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Chapter 20 - The battle against a real Monster

Still is

(Rider)

Ella jamás quiso herir a nadie.

Desde su nacimiento que ya no era capaz de recordar, hasta su infancia en la que había crecido con sus hermanas enseñándole todo lo que debía entender.

Los humanos eran criaturas bipedas que debían obedecer sus mandatos.

Así le fueron presentados a sus ojos.

Ella entendió eso desde un inicio, era un hecho innegable.

Pero, al conocer al primer mortal, una niña de poca edad, descubrió que en estas criaturas inferiores yacían sentimientos hermosos que quería entender.

El amor por la naturaleza fue algo que compartió con esta niña humana.

Y para su mala suerte, los mortales le temían, así que nunca más supo de la niña, ni tampoco de todos esos hombres.

El tiempo pasó, ella creció hasta que dejó de hacerlo.

Así que se acostaba en un largo y frondoso prado de flores primaverales.

Habiendo por mil y una cosas.

Aún así, ella se mantenía con vida.

Alejada de sus hermanas.

Para que no pudieran hacerles daño.

Mirando el cielo, acostada entre la hierba y las flores, dejando que sus ojos sólo observaran el cielo.

El único algo que no convertiría en piedra.

Pero, fue en ese momento que pudo oír un sonido irregular.

Como sí huesos se rompieran.

No, más bien, parecía como sí alguien estuviera rompiendo huesos con sus propios dientes, tal como un perro con las sobras de la comida.

Así que se levantó, y miró a sus alrededores.

No había nada ni nadie.

Miró el cielo despejado, para después ponerse algo sobre los ojos, ya que no quisiera herir a un pobre animal con estos ojos tan maldecidos por las deidades celestes.

Dando paso tras paso, se hizo un lugar entre el campo de flores que yacía en el centro de una inmensa llanura repleta de hierba alta.

Caminó.

Y cuando no encontró nada al revisar por los alrededores, decidió regresar, colocándose en una piedra alta en el centro del campo de flores.

Allí se colocó con tal de poder ver algo.

Escuchó el sonido de hojas romperse.

Su cazador había venido.

Aquél que fue enviado por la sabiduría misma.

¿Por qué no darle un pequeño discurso antes de dejarlo morir bajo mis dedos?

Fue así que hablé.

Sabiendo que él estaría oyendo.

—Pero eso a tí no te importa. Después de todo, sólo eres una herramienta de los Dioses. ¿No es así, Perseo?

Fueron mis palabras, antes de encaminarme a una batalla sin tregua en la cuál no salí con vida.

.

.

.

.

.

.

(...)

—. . . S-s-shinji.

En el momento que el sonido de la carne siendo cortada sonó, fue que mis sentidos regresaron a mí.

Yo había visto a Shinji en peligro.

Acorralado por el chico Emiya.

Parecía ser que habían subestimado sus habilidades.

Y extendiendo su mano, intenté alcanzarlo.

Pero, por más que lo intentara, se sentía como una eternidad la distancia entre ambos.

Justo en el momento que sus manos se conectaban, él se hizo a un lado.

Mis ojos pudieron verlo, moviéndose a una velocidad superior a la humana.

—¡SABER!—

Me giré, y lo vi quieto, cómo sí estuviera detenido en el tiempo.

Con los brazos extendidos a los lados.

Y un líquido rojo tocando el suelo.

La voz del pelirrojo la aturde, como el temblor de la espada de Saber.

Trato de mover mí mano pero tiembla, no quiere moverse.

Así que con mí otra mano la extiendo hacia él.

Yo. . .

Rider. . .

Fue la voz de Saber la que oí.

Pero aún así acerqué mí mano hasta su espalda.

Y cuando lo hice, el cuerpo inmóvil hizo lo opuesto, se movió, más bien por inercia, cayendo en mis brazos.

No sé por qué, pero nunca le he sentido más frío que ahora.

El viento se mueve con más fuerza que nunca.

Nunca se detuvo, ni parece que nunca lo hará.

—Shinji, . . .

Las palabras de Emiya me persiguen.

Pero yo sólo puedo sostener su cuerpo entre mis brazos.

Un color rojo mancha su vestimenta cómo también su blanca piel.

Pronto, mis manos también se encuentran manchadas en su sangre.

El hombre al que juré defender.

Me había terminado defendiendo a mí.

Su servant.

¿Por qué un hombre sacrificaría todo por otra persona?

¿Qué razonamiento había en ese pensar?

—¿Por qué?

Fueron las únicas palabras qué pude soltar.

Y lo único que pude oír fue la frase que salieron de sus labios rotos.

Te protegeré, pase lo que pase. Por siempre.

Parecía como una declaración de lealtad.

Tal como ella antes a él.

¿Por qué?

¿Por qué sacrifcaría su vida por algo que ni está vivo?

.

.

.

Es cierto.

Él realmente la consideraba una persona, sí no, la más importante.

Al inicio, ella odiaba su parecido con su asesino.

Que alguien que parecía capaz de traicionar a cualquiera tuviera el corazón suficiente para preocuparse por ella, un monstruo fue ella y este hombre lucía igual que lo que ella llamó monstruo en un pasado

Su asesino, Perseo, al hombre que nunca terminó por odiar, ya que solamente fue una herramienta, ella lo había predicho de ante mano, y pese a su ira pasada, ya no podía seguir odiandolo.

Por esta misma razón, odiar al desconocido Shinji fue su mayor pecado, ya que al seguir sus órdenes vio que pese a ser extraño, tenía un buen corazón, manchado por su pasado como ella, pero al fin y al cabo un buen corazón.

Pero, mientras más lo conocía, más podía relacionarse con él, más cómoda se sentía con su máster.

Incluso sí no era su verdadero Máster, ella lo prefería como tal.

Él le había dado comida, un hogar, e inclusive un hombro donde reposar, Shinji le había permitido ser su aliada en vez de simplemente un familiar, gracias a Shinji, ella ya no era una herramienta más, sí no que era vista por él como una aliada, como un igual.

Ella, pronto empezó a oír todo lo que le había dicho Shinji desde que la conocía, sin parar, tal como un tormento constante que la mataba desde adentro.

Apretó los dientes, queriendo romper en llanto.

Al hombre que le juró lealtad le había fallado, ni más ni menos.

Ese mismo hombre se encontraba entre sus brazos dejando caer su sangre al frío suelo.

Fue así que decidí optar por la mejor opción.

Sacarlo de aquí.

No podía arriesgarme a enfrentarme a Saber y a su Master que sí bien podía parecer un estorbo, era alguien que aprovechaba las ventajas del rival, por esta misma razón se veía a sí misma en una situación complicada.

Pero tampoco podía huir, ya que estaría revelando la ubicación de su base y también pondría en peligro el único lugar donde podrían descansar sin estar bajo ataque.

—Shinji.. continúa protegiéndome un tiempo más, ¿Quieres?—Dije pasaba mis manos por su cara, viendo los ojos cerrados del chico, también el como el aire parecía querer marcharse de su cuerpo, no le quedaba mucho tiempo a su máster, por esa misma razón ella debía ser rápida.

Debía ser más rápida que Saber.

Pronto, empiezo a liberar energía, tanta como para dejar ciegos a hechiceros cualquieras, la luz me cubre y saco aquello que quedó grabado en lo que todos reclaman que es mí "Leyenda".

Saber se tapa los ojos con sus manos debido a un as de luz que parece iluminar toda la noche, es más, todos en Fuyuki deberían ser capaces de verlo.

—Ven, mí primogénito.

Ella carga a Shinji entre sus brazos y empieza a correr hacia el borde del edificio, lanzándose al vacío.

O más bien, el vacío para otros, pero una oportunidad para que él sobreviva, una chance que la acerca a una improbable victoria.

De lo profundo de su vida.

Proveniente del trauma que la acecha.

Aquél que fue marcado como un pecado por la mismísima representación de la sabiduría.

No fue más que un monstruo después del castigo.

¿O ya lo era desde antes?

Certezas no tengo ninguna, ya que idea  de lo que pueda ser aquello que me defina no tengo ni creo tener en el futuro.

Pero, sí tengo una motivación.

Defenderlo, ya que él lo mismo ha hecho por mí.

Dejar que me proteja y a cambio protegerlo.

Juntos contra el mundo.

Aún no tiene todo resuelto, pero sabe que con Shinji puede resolverlo.

Que su corazón late por ese chico.

Aún sin saber qué tipo de latido es ese, ella debe protegerlo.

Después de todo. . .

—Soy la persona más importante para él. Así que. . . No podemos decepcionarlo.

Peleando por y para él.

Juntos por su sueño.

Por ayudarlo en su meta egoísta, por no abandonarme cuando pudo obtener mejores tratos; en el presente, mí respeto y admiración ha ganado con estas acciones.

—¿Me oíste bien? Sí es así.. ¡ENTONCES HAZ ACTO DE PRESENCIA! ¡PEGASUS!—

.

.

.

.

.

.

(Another First)

Eso es. . .

Un "Misterio divino" legendario, del cual sólo se habla en los mitos, Rin lo mencionó en el entrenamiento.

En el instante que Saber logra visualizar lo que yo también veo, es decir, al misterio divino en el cielo.

Se enfrentan a la verdadera forma de su oponente.

—Ese es su Noble Phantasm entonces—Dije apreciando lo luminoso de la criatura montada por Rider que también tenía a su.. enemigo, Shinji, en los brazos del Servant quién declaraba que Shinji le consideraba su persona más importante.

Esas no eran palabras ligeras, y muchísimo menos para Shinji.

Que él las dijera...

Rider debe ser realmente importante-- ¿Qué estoy diciendo? ¡Es obvio! Él se puso enfrente del ataque de Saber sólo para defender a Rider, una asesina.

Aún no puedo creer que Shinji haya hecho semejante cosa, pero, él había hecho lo mismo por Saber, incluso sí sus situaciones fueron distintas y sus motivaciones también, ambos habían sido movidos por algo inconsciente, eso los dejó en situaciones de riesgo.

Saber respira algo pesada, parece que el combate le empieza a pasar factura.

De inmediato, una luz se carga con un sonido que él entendió que era eso mismo.

Una luz azul surge de la espada de Saber, una que podría mover a cualquier enemigo, pero allí se encuentra Pegaso, batiendo sus alas estando inmutable.

Y nuevamente, un as de luz sale de la nada, o más bien, esta vez es producido por Pegaso que vuela directamente a Saber quién lo esquiva de un salto.

Rápidamente el vuelo de Pegaso se renauda y para querer atacarlos.

Saber piensa como yo también, pero nada se les ocurre.

Y la luz blanca desciende de los cielos oscuros.

El Pegaso vuela desde arriba, y se precipita hacia Saber sin tocar el suelo, aún así regresa al cielo.

Perseguirlo es imposible, Saber debería entenderlo también.

En esa posición desventajosa, el Servant Saber espera su oportunidad para el contraataque.

—Sí es que está cerca, entonces podremos derrotarlo—Dije. Ante esto Saber asiente sin decir nada, simplemente respirando.

Pero ante el silencio de Saber, Rider suelta un comentario que me provoca molestia y puedo ver a Saber apretar con fuerza su espada.

—Herir a un inocente, ¿Qué acaso eso no va en contra del código de caballeros? Eres patética, Saber. Y aunque debo decir que eres fuerte, también debo decirte que... Es inútil.

Saber entonces siguió en silencio, ignorando las palabras de Rider, o al menos así parece a simple vista. Mirando hacia arriba al Servant de clase Jinete.

—Pero... ¿Realmente lo vale? Ya que no existe la mínima chance de que te deie salir de esta. Morirás, así que hazlo con un mínimo de elegancia.

Rider suena calmada, tan calmada que me da escalofríos.

Se puede notar un ápice de ira profunda hacia Saber en la última parte.

—Huh. Soy un caballero que sólo obedece a su propio reino. Y por lo que veo, has traído semejante cosa, y yo que esperaba una raza más fantástica—Dijo Saber luego de bufar—. Trayendo algo de la Era de los Dioses. Tus obras debieron ser profundas.

Fue que después de estas palabras, Rider respondió.

—Sí, soy muy diferente a tí. No, más bien soy tú enemigo natural, ya que, yo monto a una de las criaturas que ustedes tanto se esforzaron por exterminar.

Ante esto, Saber respondió.

—Entiendo. Pensé que estabas corrompida, pero nunca pude estar más equivocada, es cierto que somos enemigos, ya que para empezar nunca fuiste un Espíritu Heroico, sí no que tú eres un Espíritu Maligno.

Cuando Saber dijo eso, Rider se quedó en silencio, y respondió de manera contundente.

—Poco importa lo que pienses, ya que ni siquiera puedes tocarme.

Saber analiza la situación.

Sí bien los pegasos no deberían ser problemas para el «Invisible Air» de Saber, esta cosa, esta cosa era diferente.

Ya que es un pegaso que vivió en la Era de los Dioses, ha superado el estado natural de un pegaso de la época en la que Saber había vivido.

La misma Servant se lo había explicado, que las cosas de la época de los Dioses no eran un chiste ni mucho menos.

Pegaso.

Y una mujer.

Época de los dioses, es decir, Grecia, según Tohsaka.

—Ya tengo su identidad. ¿Y tú, Saber?

El servant esperó mí respuesta y se la di.

—Ella no es más ni menos que Medusa, la Gorgona.

Ahora, la verdadera cosa impresionante era que..

—Ese Pegaso no es uno real, ese ni siquiera es el Noble Phantasm que le corresponde a Rider. Y aún así está ahí, intacto.

Tanto él como Saber sabían que esto no era cosa fácil.

Porque como había dicho Saber, esa cosa no era un Noble Phantasm ni una criatura viva, sí no que parecía ser más que nada un tipo de arma, tal como las dagas qué Rider lleva consigo.

—Parece que el juego termina aquí, Saber.

Sonríe de una forma maliciosa, no es una sonrisa de felicidad en lo absoluto.

Rider mueve a Shinji para que este la abrace a ella, y así el Servant pueda abrazar al pegaso apretando a Shinji entre el lomo de la criatura y el cuerpo de Rider.

—No me interesa sí todos ustedes perecen aquí, todo lo haré por mí deber. Y como no hay nadie aquí, puedo darme rienda a mí misma en este espacio. Mí master eligió este lugar teniendo en cuenta la posibilidad de una emboscada, todo para que yo pudiera pelear libremente.

Algo que no existía empieza a formarse partícula por partícula en las manos de Rider.

Es una rienda de oro la que aparece en las manos de Rider.

— --¿Ese es tú Noble Phantasm, Rider?

Preguntó Saber, a lo que la mencionada en la pregunta respondió.

—Sí, pese a no ser de mí agrado. Este pegaso es demasiado noble para las batallas, prefiere la paz ante el conflicto, por eso debo usar esto.

El pegaso dobla su cuello y brama, pero no por él y Saber, sí no por las intenciones de Rider.

—Mueran, Emiya Shirou y Saber.

Normalmente un Servant se preocuparía por su Máster, pero Rider parece ignorar el hecho de que Shinji se encuentre allá con ella, y Saber a su lado está protegiendolo aunque no quiera.

Él mira a su distante Servant.

— ---Viento.

Él no puede hacer nada.

Aprieta los dientes ya que no puede atacar a Saber.

Y las imagenes de esas espadas gemelas no lo ayudan en lo absoluto.

Rider acaricia el cabello de Shinji con una de sus manos antes de perfilarse para su ataque.

Pronto, Pegaso se empieza a elevar de sobremanera.

Y desaparece de nuestra vista por el momento.

Pero, puedo verlo en el cielo, un destello azul que llega hasta la cima y luego se deja caer desde allí hasta abajo.

—¡Prepárate Saber!—La servant asiente, y ven como Rider parece hacer más rápido a Pegaso incluso a esa velocidad.

Y los dos la oyen gritar.

—¡¡BELEERO-----

El nombre es recitado.

Es raro, pero empiezo a ver como el viento se detiene de golpe.

Y la luna parece haberse detenido en el mismo ángulo del que cae Rider.

Pero, no tienen tiempo para admirarla a la Luna.

Ya que Rider termina de recitar el nombre de su ataque.

----FONTEEEEE!!

Un verdadero relámpago.

—¿Has dicho que nadie podrá vernos, Rider?

Pronto, el viento se arremolina alrededor de Saber y parece que él incluso se ve atraído por el viento a lo que parece ser el ojo de la tormenta.

.

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(Recomendación: Kakusei, Rider Chips ver)

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—¡Pues déjame decirte que me siento de la misma manera, ya que aquí no debemos preocuparnos por la tierra ni por nadie más!

El sello.. el sello se ha roto.

Puedo sentirlo.

Puedo oír el sonido de algo.. cruje y cruje, es así hasta que puedo oír que se quiebra.

Como grilletes de un prisionero.

El viento de golpe causa que la tormenta misma aumente el tamaño de su ojo.

El viento ya no lo golpea, es más lo atrae.

Y puede verlo perfectamente.

— ¿Huh?

Dudo de lo que veo.

¿Es esa la espada que se suponía que debía ser invisible?

¿Por qué la siento tan familiar? ¿Por qué me pongo nostálgico al sentir ese olor?

Lentamente, cómo sí estuviera empezando a absorber el viento que había creado, su color cambia y con eso la luz.

—¿Una espada de oro?

El viento ruge más que nunca.

Pero incluso con el sello roto, Pegaso sigue acercándose.

Las riendas del Jinete brillan con intensidad tal como todo Pegaso.

. . .El tiempo se detiene.

La luz proveniente del origen de la corona.

La pureza supera a la luz de Rider que simplemente es grande.

La espada más poderosa del planeta.

Es la madre de todas las luces.

Y su nombre es. . .

—¡EX----

Al final. . .

Cómo un despertar...

Abre sus ojos.

Y se deja, avanzando en un frenesí de energía.

----CALIBURRRRR! —

Una espada de luz que corta todo.

Qué lo acaba con todo.

Perteneciente a una de las figuras más importantes de la historia humana.

El Rey Arthur, poseyó la espada Excalibur alguna vez.

Ese, era el símbolo como Servant que le pertenecía a Saber.

Y con este poder, la luz venció a la oscuridad.

Pero quizás, a un precio demasiado alto.

—Oh. Parece que va a llover. Deberíamos irnos, Saber.

Traté de parecer seguro, queriendo ignorar el sentimiento de culpa que me carcomía.

Por mí culpa él había muerto.

Pero ese enemigo había puesto en peligro a muchas personas.

¿Valía la pena seguir con ese riesgo?

Su enemigo le había hecho esa misma pregunta.

¿Estaría dispuesto él a traicionar a Saber por sus sueños?

—¿Shirou?

No lo sabía. . .

Pero no era algo de lo que tuviera que preocuparse.

—Sí, andando.

Di un paso hacia adelante, y empecé a caminar.

Tenía que seguir avanzando.

No podía mirar hacia atrás.

Siempre hacia adelante debería mirar.

Sí no, jamás podría descansar.

Por lo que, esta pelea contra el monstruo había terminado.