puedo llevarla de vuelta al departamento. Después de todo, a Asuka tampoco le agradan demasiado los hospitales.

Ritsuko no le contesto, solo se limitó a asentir levemente con la cabeza. Ante esto la Mayor abrió la puerta y se aprestaba a salir, cuando escucho la voz de la doctora que la detuvo.

-Misato.

-Si-. Respondió ella deteniéndose bajo el marco de aquella puerta.

-Cuando te hablaba de la supervivencia de la humanidad, estaba pensando en el derecho a tener un futuro. Un futuro al cual todos pudieran aspirar. Sobretodo… los niños. Ellos, más que nadie, son los que se merecen un futuro para vivir. Es lo mínimo que nosotros podemos obsequiarle, luego de haberlos obligado a sufrir tanto por causa de una lucha que nunca les correspondió pelear.

A la morena mujer le entro curiosidad por saber que era lo que en realidad querían decir esas repentinas palabras. Pero al ver el semblante triste de Ritsuko luego de proferirlas, ella prefirió voltear su rostro para sonreírle a su vieja amiga y, de paso, dispensarla por su conducta. Resignándose a tener que dejar momentáneamente sus dudas de lado para buscar las respuestas en una próxima oportunidad. Misato Katsuragi tenía, por el momento, cosas mucho más importantes que atender.

Cerrada la puerta, Ritsuko tomo una taza de café que estaba sobre la mesa y se sentó lentamente en una de las sillas mientras tomaba el sorbo de un café amargo, no tan solo por la falta de azúcar, sino porque ella deseaba sinceramente que esas palabras que le había dicho a Misato pudieran convertirse en verdaderas. Pero una cosa son los anhelos que uno internamente pueda desear y otra cosa muy distinta son las realidades que se puedan materializar. Había sido sincera al decirle que en el fondo deseaba un futuro para todos, solo que había omitido decir de que quizás no habría para los involucrados en la serie Eva un futuro. Principalmente para aquellos a quienes Misato llamaba cariñosamente como "Sus niños". Un futuro del cual se verían privados precisamente por ser los defensores de aquel derecho a sobrevivir que reclamaban los hombres.

Con melancolía, Ritsuko siguió bebiendo aquel café amargo, cuestionándose amargamente para sus adentros en que momento había olvidado de que el ser humano es un fin en sí mismo y no un medio para lograr fines, por muy loables que estos pudieran parecer. En qué momento se había vuelto un ente pétreo e insensible que solo podía mirar a los elegidos como pilotos de Eva, y no como los chicos que todavía eran, chicos que quizás tendrían ganas de soñar con vivir una vida distinta a la de liderar la perpetua lucha por la humanidad.

"¿En qué jodido momento comencé a pensar y a actuar como el Comandante Ikari?". Se preguntó de forma susurrante la doctora, un susurro que mas bien sonaba a tristeza mientras melancólicamente terminaba de beber en forma lenta su, a estas alturas, frio café.

"Lo siento mucho Misato, pero los niños no tendrán derecho a un futuro. A menos que ellos decidan otorgárselo".

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Luego de recorrer un largo trecho, Misato llego hacia el final de un pasillo, donde se encontraba un amplio vestíbulo que a sus lados señalaban el origen de otros pasillos y al frente se encontraban las variadas puertas de los ascensores que recorrían los distintos niveles de los cuarteles. Se acercó a uno y presiono un botón llamando a uno de ellos. Mientras esperaba, proseguía dándole vueltas al asunto que había quedado pendiente con quien, esperaba, pudiera a futuro seguir llamando amiga a pesar de aquel cachetazo. Pero alguien interrumpió sus pensamientos.

-Ha pasado mucho tiempo sin vernos, ¿No es así Mayor Katsuragi?-. Preguntó una voz varonil con un tono seductor.

-He estado demasiado ocupada atendiendo asuntos muy importantes-. Respondió ella sin mirarle y de una forma cortante.

-Pero que respuesta mujer. Deberías cambiar ese carácter si algún día pretendes casarte…

-Necesitaría de un novio para ello, y no tengo ninguno. Así es que, como puedes ver, ese comentario no me afecta.

-¿Y acaso no tienes ningún prospecto a la vista?-. Pregunto haciéndose el interesante.

-No, no hay ninguno por aquí que realmente valga la pena.

-¡Ouch!. Que cruel fue eso, no quisiera ser de esos hombres repudiados por una belleza como tu.

-Ryoji Kaji. Definitivamente eres un caso perdido-. Respondió la mujer pareciendo insensible ante la sonrisa seductora del varón.

-¿Sabes?. No eres la primera que me lo dice.

-No tienes remedio-. Alcanzó a responder la mujer antes que un leve timbre sonara y se abrieran las gruesas puertas del solitario elevador. La mujer entro rápidamente, alcanzando a ser secundada por aquel hombre.

-¿Dónde has estado metido todo este tiempo?-. Pregunto ella una vez que las puertas del solitario elevador se cerraron y este reanudo su marcha.

-Digamos que solo he estado haciendo diligentemente mi trabajo.

-¿Y qué hay de nuevo?

-Un cúmulo intrincado de mentiras y de datos que no tienen sentido… pero no creo que sea este el mejor momento para hablar del trabajo. A todo esto… ¿Qué haces por acá? ¿Tan temprano se terminó tu trabajo?

-Ni por asomo, solo me avisaron que Asuka ya despertó. Y quería pasar a verla un momento.

-¿Y cómo está ella?

-No lo sé, no he tenido tiempo para ir a verla. Y eso que han pasado varios días…

-¿No habías pasado a verla?

-Quería verla, pero no había tenido tiempo para hacerlo.

-¿Y qué te motivo para hacerlo ahora?

-Soy la responsable de los pilotos, es natural que quiera saber cómo están. Además…

-¿Pasa algo malo Misato?-. Preguntó el hombre ante el silencio abrupto de la mujer.

-Tengo la sensación de que algo no está bien. Que tanto misterio va mas allá de los ángeles y de los Evas. Creo que de una u otra forma todos han sido forzados a involucrarse en esto. Incluso los pilotos.

-Eso es obvio, después de todo piensa que tanto los padres de Shinji como los de Asuka estuvieron involucrados en el origen…

-Ya lo sé, pero no me refiero a eso; creo que algo malo está destinado para ellos.

-¿Aun piensas en lo que le ocurrió a Shinji con su Eva?

-Y en todo lo que sucedió en la última batalla. Creí que perderíamos a los Evas y a las pilotos. Y el cómo regresaron… fue algo casi increíble, aun trato de convencerme de lo sucedido realmente aconteció.

-¿Sabes Misato?-. Preguntaba el galán. -Al hablar así pareces una mujer totalmente madura, y no la joven muchacha alocada que conocí alguna vez que tan solo se preocupaba de vivir el día a día…-.

-¿A qué te refieres con eso?-. Pregunto la mujer sin conseguir comprender el significado de esas palabras. Él, sin embargo, respondió acercándose abruptamente a la mujer, embrujándola con un beso apasionado al cual ella no se resistió en principio. Mas, cuando sintió que las manos del hombre se deslizaron bajo su chaqueta para intentar recorrer su agraciada figura, ella se resistió y rompió el beso para gritarle molesta.

-¡¿Pero qué rayos estás haciendo?!

-Nada. Solamente quería dejarme llevar…

-¡Sigues siendo un fresco descarado!-. Exclamo molesta. Sintió fuertes ganas de abofetearlo ahí mismo, pero la detención del ascensor y el timbre le indicaban a la mujer que ya había llegado a su destino. En su lugar salió del elevador apenas este abrió sus gruesas puertas.

-Por favor, no olvides darle muchos saludos a Asuka de mi parte cuando la veas.

-Está bien, pero ya vete-. Le espeto aún molesta mientras se retiraba de aquel lugar.

-¡Ah Misato!. Hay una última cosa que quisiera decirte.

-¡¿Qué quieres ahora?!

-Solo quería decirte que, aunque no lo creas, todo esto no fue tan malo. Créeme, lo vas a agradecer. Tan solo debes recordar el día y el lugar en que nos conocimos, así como el lugar donde lo hicimos por primera vez-. Termino de decir este último comentario mientras enseñaba su sonrisa serena y seductora por última vez antes que aquellas metálicas puertas se cerraran y se oyera a lo lejos como el ascensor se perdía.

-Fresco mal pensado-. Murmuro ella para si misma antes de arreglarse la chaqueta y proseguir su camino. En esos menesteres estaba cuando noto en dos de los bolsillos internos unos objetos extraños que estaba segura que no estaban en aquella vestimenta. Sintió la curiosidad de saber de qué se trataban, pero sacarlos y verlos allí podía ser peligroso, incluso en ese vestíbulo aparentemente deshabitado.

Aparentando indiferencia la mujer continuó dirigiendo sus rumbos hacia el hospital del cuartel, donde luego de ir a recepción e identificarse fue autorizada a ir al cuarto asignado de la segunda piloto. Luego de que le indicaran donde era, tomo el ascensor y llego al nivel correspondiente, pero antes de ir al cuarto, se dirigió a un baño, donde se encerró en uno de los excusados. Y luego de cerciorarse por unos instantes de que no había nada ni nadie vigilándole pudo extraer de aquel bolsillo esos objetos.

"Chips de memoria. Ahora lo entiendo todo. Muchas gracias Kaji". Agradeció mentalmente la mujer al examinar aquellos objetos.

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No obtuvieron el alta de forma inmediata, ya que la Mayor tuvo que esperar a que todos los chequeos médicos estuvieran finalmente listos y aprobados, por lo que los facultativos le recomendaron que regresara dentro de algunas horas mas. Y luego de haber terminado su turno, ella regresó para terminar de realizar todos los tediosos trámites burocráticos correspondientes al caso. Pero finalmente, y luego de haber esperado por varias horas, pudieron Misato y Asuka salir de ese hospital cuando el falso cielo abovedado del geofrente replicaba las estrellas de la noche que de forma tenue iluminaban su caminar hacia el auto.

Mientras conducía rumbo hacia el departamento, la Mayor no pudo evitar reparar en el ánimo de la joven que estaba sentada a su lado. Ya no parecía la avasalladora muchacha enérgica, quizás, insoportablemente enérgica que solía conocer. Pero tampoco se veía como la joven mas serena y centrada que últimamente parecía haber visto. Ahora se veía como una chica triste que había sido profundamente lastimada en algún rincón de su alma. El pesado silencio que transcurría durante el trayecto a casa y que no lograba ser disimulado con la música de la radio no parecía ser indicadores de una buena señal.

-¿Qué es lo que te ocurre?-. Pregunto la tutora, intentando romper de alguna manera el denso y prolongado silencio que la estaba desesperando.

-Nada-. Respondió ella. -¿Por qué lo preguntas?-.

-Has estado demasiado silente, y no me gusta ese silencio.

-¿Acaso no puedo estar en silencio?-. Respondió ella algo molesta.

-No, no es eso, por supuesto que puedes estar en silencio si así lo deseas. Es tan solo que…

-¿Que cosa?-. Pregunto la interpelada, después de un largo rato de silencio de su tutora.

-Es solo… es solo que te noto muy triste. Como si algo muy malo te hubiera pasado.

-Tampoco estarías muy bien que dijéremos si apenas lograras sobrevivir a una batalla donde casi te aniquilan por completo.

-¡Hey!. ¿Y dónde quedo la valiente piloto que no le tenía miedo a nada?-. Preguntó Misato con un tono levemente burlesco a fin de buscar enervar a la pelirroja y, de paso, ver si lograba sacaba a flote algo de su ya clásica personalidad para reanimarla. Sin embargo, en lugar de ello, obtuvo un automático grito de Asuka entre temeroso y furioso.

-¡No digas eso!

Luego de decir estas palabras, la segunda elegida volvió abruptamente a la realidad, juntando sus manos y tapándose la boca que por la reacción quedo entreabierta, antes de deshacer este gesto y volver a hacer como si nada hubiera pasado. Misato se asustó al oír la fusión de dolor y furia de ese grito y la inmediata palidez y rigidez que adoptaron las facciones de la segunda niña antes de que tratara nerviosamente a hacer como si nada. De inmediato pudo intuir que algo no andaba bien en su acompañante. Muy preocupada por esto decidió acelerar a fondo aquel vehículo para detenerlo unas curvas mas adelante, en una explanada cercana a una curva de la autovía donde había una suerte de mirador que ofrecía una visión panorámica de la ciudad fortaleza que luminosa se erguía bajo las estrellas. Acto seguido detuvo el motor, apago la radio y se apresto para hablar con la chica.

-¿Aun te duele lo que te mostró el ángel?

-Co… como lo sabes-. Pregunto ella en un tono apesadumbrado que no parecía ser una pregunta.

-El ángel sondeo tu mente, casi redujo a chatarra el Eva 02 y por poco casi pierdes la vida. Sé que ese ángel removió cosas de tu pasado, obligándote a rememorar cosas dolorosas que a lo mejor querrías olvidar a como diere lugar porque solo te hacen sufrir. Pero no importa lo que te haya obligado a ver el ángel debes saber que el pasado es el pasado y que, por mas que tratemos, ya no podemos hacer nada, mas que aprender a aceptarlo y a convivir con el.

-Pero aun así duele mucho.

-El pasado puede ser doloroso, pero el quedarnos a llorar y lamentarnos por el no nos hace ningún bien. Tan solo nos vuelve prisioneros de el y nos enajenará hasta derruirnos.

Ante el silencio de la muchacha quien miraba con la cabeza agacha, Misato prosiguió. -Quizás este no sea el momento mas apropiado para decirte esto, pero debo hacerlo. Todos contamos contigo para vencer en esta lucha. No podemos fallar…-.

-¡¿Y porque no pilotean ustedes los malditos Evas?!

-Si nosotros pudiéramos hacerlo no los enviaríamos a ustedes…

-¡Entonces búsquense a otros que quieran soñar con ser héroes…!

-Esto no es una cuestión de quien quiera jugar a ser héroe. Esto es algo más serio jovencita. Se trata de la supervivencia de toda la humanidad. Se trata de si tendremos o no un futuro para vivir…

-¿Vivir?. Para que podría vivir. No tengo un pasado, no tengo un presente y no sé si vaya a tener un futuro. No tengo nada a que aferrarme…

-Aun tienes algo a que aferrarte, aun tienes al Evangelion que pilotear…

-¡Yo ya no puedo hacerlo!. ¡No puedo hacerlo porque no valgo nada!

-¡No digas esas cosas!

-¡Ya no quiero seguir piloteando esa maldita cosa!

-¡Te prohíbo estrictamente que hables así!. Tienes una misión que cumplir, un deber para con toda la humanidad… ¡¡Y la vas a llevar a cabo Si o Si!!

-¡¿Y porque yo?!

-¡Porque solo ustedes pueden hacerlo!

Un pesadísimo silencio se formó durante un largo rato antes que ella respondiera. –Pues vayan buscándose a otro que esté dispuesto a sufrir.

-¿Qué quieres decir con eso?

-¡Que yo ya no sigo aquí!. ¡Yo renuncio! ¡¡Me largo de aquí!!-. Terminó gritando duramente la chica mientras abría la puerta del deportivo, pretendiendo escapar.

-¡¿Por qué estás hablando así?!-. Le increpo aún más duramente Misato mientras agarraba con fuerza el brazo de la piloto y la forzaba a reingresar al vehículo. -¡¿Dime desde cuando Asuka Langley Sorhyu se rinde tan fácilmente?!... ¡¿Acaso no detestabas a quienes huían?! ¡¿Entonces?! ¡¿Dime porque huyes?! ¡¿Por qué quieres huir y dejarlo todo atrás?!-. Volvió a demandar la mujer, a ver si podía sacar adelante a su pupila de una buena vez del abismo en que estaba inmersa, aun si fuera a costa de golpear su orgullo. Pero tan solo pudo conseguir como respuesta un muro de angustiante silencio.

-¡Háblame, no te quedes callada mujer!. ¡¿Dime desde cuando Asuka se rinde…?!.

-¡Desde que Asuka Langley Sorhyu descubriera que era una indigna que no vale nada!. ¡¿Ya estas contenta?! Ya estas… acaso ya estas…-. Fue la adolorida respuesta que la chica intento gritar desde el fondo de su alma antes de romper a llorar abiertamente y sin disimulo alguno frente a su tutora.

Por su parte aquella mujer se había quedado en silencio, sin saber que era lo que podía decir o que debía hacer en una situación como esta. Después de todo, el ver llorar a Asuka era algo inesperado y, sobre todo, muy impactante. Máxime si esto había obligado a Misato a sopesar por un momento en las duras palabras que había proferido recientemente, palabras que denotaban un pensamiento que se había centrado exclusivamente en la necesidad de retener a un piloto y no en la necesidad de atender el alma lastimada de una joven desconsolada que estaba pidiendo a gritos la fuerza necesaria para poder salir adelante. Y ante esto, no pudo evitar Misato sentirse despreciable por haber antepuesto el deber a la necesidad cuando no había motivo para ello, replicando el mismo y detestable vicio que le había enrostrado antes a la doctora.

-Yo, yo lo lamento-. Volvió a hablar la mujer en un tono mas bajo, semejante a un susurro. –Yo en verdad lo lamento mucho Asuka. No quería gritarte, ni exacerbarme de esta manera. Se que has sufrido mucho, y puedo imaginarme que…-.

-¡No!. ¡Tú no puedes siquiera imaginarte lo que fui obligada a ver! ¡Ese engendro me obligo a ver todas las cosas que no quería ver!, ¡Me forzó a rememorar todos los recuerdos dolorosos que siempre quise enterrar! ¡Esa bestia tomo todos mis anhelos y los hizo pedazos!... Y todo ello lo hizo, usándolo a él…

-¿Él?. ¿A que te refieres con "él"?

-Yo lo vi, él me odia, me detesta con todo su ser. Yo no quería hacerle daño… pero… pero él…

El ver a esa chica pelirroja derramando dichas lagrimas mientras bajaba derrotada la mirada hacían dejar de lado la imagen de fortaleza y orgullo que solía conocer para reemplazarla por una sorprendente imagen de fragilidad; demostrando que, a pesar de todas las apariencias, aun la segunda elegida poseía mucho de niña desvalida que afanosamente busca el camino a seguir para forjar su propio rumbo. Al ver esto, todo lo que quedaba de rabia desapareció del corazón de la joven mujer y abrazó a aquella niña devenida en piloto. Para su sorpresa, Asuka no rechazo el abrazo, es mas, se aferró a este con las mismas ganas que tiene alguien que le dijera que al final todo estaría bien, pasara lo que pasara.

Largo rato pasaron así juntas las dos mujeres hasta el momento de separarse. La Mayor tomo con suavidad los hombros de la chica colorina mientras bajaba la mirada para verla cara a cara y así hablarle con decisión.

-Escúchame Asuka, pase lo que pase, todos nosotros vamos a salir adelante. No seremos vencidos y entonces podremos por fin ser libres para hacer todo lo que queramos. Pero hasta entonces seguiremos luchando, y lucharemos todos juntos hasta poder lograrlo. ¿Te parece?

Dudo por unos segundos la chica hasta que en un tono no muy convencido que digamos le respondió.

-Está bien.

-¡Muy bien!. ¡Esa es la actitud que hay que tener para salir adelante!- Exclamó la mujer imbuida de un repentino exabrupto de optimismo. –Otra vez estas de vuelta entre nosotros y eso tenemos que celebrarlo. Iremos a comprar algunas cosas y tendremos una gran celebración…

-Misato-. Trato de interrumpir la chica, sin éxito.

-…haremos comida y, por supuesto, habrá mucha cerveza…

-Misato…

-…cantaremos y la pasaremos muy bien. ¡¿Qué te parece?!

-Ehhh… solo vamos a ser nosotras dos, ya es cerca de la medianoche y aun me siento algo cansada. Además… creo que aun no estoy de ánimos para fiestas.

-Igual podrías animarte-. Trato de convencerla con su optimismo, pero al no lograrlo Misato tuvo que reconsiderar la idea.

-Ya veo-. Termino comentando algo decepcionada Misato luego del largo silencio que interpreto como una negativa de la chica a sus planes. –En todo caso… ¿Te parece si nos vamos a casa?-

-Si-. Respondió algo extrañada por dicha pregunta. -¿Por qué lo preguntas?-.

-Para que cierres la puerta que dejaste abierta.

-Ah si, claro-. Reacciono ella cerrando la puerta del vehículo que efectivamente había quedado abierta.

Luego de esto, aquel vehículo volvió a iniciar su marcha y se dirigieron por aquella autopista rumbo a aquel departamento que ellas denominaban como su hogar. Aun así, no pudo Misato dejar de pensar en que la segunda elegida no se encontraba bien y que debía observarla con mas atención. Era evidente que lo de Asuka era algo serio y, por ende, que no debía tomarse a la ligera, sobretodo considerando que ella se encontraba ahora completamente sola.

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Minutos más tarde, podía verse a ambas féminas haciendo ingreso en aquel departamento que, como era una constante, estaba hecho todo un desastre. Pero eso no les importó en lo absoluto, de hecho, solo se dedicaron a retirarse a sus aposentos para dormir. Pero antes de despedirse Asuka se dirige a su tutora.

-Misato… Eh… sobre mi comportamiento en el auto… yo, yo creo que no debí haberte gritado, y…

Mientras le escuchaba, la aludida no pudo evitar sonreír ligeramente un rato por esta inusitada conducta de Asuka.

"¿Quién pensaría que estaría tratando de disculparse?". Reflexiono para si misma la mujer a juzgar por la dificultad evidente para pedir perdón. Por lo que decidió cesar el embrollo de la chica pelirroja que trataba afanosamente de recurrir a inusuales fraseologías formales y a términos todavía mas inusuales para intentar pedir perdón sin lograr evitar la confusión.

-No Asuka. Quizás sea yo la que deba pedir perdón por mi comportamiento en el auto, por no haberme detenido un momento para escucharte. Lo siento mucho.

Asuka quedo en silencio por algunos segundos sopesando estas palabras antes de responderle. -Creo que ambas fuimos unas necias-.

Y con una pequeña, pero alentadora, sonrisa en el rostro, ella le respondía volviendo a su tonalidad mas característica. –Muy bien Misato Katsuragui. Yo te perdono-.

"Bien, al menos ha vuelto a ser la misma de siempre". Pensaba la sonriente tutora de esa respuesta a la cual se tuvo que resignar de buena gana. Luego de reír juntas por un corto rato, se despidió de la joven deseándole las buenas noches y dirigiéndose a su cuarto. Sin embargo, al abrir la puerta de su dormitorio, alcanzó a escuchar una pregunta de Asuka.

-Se que estuvo mal haber amenazado con haber abandonado esta lucha. Esa no soy yo, y no pensé en todos los que me necesitaban…

-No te preocupes por eso. Todos tenemos momentos de debilidad, lo importante es saber superarlos y no caer en ellos.

-Lo sé, tuve que sufrir demasiado para aprenderlo.

Intrigada por esta inesperada confesión y, más que nada, por el tono apesadumbrado que acompaño a esta, Misato se dio vuelta y miro a esa chica que estaba ahí, como si estuviera esperando algo que no podía, o que quizás no sabía expresar.

-¿Hay algo que te preocupe? ¿Algo de lo cual quieras hablar?

-No, no es nada, es solo que estaba pensando en…

-¿En que andabas pensando?-. Inquirió Misato ante el silencio de la chica, silencio que se prolongó durante un buen instante antes de escuchar un susurro de su contraparte.

"No puedo irme, no puedo abandonarla…"

-¿Querías comentar…?-. Intento preguntar al no poder entender aquel susurrar.

-¿Cómo esta ella?-. Interrumpió Asuka preguntando en un tono nervioso.

-¿Ah?

-Rei… o sea, la primera elegida…-. Trato ella de enmendar su frase como si estuviera preguntando un detalle trivial. Esfuerzo que se frustro cuando volvió a preguntar por ella en un tono mas preocupado.

-¿Ella está bien?

-Eh, sí. Ella se encuentra bien-. Contestó perpleja por la pregunta y el tono de esta. En todo caso, alcanzo a disimular la sorpresa que le causo el oír de labios de la segunda elegida la preocupación por su compañera.

-Bien-. Contesto la muchacha, mas aliviada por la respuesta. Dicho esto, procedió a retirarse a sus aposentos ante una Misato que, aun perpleja por esto, no le quedó otra cosa más que replicar la despedida.

"Vaya cosas, Asuka preocupándose por el estado de Rei. Eso si que fue muy sorprendente. Aunque es bueno saber que por fin ellas se han amigado. Ahora más que nunca necesitamos tener a ambas pilotos unidas para que enfrenten todo lo que les pueda deparar el destino". Pensaba la mujer mientras cerraba la puerta de su habitación.

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Y en otro lugar de esa ciudad fortaleza, unas manos albas abren el grifo de agua para que inmediatamente recayera sobre aquel cuerpo desnudo el agua que bañaba el gracioso cuerpo de esa chica que permanecía allí inmóvil perdiendo su mirada hacia las llaves de la regadera. Pero ella no enfocaba realmente su mirar hacia dichos artefactos de baño. La mente de esa muchacha se encontraba aun mas lejos, fuera de su cuerpo, fuera de ese cuarto de baño, fuera de este mundo. No podía sacar de su mente todas las vivencias vividas durante el transcurso de aquella batalla. Vivencias que, incluso, parecían ser contradictorias entre sí. Y no era para menos.

Aquella fémina esperaba haber muerto en sacrificio a fin de vencer al enemigo, o haber fenecido en el medio de la ardua lucha contra el enemigo. Creía ella que no tendría posibilidades de salir con vida, de hecho, no esperaba sobrevivir a la batalla. Y sin embargo, ahí estaba, cuestionándose cosas bajo la ducha, clara señal de estar viva. Cualquier otra persona normal en su situación estaría feliz de haber escapado de la muerte y así tener otro día más de vida que poder contar. Pero esa chica no era como todas las demás personas. Incluso, esta situación la tenía profundamente confundida.

Mientras mecánica y lentamente lavaba su corta cabellera ella trataba de desenredar esas confusiones. Al sobrevivir había podido dar cumplimiento a su promesa de no abandonar a su compañera, promesa que refrendo al no retirarse del conflicto en su hora mas critica para no abandonarla en ese instante cuando mas ella le necesitaba.

"Todo al final salió bien. Yo debería de sentirme feliz". Razonaba ella. Pero últimamente la felicidad no anidaba en el corazón de esa chica. Dicho sentimiento era empañado por todas esas vivencias que había experimentado en el transcurso de la batalla, vivencias que tenían como denominador común a una misma persona, y dicha persona no era la segunda elegida. Ante el recuerdo de esa persona trato de no pensar en él y raudamente abrió a su máxima capacidad el grifo de agua que con fuerza saco la espuma de su cuerpo como si de esta forma pudiera exorcizar dichas reminiscencias. Pero todo era inútil, por mas que ella trataba de extraerlo de su mente su recuerdo parecía pesarle cada vez con mas fuerza. Como si al tratar de alejarlo de su memoria él, en vez de marcharse, se asentara con una tozuda insistencia. Y a pesar del sonido del chorro de agua cayendo, alcanzó a escucharse en aquel cuarto de baño la susurrante enunciación de su nombre.

-Ikari-kun.

Y luego, otro tímido susurro, que enunciaba una pregunta que nadie respondió.

-¿Por qué?

Resignada, aquellos ojos rojos agacharon la mirada desconsolada por causa de aquel muchacho. Todo era inútil, a pesar de tanto tiempo transcurrido, y tal como pudo comprobarlo cuando hablo con él su corazón aun sentía algo grande por él; llegando incluso al extremo de angustiarse por no poder comprender que tan grande podían llegar a ser sus sentimientos hacia él. Aun cuando después viera en él a un ser monstruoso y deformado por los amargos dolores que le llevaron a odiar de tamaña manera, un ser que incluso pudo hacerla temer como nunca antes lo había hecho…

No, ese ser no era Shinji. Ese a quien vio había sido el ángel que había manipulado perversamente los rotos sueños de aquel chico para buscar destruirlas. Solo eso podría explicar que hubiera visto a dos personalidades muy distintas dentro de una misma persona.

Sin embargo, aquella explicación que se había formulado en su mente no era suficiente. A pesar de estar bajo el dominio y embrujo del enemigo, ella sentía que el chico que le había hablado en ese escenario a orillas del mar había sido el mismo chico tímido que había conocido como el tercer elegido y que este había sido sincero con ella, aun si no había tenido la conciencia necesaria para hacerlo.

La joven cerro el grifo y el agua de la regadera dejo de caer, solo algunas gotas ocasionales que quedaban caían golpeando el duro piso de la ducha con un sonar tenue pero incesante, el mismo sonar que se replicaba en su mente a medida que repasaba los acontecimientos. Ese ser no era Shinji. Y ella lo sabía…

Y quizás, he ahí lo mas trágico para esa doncella. Ella sabía que secuestrado por aquel enviado se encontraba un alma sufriente que ella tuvo que liberar y salvar, a costa de que dicho enviado le obligara a ver antes una horrenda verdad. Una verdad que la tenía ahí desnuda apoyada a duras penas en un lavamanos mirándose frente a un espejo algo empañado, pero lo suficientemente claro para que pudiera observar como sus ojos rojos se tornaban aun mas rojos y acuosos. Una verdad que parecía ser absoluta y completamente irreal y descabellada, pero que había sacudido su corazón con una fortísima conmoción antes de que esas mismas fuerzas flaquearan dentro de su ser y conmovieran su voz rompiendo el silencio con la mas pavorosa de las preguntas que se podía formular alguien como ella.

-¿Quién soy yo?. ¿Quién… quien realmente soy yo?

Sin mas fuerzas, la chica peliazul cedió abiertamente a sus emociones, llorando abiertamente por la incertidumbre que la embargaba; ello mientras una horrible y fría sensación semejante al vació se apoderaba de ella, como si nadie mas que ella morara en este inmenso mundo. No era la primera vez que experimentaba esa sensación, pero si era la primera vez que se sentía tan fuerte dentro de ella. Y mas que nunca esa joven detesto esa sensación.

Su espíritu debilitado y adolorido se sentía cautivo dentro de ese cuerpo debilitado y quería huir lejos de ese gris y triste lugar, dejar para siempre el frió que sentía calar en su ser y volar lejos, muy lejos de ahí y abrazar el calor y la dicha que traían aparejadas en esa sensación usualmente esquiva en ella y que solía identificar con la felicidad, un concepto que habría olvidado luego de no ser por esa otra chica quien le ayudaría a reencontrarla, y por eso anhelaba desesperadamente volver a estar con ella una vez mas, para que ella la ayudara a superar ese dolor. "¿Podría enseñarle a borrar esos recuerdos de Shinji? ¿Podría decirle que todos temores que el ángel le inculco eran infundados? ¿Aun podría aceptarla Asuka si llegaba a confiarle ese secreto que violentamente le revelo ese enviado?...".

La peliazul se detuvo ante estas dudas, particularmente sobre esta última, que acrecentaban aun mas el tormento que imperaba dentro de ella. El temor de pederla y lastimarla como lo había hecho antes con Shinji era para ella horror de una angustia insoportable. No quería hacerlo, pero quizás era parte de su inevitable destino. Incluso, quizás era algo que debía de hacer si quería salvarlos a ambos.

El rostro de ese espíritu asolado volvió tímidamente a levantarse y a mirarse en ese espejo mientras una afligida muchacha reflejada en él gritaba implorante una respuesta para su desesperante pregunta.

-¡¿Quién soy yo?!

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Después de haber vencido las medidas de seguridad, Kaji lograba finalmente hacer ingreso al interior de un gigantesco cuarto. Una mortecina iluminación apenas permitía vislumbrar las formas que habían en su interior, casi a tientas busco la consola principal de aquel complejo hasta que logro dar con ella. De su bolsillo extrajo una pequeña linterna e indago en la forma de encender las computadoras del lugar. Luego de encenderlas y de conectarse a la red interna la luz se hizo en aquel lugar revelando un vasto cuarto semicircular en cuyo centro se ubicaba un transparente estanque tubular en cuya base había un enmarañado conjunto de tuberías que sobresalían del piso, enredadera que luego se replicaba en lo alto de dicho estanque y se llegaban al techo, donde estas se repartían y se perdían.

Esta visión era sorprendente, pero según sus sospechas todo este entramado debía ocultar una razón mayor. El núcleo del sistema "Dummy Plug", pieza clave en los planes de NERV se radicaba en esa habitación, y todos los indicios que había recolectado le indicaban este lugar. Luego de haber echado una ojeada para cerciorarse de que se encontraba completamente solo, se coloco un guante y puso uno de estos dedos enguantados en un lector digital, mientras nerviosamente esperaba que dicho lector reconociera el falso relieve de una huella captada a fin de que este plan tuviera éxito. Para su fortuna, el plan funciono. Acto seguido paso por otro lector óptico una tarjeta y de forma simultanea introdujo una clave en el tablero.

"Funciona, por favor funciona…". Pedía secretamente para sus adentros aquel agente al sentir de que el sistema se estaba demorando mas que lo esperado. Y cuando ya estaba pensando en que esta demora sería alguna clase de estratagema deliberada para desquiciarlo y así forzarle a incurrir en algún movimiento en falso una señal en la pantalla le indico que su ingreso al sistema había sido exitoso. Kaji se disponía a preparar todo lo necesario para infiltrar esa red y extraer de los sistemas informáticos toda la información necesaria para así encuadrar todos los datos.

Pero en vez de que la información se desplegara frenéticamente en los monitores situados en frente suyo, como habría sido de esperarse, la evidencia que afanosamente buscaba se desplegaba de forma apoteósica en frente de sus ojos cuando aquel oscuro fondo se iluminara de idéntica forma a un vívido atardecer, develándole una visión que fue capaz de aterrar a ese hombre curtido en toda clase de riesgos y de hacerle olvidar toda clase de precauciones mientras en su mente se grababan a fuego las inauditas visiones y por primera vez en tanto tiempo salieron de sus labios temerosos una frase que sonaba mas bien a una angustiosa sentencia.

-Esta vez no tendremos perdón de Dios.

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Continuará…

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