Still is
Ambos participantes de la Quinta Guerra del Santo Grial al darse cuenta de lo que estaba por acontecer se dieron prisa, no sin antes Shinji apagar el fuego con algo de agua.
—¿Puedes correr, Rider?—El Servant asintió levemente ante la pregunta de Shinji, quién asintió de igual forma y subió con velocidad las escaleras que llevaban a la superficie.
Detrás del joven le siguió la mujer conocida como Rider quién le siguió hasta posicionarse a su derecha.
—Iremos a por los callejones, así no llamaremos la atención—Dijo Shinji mientras sacaba de mochila un manto marrón para él mismo y otro para Rider—. ¡Andando!
Tanto el Servant como el chico empezaron a correr, el último de estos fue presa de la preocupación por lo que le pudiera pasar a sus compañeros, especialmente a Mitsuzuri, a quién Shinji consideraba como alguien cercano dentro de todo.
Por lo que ambos individuos corrieron por los callejones de Fuyuki, sabiendo que sí no llegaban a tiempo algo malo podría suceder.
Y después de estar un rato corriendo ambos habían llegado a la puerta de la escuela, en dónde Shinji nuevamente pudo ver las cuerdas alrededor de los cuellos de los estudiantes, pero esta vez los hilos estaban por todos lados, parecía como sí los hilos estuvieran creando un..
—Domo. —Terminó Shinji una frase, a lo que Rider comentó—. Mí habilidad me permitió crear esto, pronto un domo aparecerá y sus compañeros fallecerán. Este es el plan que los Matou me han ordenado llevar a cabo.
Shinji se sentía molesto, no sabía por qué, apretando sus puños con fuerza decidió mirar a otro lado.
—Matou Zouken, desgraciado..—Dijo el chico mientras sacaba de su mochila el libro de antes—. Rider, podrías decirme sí esto ha llegado a su máxima capacidad o aún está en el proceso.
—Antes no podía calcularlo porque estábamos bastante lejos, pero, ahora viéndolo en frente necesitaría estar dentro de este edificio para poder revisarlo, aunque sí no se ha activado ahora con el máximo pico de actividad mortal entonces tardará unos días. Sí desea que haga un examen más apropiado tendremos que entrar—Dio su respuesta el Servant de la clase Rider, su máster por otro lado, pudo permitirse suspirar por un momento.
—Hah... Eso es bueno, todavía tenemos tiempo—Dijo Shinji—. Cuándo entremos vamos a tener que desmantelarlo, no podemos dejar que se active, de ningún modo.
—Entonces.. a esperar hasta la hora del Almuerzo—Con eso dicho, ambos eso hicieron, comiendo unas barritas de cereal que Shinji mantenía guardadas en su mochila mientras esperaban tranquilos en aquél callejón, ocultándose cuando pasaba un auto o personas, todo con tal de mantenerse en el anonimato.
Finalmente, las campanas pudieron oírse, era el momento exacto para atacar, por lo que Shinji y Rider se movieron con velocidad dentro de la escuela usando la puerta trasera, después de esto subieron una de las muchas escaleras de Homuhara, llegando finalmente al salón en el que se encontraba el lugar en dónde Rider había plantado todo su problema.
—Rider, informe—Dijo Shinji mientras veía por la puerta hacia afuera, con tal de no ser descubiertos por nada ni nadie.
—Parece que alguien ha intervenido con la activación que estaba programa para hoy, así que no habrá inconvenientes hasta en unos días, lamentablemente con esta intervención tampoco podré desmantelarlo como tal, ya que parece que lo ha retrasado y activado a la vez—Dijo Rider con suma honestidad, a lo que Shinji asintió, sabiendo lo que eso significaba.
—¿Cuántos días?—Preguntó Shinji dándose la vuelta para ver a la mujer—¿Cuántos días nos quedan, Rider?
El Servant dejó su postura de rodilla hincada en el suelo, y se levantó para ver a los ojos a su Máster, quién se sintió muy ligeramente mareado al ser visto a los ojos.
—Cuatro días, el día ocho obtendremos la única posibilidad de destruir esto, pero también debe entender que dicho día todas las vidas aquí serán consumidas por este campo delimitado—Declaró Rider, girando su rostro para ver a otro lado, sabiendo los efectos de sus propios ojos cuando fijaba su mirada en alguien, inclusive estando cubiertos—. Esa es nuestra única oportunidad.
Shinji sabía quién había sido la persona que tocó el Punto de Origen, y también sabía qué les esperaba sí deseaban detener esto.
Archer e Saber, Servant de Tohsaka y Emiya respectivamente, quienes parecían pertenecer a una alianza conjunta.
Y aunque quisiera hablar con Shirou, Shinji sabía qué el chico jamás se aliaría con asesinos, no como Rider y por ende, este mismo.
—Bien, vamonos de aquí, no podemos dejar que nos vean a los dos—Declaró Matou mientras su Servant asentía y ambos empezaban a escabullirse de la institución sin ser notados.
Fue así que ambos se movieron nuevamente por los callejones hasta llegar a un parque.
El viento y el frío cada vez más se volvían una constante como también la vista denota que el Sol está cayendo lentamente, algo normal para esta época del año.
Es ahí que Shinji puede ver una imagen algo anormal.
No porque sea extraña o imposible, sí no porque no es algo que acostumbre a ver.
Una pequeña niña de cabello blanco se columpia con tranquilidad, esta lleva vestimentas abrigadas de color violeta.
Y lo más resaltante de la niña son unos fuertes ojos de un color similar a la sangre misma.
Lo que más le parecía curiosa a Shinji era que la niña se encontraba sola, con algo de frío sí es que sus ojos no le fallaban.
Bajo un frío gélido como el de ese día, y desde la oscuridad, tanto el espíritu como el mortal vieron a la niña mantener un rostro perdido.
Shinji, tan sólo por un momento fue capaz de ver una imagen similar.
«¿Por qué estás triste, #####? Pon buena cara, que el frío ya pasó. »
—...
Por un momento, Shinji quiso agarrar su Walkman, ya que podía oír el sonido blanco emerger de la nada misma, pero, frente a la adversidad fue que Matou se fortaleció.
—¿Sucede algo, Shinji?—Preguntó el Servant.
La dama entonces giró su mirada en la dirección que lo hacía su máster, visualizando a la niña de la misma forma que su máster, de alguna forma, Rider recordaba haber visto niños en esa misma soledad, siendo los sobrevivientes de pueblos extintos por mano de gobernantes idolatrados por su pueblo.
Pero, en esta situación fue que Shinji mantuvo su mirada en el rostro de la niña, e incluso sí sabía que podía ser asesinado, este comentó lo siguiente:
—Perdóname por pedirte esto, Rider—Inició Shinji—. Pero. . . ¿Podrías esperarme aquí esta vez? Tengo un asunto que resolver, puedes acompañarme en tú forma espiritual sí así lo prefieres.
Eta fue la segunda vez que Rider vio algo de compasión en su máster, viéndolo así, el Servant, quizás tocada por estas palabras y la tonada al ser dichas, hicieron que la dama entendiera en algún sentido la motivación de Shinji, así que asintió, no teniendo de otra más que aceptar, diciendo entonces:
—Adelante, Shinji.
Después de obtener el permiso, Shinji empezó a caminar viendo como sus huellas se marcaban en la nieve, ya que el Sol caía y la nieve se aparecía.
Entrando a la zona de juegos, la niña rápidamente giró su cabeza para ver a un hombre cubierto por un manto marrón que ni siquiera le dejaba ver su rostro, pero sabiendo lo que podría ser, preguntó con simpleza.
—¿Has venido por mí cabeza, verdad?—Preguntó la niña, a lo que el joven caminó hasta detenerse a un lado de los columpios.
—¿Debería?—Preguntó la figura desconocida para la niña.
—Somos masters, después de todo—Dio por sentado la niña.
—Yo no sé de qué estás hablando—Se desentendió Shinji, poniéndose de cuclillas al lado de la pequeña—. Ya que aquí solamente veo a una solitaria niña en el parque.
—Eres un insecto sin más, no me interesas—Declaró la niña, mirando a otro lado sin demostrar interés alguno.
—Con que así ves a todos, curioso—Dijo la figura viendo al cielo.
La nieve, algo tan bello según la figura, caía lentamente desde las nubes grises que cubrían el ancho y largo del mundo.
—Dime.. ¿Te gusta el frío?—Preguntó la figura.
—¿Por qué debería responderte?—Respondió con otra pregunta la niña—. Ni siquiera te conozco.
La figura entonces soltó un "Oh" con ligera sorpresa y habló.
—Perdona perdona, me olvidé de eso. Ahora mismo soy un desconocido con el que no debes hablar, ¿Verdad?—Se dio cuenta la figura—. Puedes llamarme Shinji, Shinji a secas. ¿Y tú eres...?
La niña al conocer el nombre del hombre tuvo que responder.
—Illyasviel Von Einzbern, pero dime Illya, Illya a secas también—Respondió Einzbern.
—¿Ves? Ahora yo no soy un insecto insignificante y tú no eres una desconocida—Habló Shinji.
—¿Y eso qué? ¿Qué quieres de mí?—Preguntó Illya con una actitud despectiva.
—¿Qué es lo que quiero de tí?—Se re-preguntó el hombre poniendo su mano izquierda debajo de su barbilla—. Mm. . . ¡Ya sé! Quiero que respondas una pregunta.
Illya miró al hombre a quién aún no podía reconocer.
—¿Una sola pregunta?
La figura asintió, y la niña entonces también asintió.
—Dime, ¿Te gusta el frío?
Ante la pregunta la niña sacudió la cabeza de un lado a otro.
—No. De hecho, yo odio el frío, siempre he preferido el calor.
Con la respuesta lanzada fue que Shinji asintió y también habló.
—A mí tampoco, pero.. la nieve es lo único que salva a esta época, ¿Sabes?
Illya al ver esta respuesta lentamente se le dio por asentir.
—A mí también me gusta la nieve. Mí papá solía decirme que me parezco a ella, la nieve.
Shinji entonces miró a la niña y asintió.
—Tú papá es un hombre bastante observador, ya que pienso lo mismo. Se ve bastante suave y bonito tú cabello.
La niña abandonó momentáneamente su actitud despectiva y puso una expresión contenta.
—¿A qué sí? ¡Él también decía eso mismo! Mí mamá tenía el mismo color de cabello que yo, según él seré una mujer muy bonita cuando crezca.
Shinji quiso hacer sentir mejor a la niña diciendo:
—Yo también creo eso. Sí te comportas bien y eres educada hasta puedo verte triunfando en la vida.
Fue así que la niña comentó lo siguiente.
—¿Y usted señor? ¿Le gusta la nieve?
El joven asintió y respondió a la pequeña.
—Bastante de hecho, aunque nunca se lo he dicho a alguien más. ¿Podrías guardarme ese secreto, Illya-chan?
Soltó Matou un sufijo con tal de no parecer irrespetuoso usando solamente su nombre, a lo que Illya asintió sonriente.
—Confía en mí. Yo guardaré su secreto, señor Shinji.
El sol ya se había ido, y la noche ya estaba presente, por lo que el joven se levantó de su lugar.
—Bueno, creo que es tiempo de que regreses a casa. Yo también haré lo mismo.
Illya asintió un poco cabizabaja ante esas palabras, ya que realmente le había caído bien este "Shinji".
—¿Volveré a verlo, Shinji oji-san?
El hombre ante la pregunta de la pequeña posó su mano sobre su cabeza, por ende, de su gorro violeta.
—No sabría decírtelo con certeza. Pero.. sí realmente lo deseas con tú corazón, puede y termine apareciendo, ¿Quién sabe?—No quiso prometer nada Shinji, ya que ni él mismo sabía sí viviría para el siguiente día—. Después de todo, los milagros son posibles cuando los deseas con todo tú corazón.
Con esas palabras el hombre empezó a marcharse, no sin antes decir.
—Y la próxima vez que salgas, tráete algo más abrigado, a menos que quieras pescar un resfriado—Dijo Shinji, marchándose ignorando todo lo que pudiera decir Illya.
La niña observó como el joven se desaparecía en la oscuridad de la noche, alejándose de la luz, tal como un tipo de metáfora que sólo un filósofo se pondría a analizar.
—Un milagro que no requiera del Grial. . .
Mencionó Illya viendo al cielo nocturno.
—Vamonos, Berserker.
Fue así que la imagen terminó siendo la de un parque vacío y desolado con huellas que desaparecían en la noche alumbrada por postes de luz.
Siendo esta, quizás la única buena conversación que tuvo en una tarde nevada, después de tanto tiempo, Illya se sintió algo.. movida, pero descubriría luego la razón.