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Chapter 219 - Tu otra vida

— ¿Dónde estamos, Rudy?

— En la antigua casa familiar. Ahora es la casa de mi hermano y su familia. Cedí mis derechos a él cuando heredé la casa de mi tío. Viví aquí hasta los 26 años.

— Un poquito viejo para vivir con tus padres, ¿no crees? — me dijo Eris.

— Muy graciosa. Hasta los 22 viví con mi madre y mi hermano acá. Y después 4 años más con mi hermano y su familia mientras salía de la universidad y encontraba trabajo. Después falleció mi tío, el hermano de mi madre, que no tenía más sobrinos y nunca tuvo hijos , y nos heredó la casa en la que vivía yo en este mundo.

— Ya veo — me dijo Silphy. — ¿Y por qué no entramos?

— Uuf, esto será raro — dije abriendo la puerta que daba al patio delantero. Ahí me topé frente a frente con mi madre sentada mirando cómo papá jugaba a la pelota conmigo y mi hermano.

— Recuerdo esto. Yo tenía 4 años y mi hermano unos 9 años — dije.

— Me recuerda a ti, cómo juegas con nuestros hijos, Rudy — me dijo Roxy.

— Sí, de niño, apestaba para el fútbol — dije mientras me miraba pisar la pelota e irme de hocico al suelo , mientras papá me tomaba en brazos y yo lloraba como niñita.

— Jajaja, eras bastante estúpido — dijo Eris.

— Muy graciosa — dije mientras el recuerdo se desvanecía y aparecíamos en el primer año de escuela.

— ¿Esta es la universidad de tu mundo, Rudy? Es muy pequeña.

— No, Roxy, no es como en nuestro mundo. Aquí entrábamos en la escuela, Kinder para ser preciso, y ahí estoy yo y mis amigos. Aquí nos conocimos.

Cuando las chicas miraron, los tres estábamos llorando abrazados a nuestras madres.

— Ya, niños, deben ir a la escuela, pórtense bien y dejen de llorar.

— Jajajajaja, cobardes — dijo Eris. — Tu amigo, e feo, no era tan feo de niño. ¿Qué le pasó en el camino?

— La pubertad. A los 14 tuvo acné y le quedó la cara así, de hecho, le decíamos el cara de cuaderno.

— ¿Por qué le decías así, Rudy? — me preguntó Silphy.

— Porque tenía la cara llena de materia.

— No entiendo los chistes de este mundo, Rúdeus — me dijo Eris.

— Jajajajaja, te lo explicaré después, amor — dije mirando cómo me sentaba al lado de los que serían mis mejores amigos en esta vida.

— Oye Rudy, esa niña, ¿no es tu cuñada?

— Sí, Ana era nuestra amiga. De hecho, así conoció a mi hermano, iba a jugar a nuestra casa, y mi hermano le decía "niña fea", jajajaja. Al final, terminaron casados.

— ¿Tú estabas enamorado de ella?

— Yo? Jajaja, no, pero Lucho sí estuvo muy enamorado de ella cuando teníamos 14 años. Pero Ana siempre estuvo enamorada de mi hermano. Ahora que lo pienso, siempre buscaba excusas para ir a jugar a casa con nosotros, y solo se dedicaba a molestar a mi hermano.

— ¿Cuánto tiempo estuviste en esta universidad, Rudy?

— 12 años, bueno, 13 años contando el Kinder, pero no es universidad, es una escuela, como en la que te expulsaron en Roa por violenta Eris.

— Ya, cállate — le dijo mi esposo malhumorado.

Nuevamente, el recuerdo se desvaneció y aparecíamos en la playa. Ya tenía unos 8 años y jugaba a las paletas con mi hermano, mientras mis padres nos miraban sentados en unas sillas bajo un quitasol.

— Esta es la playa a la que nos trajiste ayer, ¿cierto?

— Así es, Silphy.

— ¿Y por qué aparecí con bikini? ¿Por qué siempre tiene que ser tan pequeño? — me dijo Eris.

— Es mi sueño. Quería verte así — le dije tocándole el culo, mientras esquivaba un puñetazo de mi esposo.

De pronto, el sueño se desvaneció, y aparecímos en Navidad, abriendo los obsequios.

— Esto es Navidad, Rudy.

— Sí, ves, ese es un árbol navideño.

— Esto es muy bonito — dijo Roxy. — Podríamos hacer algo así para los niños.

— Sí, me parece bien — dije mirando cómo mi hermano y yo recibíamos nuestra vieja Nintendo. Ese regalo fue para los dos, y fueron años de entretención con esa cosa.

— ¿Y qué están bebiendo tus padres?

— Eeeh, un ponche navideño, Eris.

Tiene leche, alcohol, café y otras especias, qué no existen en nuestro mundo.

— Quiero beber, dijo Eris.

— Así que les serví un vaso junto con un trozo de pan navideño a ella y mis esposas .

— Esto se parece mucho al pastel Asurano qué tu padre odia, me dijo Roxy.

— Sí, pero es más dulce y rico, dijo Eris engullendo un trozo.

— Sí, sabe muy diferente.

— Ya les dije, tiene especias que hace que sepa diferente, además tiene azúcar.

— Uuuum, este ponche es muy rico, dijo Roxy.

— Sí, había olvidado su sabor.

— ¿No puedes crearlo?

— Pues no, no existe el café en nuestro mundo, y no hay de estas especias, como te dije debieron desaparecer cuando se hundió el continente en el mar de Ringus.

— Es una lástima, dijo Roxy.

— Eso se ve divertido, ¿qué juego es? Dijo Eris .

— Mario Bros, pasamos horas jugando eso cuando éramos niños, dije.

— Me gustó esta celebración, pero ¿qué están haciendo ahora, Rudy?

— Oh, eso, mamá está poniendo el niño Jesús en el pesebre.

—¿ El Milis de este mundo?

— Así es aunque la historia es diferente.

— Cuéntamela.

— Pues bueno, se supone que (...) y así le conté brevemente la historia.

— Dios, a Milis no lo mataron y tampoco resucitó, dijo Silphy.

— Sí, bueno no es la misma historia.

— Oye, ¿y si Jesús, es Milis?, que renació en este mundo, digo por los poderes para curar personas, aunque Milis sí mataba gente, dijo Roxy.

— No lo sé, no lo creo, le dije.

— Bien, veamos otra cosa, Rúdeus, dijo Eris.

— Así que de pronto aparecí en clases de música en las escuelas con mis amigos, pero ya teníamos unos 13 años.

— Vaya, ya están grandes, y tu amigo el moreno tiene la cara muy fea llena de granos.

— Sí, le pego fuerte la pubertad, Eris, por eso le decíamos el cara de cuaderno.

—(...) Estoy harto de tocar esta estúpida flauta, Paulo, es lo único que está vieja nos hace tocar, dijo Lucho.

— ¿Y qué quieres?, un piano?

— No, pero Lucho tiene razón, es tonto, porque no hacemos una banda de Rock?

— No tenemos instrumentos, Sergio.

— No, pero Lucho canta bien, y yo estoy en la banda de la escuela y toco la caja, podría ser el baterista, tú Paulo sé que algo sabes de guitarra, te vi tocando la guitarra de tu papá y lucho puede aprender bajo, y Ana el teclado.

— A mí, no me metan en sus estupideces, dijo Ana.

— Podríamos decirle a tu hermano que se una, Paulo.

— Si puede ser, dije.

— En ese casi yo quiero integrar la banda, dijo Ana.

— Y cómo lo hacemos con los instrumentos.

— Trabajemos este verano en la cosecha de frutas y compramos de segunda mano, ¿qué les parece?

— Sí, es una buena idea.

(...)

— Y aquí hicieron ese conjunto de varados Rudy?, pregunto Silphy.

— Sí, Jano se negó a entrar y Ana perdió el interés cuando supo que mi hermano no le interesaba, ese verano conseguimos un permiso para trabajar y ahorramos dos meses para comprar los instrumentos.

— Está sonriendo Rudy, ¿es un lindo recuerdo? , dijo Roxy.

— Jajaja no, el trabajo fue duro, me quemé la piel con el sol, me dolía todo, pero al final teníamos los instrumentos, era 1990, el inicio de la mejor década de este mundo.

— Los extrañas cierto Rudy a tus amigos?

— Sí, pero es curioso, cuando renací el cerebro nuevo y los genes de Paul y Zenith me hizo no extrañar tanto esto, de hecho ese primer mes no sentía casi nada y rápidamente empecé a amar a mis nuevos padres, no sabría como explicarte como funciona Silphy, pero la transición de Paulo a Rúdeus fue muy rápida a pesar de conservar mis antiguos recuerdos, aunque volver a ver esto, si me produce mucha nostalgia, aunque jamás cambiaría nuestra vida juntos por volver, amor.

— Entiendo, dijo Silphy dándome la mano.

— ¿Donde estamos ahora Rudy?

— En la casa de Sergio, no teníamos donde ensayar, y el papá de él nos pasó este cuarto que era una bodega de madera para que ensayaramos, aquí llenamos de posters de los grupos que nos gustaban y ensayábamos en las tardes.

— Dios, tocan horrible Rudy, me dijo Roxy.

— Sí, bueno estábamos recién aprendiendo, dije.

— Y qué más hacían en esta época, Rúdeus?

— Pues ir a jugar fútbol a una cancha que está por aquí cerca, ir a pescar al río, o ir a las colinas a buscar puntas de flecha, cazar conejos, o simplemente íbamos a acampar y hablar tonteras frente a una fogata toda la noche.

— No era un poco peligroso.

—No, no habían monstruos, amor .

— Y cómo cazaban conejos? ¿Con arcos o armas?

— No Eris , poníamos trampas, una especie de lazos y atrapabamos conejos.

— No sabía que comían conejos en este mundo.

— Bueno, no es común en este país comerlos, aunque en este pueblo si se comen a menudo, además, no decían nada por cazarlos, ya que eran plaga.

— Vaya, esto es genial Rúdeus, dijo Eris.

— Te llevabas bien con tus padres, Rudy, te he visto poco con ellos, me dijo Roxy, ¿qué estás ocultando?

— Nada, me llevaba muy bien, aunque cuando murió mi papá, había discutido con él, había bajando mis notas y me prohibió ir a una fiesta donde iba a ir una chica que me gustaba, Dije mientras aparecíamos en mi antigua casa.

(...)

— Mira Paulo, mira estas notas, estas por reprobar castellano y filosofía, acaso quieres repetir año.

— Son solo dos pruebas papá, puedo recuperarme.

— ¿Adónde crees que vas?

— Voy a una fiesta a la casa del Sergio.

— Oh no, hoy no sales, estas castigado.

— Qué, ya tengo 17 años, no puedes hacer esto.

— Si puedo, es tu último año de escuela, si quieres ir a la universidad debes sacar mejores notas.

— Déjame en paz, eso lo veré yo, yo mismo la pagaré trabajando, no te estoy pidiendo tu dinero papá.

— No me importa, mientras vivas conmigo yo mando aquí.

— Bien, eres un retrógrada, viejo, te odio.

(....)

— Vaya, eras un imbécil Rúdeus, dijo Eris.

— Mira quien habla, tú haces berrinche por todo, le dije.

Esa noche me acosté muy enojado y me dormí, desperté cerca de las 8 de la mañana con los gritos de mamá.

(....)

— JANO, PAULO, RÁPIDO AYUDA A SU PAPÁ, VENGAN RÁPIDO.

— Mamá, ¿qué pasa?

— Tu papá cayó al piso, está inconsciente, no sé qué le pasa.

— No, no, no, viejo, no, dije dándolo vuelta, tenía los ojos abiertos y no respiraba.

— Jano, RÁPIDO VEN, grite.

— No papá.

— Llama una ambulancia, rápido ve con el vecino y llama una ambulancia.

— No, viejo, no me hagas esto , vamos, dije empezando a hacerle reanimación y respiración boca a boca.

(....)

— ¿Qué haces Rudy?

— Tratando de hacer que su corazón vuelva a latir y vuelva a respirar.

— Usaré magia, dijo Silphy, pero la tomé del brazo.

— No amor, ellos no pueden vernos en un recuerdo, le dije, mientras mirábamos como mi Antiguo yo trataba de reanimarlo.

— No hay nada que hacer, él murió de un ataque masivo, había muerto antes de caer, les dije, mientras mi Antiguo yo no se rendía de tratar de reanimarlo.

— Cúando llegó la ambulancia y los paramédicos, ya estaba muerto, les dije, limpiándome una lágrima.

— ¿Está bien Rudy?

— Sí, dije mientras, pasábamos a otro recuerdo mientras estábamos en una iglesia en su funeral.

— ¿Sientes culpa Rudy?

— Sí Roxy, yo lo quería mucho, nunca quise decirle esas cosas, nunca me imaginé que sería la última vez que hablamos.

— ¿Qué pasó después de eso?

— Pues me gradué de la escuela y fui llamado al ejército, estuve un año.

— Quiero ver eso, dijo Eris.

— Así que aparecímos en un día de visita, cuando me entregaban el Fusil.

(....)

— Hola mamá, como estas, Jano, hermano, y tu que haces aquí Ana, vinieron los chicos también?

— No, Lucho esta trabajando y Sergio esta estudiando mecánica industrial.

— Y tu que haces aquí?

— Pues supongo que con Ana estamos saliendo hermano , me dijo Jano.

— Encerio, jaja esto es raro, felicitaciones, dije.

— Si, lindo uniforme te ves muy masculino con ese corte de pelo y esa boina, me dijo Ana.

— Ya callate, cuñada.

— Como te tratan aquí Paulo?

— Bien, trotamos 10 kilómetros todos los días, comemos deliciosa comida, y acampamos mucho donde nos dan deliciosas raciones de campaña.

— Osea lo pasas bien.

— Claro que no, ya quiero salir de esta mierda.

— Hazte hombre hermano, amachate.

— Callate estúpido, a ti no te toco esto.

— Ya tranquilo, pero sabes te tengo buenas noticias la Universidad aceptó tu ingreso para el próximo año.

— Encerio eso es genial.

— Si, yo te ayudaré, estoy trabajando de mecánico en una empresa de transporte.

— No es necesario Jano. Yo voy a trabajar y pagar la universidad y ayudar en casa.

— No te preocupes, lo hago con interés, así cuando me case con Ana y me eche de la casa me iré a vivir contigo.

— Si, eso es probable, dije.

(....)

— Mientras mi actual yo miraba desde la distancia.

— Vaya es un uniforme raro Rudy, dijo Silphy.

— Si, es verde para camuflarse.

— Ya veo, al menos te vez feliz.

— Si, estaba empezando a recuperarme en esta época.

— De pronto volvimos a cambiar y aparecímos la noche del 31 de diciembre de 1995.

— Hola buenas, mamá, Jano, Ana, invite a alguien espero que no les moleste.

— Quien es hijo?

— Es mi novia Caro, nos conocimos hace varios meses.

(....)

— Rúdeus, ¿qué haces con esa perra?, DIJO Eris.

— No soy yo, Eris, tu sigue viendo, dije mientra pasábamos ese año nuevo en familia.

— Y así pasaron algunos años, había llegado el año 1997, y solo me quedaban 2 años año para graduarme.

Hasta que un día todo se fue a la mierda. Mi mamá empezó a toser y sentirse mal, se le Inflamo el cuello, pensamos que eran paperas y la llevamos al médico.

(...)

— Bien, tengo los resultado, escuchen seré brutalmente Franco con usted señora González y con sus hijos.

— ¿Qué tengo doctor?

— Tiene leucemia, temo que no le queda más de 6 meses de vida, lo siento mucho.

— Jano se agarro la cabeza y yo salí al pasillo donde empecé a llorar.

— Mierda, no Dios, no mi mamá, porque.

(....)

— Rudy, dijo Silphy tratando de abrazar a mi Antiguo yo, pero lo atravesó como un fantasma.

— ¿Qué pasa?

— Estoy aquí, Silphy, él es un recuerdo.

— Eris y Roxy no dijeron nada.

— Puedo curarla, dijo Silphy.

— No, no existe la magia en este mundo amor.

— Pasamos a otro recuerdo, cuando ya estaba en cama e inyectando se morfina, la quimioterapia no había funcionado y solo tenía un tratamiento paliativo.

Mientras mi Antiguo yo estaba con la cabeza apoyada en su regazo y mamá acariciaba mi pelo.

(...).

— No estés triste hijo, veré a tu papá de nuevo, debes seguir estudiando, te falta muy poco.

— No quiero perderte mamita, no quiero, ¿qué voy a hacer sin ti?

— Ya, tranquilo, debes apoyarte en tu hermano, en Anita y en Carolina, tus amigos, ellos siempre vienen a verte, el otro día estuve hablando con Luchito, me contó que tiene novia, y me contó unos chistes muy vulgares jeje, pero me hizo reír.

Te acuerdas cuando eras niño, y con tu papá los llevábamos a tomar helados en la plaza?

— Si.

— Como me gustaría volver a ese tiempo hijo.

— Mamá, te quiero mucho, no te vayas por favor.

— Voy a estar bien, mi niño, cuidate con tu hermano, ahora solo se tienen ustedes dos, no se peleen cuando me vaya, yo los voy a cuidar.

(....)

— Dios Rudy, esto es muy doloroso, dijo Roxy limpiando se una lagrima.

— Si, lo fue, ella se fue dos semanas después, el 22 de julio, hizo mucho frío ese día, la sepultanos con papá.

— Ahí aparecímos en el cementerio, mientras yo, mi hermano y Ana estábamos frente a la tumba llena de flores y mis amigos a nuestro lado.

— Lo siento, chicos, su madre era una buen persona, la voy a extrañar mucho, dijo Sergio.

— Yo también, dijo Lucho, voy a extrañar cuando me invitaba a tomar el té.

— Eso no lo voy a extrañar tanto, dijo mi hermano, había que quitarte las cosas de la mesa para que dejaras de comer.

— Jajajaja jajaja.

— Ella tenia buen sentido del humor, dijo mi hermano.

— Si lo tenía.

— ¿Donde esta Caro?, pregunto Ana.

— Dijo que no podía venir, por problemas familiares, dije.

— Uuum ya veo.

— ¿Quieres quedarte un poco más Paulo?

— No, vamos a a casa por favor, dije.

(....)

— Rudy amor, vámonos, esto no te hace bien, me Dijo Silphy.

— No, esta bien, dije.

— Luego volvimos a mi casa donde estaba en pieza llorando solo.

(....)

— Yo igual llore cuando murieron mis padres, pero no los vi morir como tu Rúdeus, esto debió ser duro para ti.

— Si lo fue Eris, pero es parte de la vida, con el tiempo lo superé .

(....)

— Paulo, te buscan, es Caro, dijo de pronto mi cuñada tovñcando la puerta.

— Si, esta bien, dije limpiándome las lágrimas.

— Hola Polo, siento lo de tu madre, dijo abrazándome, perdoname por no venir.

— Si, no te preocupes.

— Debemos hablar.

— ¿De qué?

— Estos últimos meses, han sido difíciles para ti, y bueno esto no será fácil.

— ¿De qué hablas amor?

— Me he sentido sola estos meses, me has dejado de lado.

— Si, lo siento, es que todo esto fue muy sorpresivo y rápido.

— Escucha Polo, lo mejor para los dos es que nos tomemos un tiempo.

(...)

— Oye Rudy, ¿qué significa tomarse un tiempo en este mundo?

— Me esta abandonando Roxy.

— Maldita perra, 😒, no me mires así Rúdeus, no fue lo mismo, dijo Eris.

(.....)

— Polo, polo, no me vas a decir nada?

( ... )

— Di algo, o no te importo?

( ... )

— Será mejor que me vaya, Polo, hablaremos pronto.

(....)

— Si, se fue y no me volvió a llamar, trato de hablarme después que me había titulado, pero mi cuñada casi le pega.

— Lo siento Rudy.

— No lo sientas Silphy, jaja si hubiese terminado con ella, o con la hermana de Ana o con Aiko, jamás las habría conocido a ustedes y tal vez quien sabe que pervertido degenerado habría tomado esta vida. (dije recordando ese sueño en que me tope con ese Rúdeus japones, grrrr, de solo acordarme de ese tipo y el comportamiento de Aisha me da escalofríos.)

— Y qué hiciste en ese tiempo, ya no lloras solo, estas ahí callado.

— Nada, solo me dedique a terminar la universidad y pasaba encerrado en mi habitación, apenas comía, hasta que un día llegaron mis amigos.

(...)

— Abre la puerta Paulo, por la mierda, llevas meses así, mirate como estas de flaco y barbón, mamá, se fue y Caro se fue, esta con otro tipo, termina la carrera y debes hacer la práctica y tu tesis para titularte o vas a tirar todo a la basura.

— Déjame en paz Jano.

— Oh amigo, somos nosotros, hablemos un rato, dijo Lucho, quien entró con cervezas.

— ¿Cómo estas amigo?

— Si, bien.

— Mentira, toma, bebe una cerveza.

— Qué quieren chicos.

— Que salgas de aquí, me caso en tres meses y quiero que me hagas un favor.

— Tu casarte, Lucho? ¿Quién es la víctima?

— La Marjorie.

— Lindo nombre, es francesa?

— Muy gracioso idiota, si la conoces, no recuerdas que estudiaba un curso inferior a nosotros.

— No dicen que el papá de esa niña vendía yerba, Lucho?

— Si, pero ya no.

— ¿Se rehabilito?

— No lo metieron preso.

— Santo dios amigo, estas seguro de esto?

— Claro, me dijo.

— Si, bueno has esto por lucho, me dijo Sergio, porque la próxima vez tendremos que llevarle cigarros a la cárcel.

— Jajaja.

—Ya dejen de fastidiarme.

— Vamos, Paulo, me dijo Ana, ve a afeitarte, y ven a comer, estoy haciendo pizzas, tus favoritas, con doble queso, aceitunas fondos de alcachofas y jamón.

— Esta bien, dije sonriendo y saliendo de ahí.

(....)

— Ellos si que te amaban, Rudy, no es la misma amistad a la que tienes con Zanoba o Cliff, pero se notaba que ellos te querían mucho.

— Lo sé, Roxy.

Y después de eso, lo que ya vieron cuando estuvimos en el bar, pero obviamente sin ustedes.

Después les mostré a las chicas, la boda de Lucho, cuando Ana quedo embarazada, el nacimiento de mis sobrinos, cuando los llevamos a un partido de fútbol, que Eris encontró aburridisimo, excepto cuando empezaron a golpear al árbitro. Como repare mi casa, cuando compre mi auto y todo hasta que me despedí y parti a Japon.

— De pronto aparecímos en una iglesia, donde se ofició una misa y entramos ahí, en la primera fila estaba mi hermano, sus hijos y Ana, y atrás Sergio, su mujer y su hijo, Lucho y sus hijos y muchos compañeros de trabajo, mi ex jefe y otro compañeros de escuela.

— ¿Qué es esto Rudy?, pregunto Silphy mirando el Ataud y una foto de mi Antiguo yo arriba.

— Creo que salimos de mis recuerdos y entramos a un sueño, esto es mi funeral, dije.

— En ese momento, todos se pusieron de pie, mi hermano y mis amigos tomaron mi ataud y empezaron a sacarme de la iglesia, y de pronto aparecí en el cementerio, donde todos lloraban, en especial mis sobrinos, mi cuñada y mi hermano.

— Las chicas vieron todo, los discursos, y cómo me enterraban, tirándo tierra en la tumba.

— Yo no puedo seguir viendo esto Rudy, le dijo Silphy.

— No te vayas, dejame ver , esto no es real, no tengo como saber que esto paso, es un sueño.

Ana se llevó a los niños al auto y solo quedó mi hermano y mis amigos, y yo me acerqué a ellos.

— Así que aquí me enterraste hermano.

— Si, con papá y mamá, lastima que no los volviste a ver.

— Los sé, pero mis nuevos papás son buenos.

— Me alegro saberlo hermano.

— Lucho y Sergio en vez de flores, dejaron unas púas de guitarra en mi tumba, y Sergio saco unas cervezas que nos pasó a cada una, y otra la vertío en la tumba.

— Adiós amigo, un último brindis, dijo, y bebimos esa cerveza en silencio.

— Esto fue doloroso Paulo, pero saber que ahora eres feliz al menos hace que mi corazón esté más tranquilo, dijo mi hermano.

— Si, a mi igual.

— Bien, vámonos, dijo Mi hermano.

— Espero que en algunas de esas tantas veces que renacimos, podamos volver a encontrarnos, me dijo Lucho.

— Yo también, pero por ahora hay que vivir nuestras vidas, le dije.

— Si lo sé, te veré después, me dijo Jano y los vimos desaparecer literalmente.

— ¿Y ahora que Rudy?, me dijo Roxy.

— No podemos terminar este viaje a mi mundo tan triste, dije mirando a Silphy, qué lloraba.

— ¿Qué vas a hacer Rudy?.

Así que subimos a mi auto y fui a comprar algunas cosas con las chicas, cuando regrese a mi casa, toda mi familia, incluidos, mis sobrinos estaba ahí. Así que hicimos un asado para reírme con mi familia y dejar esto de una manera más alegre, mientras las chicas hablaban con mis amigos y mi familia, y yo estaba sentado acariciando a mis perros, llegaron mis sobrinos.

—¿ Tu eres mi tío?

— Claro chicos.

— Es que te vez diferente, tus ojos son diferentes, eres joven, y tu pelo es claro.

—¿ Qué, me ven como Rúdeus?

— Papa, dijo que tienes una nueva vida.

— Si, así es, esas chicas de ahí son mis esposas.

— El mayor me dio una sarcástica sonrisa como si no me creyera.

— Te extrañamos, tío Paulo.

— Yo también mis niños, como hubiera deseado verlos adultos, con novias y felices, perdonenme por perderme eso, perdónenme por no verlos crecer.

— Siempre cuidamos a tus perritos tio.

— Me alegro de escuchar eso.

— Nos haces falta Tío, todos te extrañan .

— Yo también, pero saben ahora tienen primos.

— Encerio.

— Sí, Lara, Lucy, Ars, Siegh y dos más que vienen en camino (tal vez Edward y el bebé que trae Ariel pero mejor no les digo eso).

—Cuando tenga un hijo lo llamaré como tu tio, me dijo Cristóbal.

— Jajaja, ponle un nombre mejor mi niño, Dios, ojalá pudiera verlos grandes, como ya deben estar, tal vez con hijos, casados o haciendo lo que les gusta.

— Podemos ver tele?

— Claro, les dije dándole un abrazo a cada uno, eran tan pequeños aun cuando me fui, tal vez apenas recuerden quien era yo, pensé, mientras los veía entrar a mi casa, seguidos de mis perros.

— Ellos eran tus sobrinos, Rúdeus.

— Sí, Eris.

— Tal vez no los viste crecer a ellos, pero verás crecer a nuestros hijos, amor, me dijo mi pelirroja.

— Lo sé.

—Ven vamos, ven a comer de esto, está muy rico.

— Es solo un sueño, no es comida de verdad.

— Y qué importa ven, me dijo arrastrandome con los chicos, con quienes compartimos un rato .

— Supongo que ya te vez hermano.

— Así es, el efecto de la pócima está dejando de hacer efecto, pronto despertaré.

—Me gustó volver a verte, aunque solo sea en un sueño, me dije.

— A mí igual, dije abrazándolo, para luego abrazar a mi cuñada y mis amigos.

— Oye, tus chicas desaparecieron, me dijo Sergio.

— Si, deben haber despertado.

Fue bueno verlos a todo, nunca se los dije, pero quiero que sepan que los quiero a todos, chicos.

— Lo sabemos, me dijo mi hermano, momento en que abrí los ojos y me topé con la mirada de Nanahoshi.

— Rudy estas bien amor.

— Sí, eso creo, no recuerdo mucho.

— ¿Qué vieron las chicas, Eris está con poco ánimo y Silphy y Roxy estaban llorando.

— No sé, no recuerdo, creo que vi a mi hermano, pero no estoy seguro.

— Sabía que esto era una mala idea amor.

— Ya Nana, tranquila, ¿dónde están las chicas?

— Preparando el desayuno, me dejaron aquí contigo.

— Bien bajemos, le dije.

— Cuando llegamos a la cocina mis esposas y Aisha preparaban el desayuno y ponían la mesa.

— ¿Está bien que vieron amores?

— No alcance a decir nada y Silphy me abrazo.

— Lo siento Rudy, no quería hacerte recordar esas cosas.

— La verdad, no recuerdo mucho amor.

— Lo siento, no debí insistir con ver a tus Antiguos padres, soy una tonta.

— Ya tranquila, tu Roxy, Eris, tampoco estén así, vamos, estoy feliz por estar aquí y ahora, y si me dieran a elegir ambas vidas, elegiría esta siempre.

Así que fui abrazado por mis cuatro chicas en un abrazo grupal.

— Uuum, qué bien se siente, ¿que les parece si esta noche hacemos algo todos juntos?

— Olvidalo, me dijo Nana, ya te dije que era por una sola vez.

— Bien, bien, que mal carácter.

— No te preocupes Rudy, la convenceré, me dijo Silphy guiñándome un ojo.

— Bien, Rúdeus, tengo una lista lista, dijo Eris:

Bien, quiero que hagas, un cine, palomitas de maíz, ese licor dulce que bebimos en el bar, ese ponche navideño, ese pan navideño, esa salsa que comimos cuando asaban carne, una bicicleta, un teléfono, y esa ropa que usaba tu cuñada.

— Eris, no recuerdo casi nada, no me recordaron el sueño apenas desperté, y muchas de esas cosas es imposible hacerlas, no existen las especias y no sé cómo funciona un proyector.

— Puuf, pero para plagiar otras cosas ahí si eres bueno, no?

— Oh ya dejame en paz, Eris.

— Nanahoshi, tu puedes hacerlo.

— No Eris, tampoco sé cómo funciona y en este mundo no existe el maíz.

— Eso es horrible, dijo Eris haciendo un puchero.

— Pero, podría invocarlos, dijo Nanahoshi, haciendo que Eris volviera a sonreir.

Mientras en la tierra...

— Jano, a desayunar.

— Gracias amor, Sabes anoche soñé con Paulo.

— Amor, ya han pasado tantos años.

— Lo sé, pero lo vi bien, sabes, de hecho tenía tres mujeres.

— Seguro que era Paulo?

— Sí, pero se veía diferente pero se que era él.

— Escucha viejo, él se fue hace muchos años, y hace mucho que no vamos a visitarlo al cementerio, después de desayunar vamos y le llevamos flores.

— Está bien. Después de eso estaban frente a una tumba, y coincidentemente, Sergio y Lucho estaban ahí.

— ¿Chicos qué hacen acá?

— Nada, con Sergio recordamos a Paulo y vinimos a verlo.

— Estuvieron ahí, mirándolo un rato, y dejaron flores, unas

puas de guitarra.

— Espero que estés bien en el cielo amigo, dijo Sergio.

— Jaja, Si, Seguro, Paulo debe estar allá abajo amigo, donde todos nos iremos.

— No hablen tonteras, los regañó Ana.

— Sea donde sea que estés, espero que estés bien hermano, dijo Alejandro besando la cruz de la tumba.

— Será mejor regresar, dijeron mientras se Alejaban de ese lugar.

Paulo Diego Casanova González

1975-2011

Amado hermano, tío y amigo