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Chapter 194 - El dios del cauce

— Escuchen ustedes dos soy el General Rudeus Greyrat, comandante en jefe del ejército del Dios dragon.

El Dios del Filo, Gal Farion, y el Dios del Norte, Kalman III, están muertos. Su ejército fue derrotado. Ahora ustedes serán prisioneros en la aldea Superd y se usarán para las negociaciones de paz. ¿Está claro, Capitán?,— le dije al oficial capturado.

— Sí, general, está claro, —dijo aun aterrado al verme con la armadura dorada y con Kajakut a mi espalda, mientras yo terminaba de atarlos. Luego de eso, con magia de gravedad cruzamos el abismo, donde me esperaban Eris, Alex, Ruidjerd y Atofe. Cuando los prisioneros vieron a Ruidjerd y sobre todo a Atofe, tuve la sensación de que se habían cagado y meado en los pantalones por el olor que me llegó .

— Rúdeus , gritó Eris, saltando en mis brazos, mientras me sacaba el casco y me daba un furioso beso. — ¿Lo lograste, Rudeus? ¿Qué fue esa magia y esa explosión?,— me preguntó con una sonrisa. No le dije nada, solo le cerré un ojo y la volví a besar.

Eris se separó de mí y se puso el casco de mi armadura, momento en que Alex me habló.

— ¿Qué pasó con Aleksander?

Lo miré y negué con la cabeza. — Lo siento, Alex. Él no se rindió, y yo, lo siento mucho.

— Ya veo. Wuajajajaja, maldito niño idiota. Esto fue mi culpa. Yo no le enseñé bien y terminó convirtiéndose en nuestro enemigo sumido en sus fantasías de heroísmo , dijo con una amarga sonrisa.

— Lo siento, Alex.

— No lo sientas, Dios del Cauce. Era una guerra, y Aleksander fue estúpido. Se le ofreció redención varias veces y no aceptó, no quizo reconocer su error .

— Toma, creo que esto te pertenece, —le dije, ofreciéndole Kajakut.

— No. Esa espada solo hace que el usuario se confíe de su poder. Al final, es la debilidad del Dios del Norte, no su fortaleza. Ahora es tuya. Haz con ella lo que quieras. Sé que tú le darás un mejor uso, —me dijo.

— Le diré a Orsted que la guarde, —le dije, mientras Alex me daba una sonrisa.

— Wuajajajaja, eso pasa siempre. Cuando un rey demonio subestima al héroe, siempre el rey demonio termina muerto. Jaja, Wuajajajaja, rió Atofe, que tenía muy nerviosos a los soldados, incluso a Ruidjerd. ¿ Me pregunto si Atofe realmente esta consciente de que su nieto está muerto? .

— Tú, ¿cómo estás, hermano?, — le dije al Superd.

— Bien, agotado, pero bien, —me dijo con una sonrisa, después de todo hasta hace unos días el estaba en cama.

— Volvamos a la aldea y reagrupémonos. Alek me dijo que no era un apóstol, tampoco Gal Farion. Eso quiere decir que Geese y el tercer apóstol aún están en algún lugar.

Mientras caminábamos, Eris iba usando el casco de la armadura y se comportaba como una niña.

— Eris, ¿quieres quitarte esa maldita cosa?,— le dijo Ruidjerd.

— ¿Por qué? Es genial. ¿Quieres usarla, Ruidjerd?

— Claro que no. Esa cosa me da mala espina. Esas caras que tiene a los lados, y una de ellas tiene una sonrisa maligna y la otra está como sufriendo. Y ese visor que no deja ver tus ojos. Se ve como algo que Laplace usaría.

— Wuajajajaja, tranquilo, Superd. Esa no es la armadura del Dios de la Lucha. Wuajajajaja, jaja,— pero Atofe dejó a Ruidjerd más alterado de lo que lo había visto en mi vida. Realmente Atofe es alguien aterradora. Bueno, yo pensaba eso hasta hace poco, ahora la miro como una lunática, pero una lunática con una belleza salvaje.

Pasamos por donde Eris mató a Gal Farion, y ella se sacó el casco, regresándomelo, y luego pidió que le fabricara una caja con magia de tierra. Tomó las cenizas de Gal Farion y las depositó ahí. Me dijo que las llevaría al santuario de la espada algún día.

El bosque estaba lleno de rastros de batalla, cientos de árboles en el suelo, rocas destruidas y cráteres. El lugar donde peleó Malta con Zanoba y Doga estaba lleno de árboles derribados. Si Greenpeace existiera en este mundo, nos habríamos comido una tremenda demanda por daños ambientales.

Cuando llegamos donde Zanoba y Doga, este último estaba sentado, pero consciente, con su armadura hecha trizas como la de Alex, Zanoba, por otro lado, estaba en una rara posición con sus ojos cerrados y solo sobrevivían las botas de su armadura.

—¿Zanoba? Zanoba, despierta, amigo. ¿Zanoba? ZANOBA, ZANOBAAA, —di un grito, pero no reaccionaba.— No, no, no, Zanoba.

Pero Eris le dio una tremenda patada en la cabeza que lo hizo reaccionar.

— Ya despierta, imbécil. Deja de holgazanear,— le dijo bruscamente, lo que es raro en Eris, ya que siempre lo saluda de manera muy educada al ser el flaco un príncipe.

— Aaaagh, me duele todo, ¿maestro? Estaba bien, —dijo Zanoba.

— Sí, estamos bien vencimos por ahora, Vamos, regresemos a la aldea, maldito idiota me asustaste, pensé que habías muerto—le dije.

Zanoba estaba tan exhausto que Doga lo ayudo a caminar. Ellos dieron una gran batalla a Malta. Pensándolo bien, fue peligroso dejarlos pelear con él. El tipo los derrotó completamente. Pronto lo voy a obligar a rendirse, pensé. En eso, miré a Atoferatofe, que iba al lado de Alex.

— Majestad, ¿cómo llegaste tan rápido?, —pregunté, algo de lo que me arrepentí rápidamente.

— Wuajajajaja, ordené a Moore buscar un círculo antiguo. Entonces llegó la señal y fuuuuu shuuuuu, nos teletransportamos, Wuajajajaja, con la tribu del océano, splash, splash, Wuajajajaja. Llegamos a la isla ogro, y bam bam bam, Pummm, Wuajajajaja. Mis brazos me dijeron que estaba en peligro, entonces dejé a moore y volé acá sluf sluf sluf splash Wuajajajaja, jaja, jajaja. Escuché la batalla Crash, kaboom Wuajajajaja. Los miré tras unos arbustos y esperé mi momento para entrar en batalla. Jaja Wuajajajaja.

— Ya veo,— dije, sonriéndole muy confundido, mientras Alex daba un suspiro luego de escuchar a su madre.

— Ganamos esta batalla, pero la guerra con Geese aún no termina. Descansaremos unos días antes de enviar emisarios a la capital, pero aún así, mantengan la vigilancia y estén alertas.

— No te preocupes, —me dijo Ruidjerd, mientras avistábamos la aldea Superd, donde los niños nos miraban sobre las cercas. Rápidamente, los guerreros que se habían quedado salieron rápidamente a recibirnos. Cuando llegamos, Norm vino corriendo hacia nosotros, me adelante y abrí los brazos esperando un abrazo, pero me dejó con los brazos abiertos, ya que pasó por mi lado y abrazó a Ruidjerd. Me hizo sentir como un estúpido cuando hizo eso. Ginger y July llegaron corriendo y abrazaron a Zanoba qué por primera vez lo oí quejarse cuando lo abrazaron, realmente el flaco estaba molido .

— ¿Estás bien, Rúdeus ?, me preguntó Cliff qué llegó con Elinalise .

— Sí, ganamos por ahora, —dije, sacándome la armadura, mientras esta volvía a su forma de objeto. Cuando hice eso, muchos Superd se acercaron temerosos a verla, pero les dije que no se preocuparan, que no era la armadura del Dios de la Lucha, que solo era una armadura mágica, cuando les dije esto los niños empezaron a tocarla y a reír, mientras le pegaban con palos, pero una mujer Superd los regaño, hablando de eso varias chicas Superd llegaron a atender a Doga, el Grandote es popular entre las Superd, si Isolte no le suelta el sin dientes, de seguro una Superd lo hará .

— Roxy te mandó algo más, —me dijo Elinalise sacándome de mis pensamientos . Cuando miré tras ella, ahí estaba la Mark I. Bien, todo seguía según lo planeado. Espero que pronto envíe la Mark 0 y active círculos de teletransportación, aunque eso demorará, levantar la armadura ponerla bajo un círculo, será complicado para Roxy, esa armadura es muy pesada .

En eso, llegó Orsted.

— ¿Ganaron?— preguntó.

— Ganamos,— le dije, ofreciéndole Kajakut, la cual tomó.

— Aunque Geese y el otro apóstol aún no aparecen. O huyeron o se están reagrupando.

— Bien hecho, Rúdeus, aunque hubiese deseado que Kalman III, se hubiera rendido, el chico hubiese madurado eventualmente y hubiese sido un gran Dios del norte, pero bueno, era complicado hacerlo cambiar de parecer en esta etapa de su vida . Trata de descansar , —me dijo, poniendo su mano en mi hombro.

Cuando volteé, Eris estaba ahí, de brazos cruzados pero con una gran sonrisa.

— GANAMOS, gritó, saltando sobre mí, mientras me daba un gran beso.

— Rúdeus , dime la verdad, te prometo que no me enojare, ¿eres el Dios del Cauce cierto?.

— Sí, lo soy. De hecho, soy el Dios del Cauce desde hace casi 2 años.

Pum, puñetazo en el estómago.

— Auuuch, ¿pero que mierda te pasa? dijiste que no te enojarías . Eso dolió Eris,—le dije algo molesto.

— ¿Y por qué demonios no atacaste al Dios del norte con esa técnica primero , idiota?

— Porque el ataque Dios del Agua es tan poderoso que podría haberlos dañado mi amor .

— Oh, ya entiendo. Lo siento, pero no debiste ocultarme eso, Rúdeus, odio cuando haces eso.

— Oh, por favor, te conozco. Habrías ido a contárselos a todos, Eris. Como cuando te fuiste de lengua que maté a Feher Galvius, o que sabía hechizos de sanación imperiales y se lo dijiste a Ariel, por cierto ni una palabra a Ariel, de que soy el Dios del agua, ¿entiendes?

— Bueno, sí, puede que tengas razón. Pero ahora todos lo saben Rúdeus . Kalman II se dio cuenta de inmediato cuando aparecieron esas nubes y de seguro se lo dirá a la reina, creo que deberías decirle que no le diga . Además Ruidjerd y Atofe también lo saben . Jajaja, estoy casada con Reidar Reí, no puedo creerlo Silphy, Roxy y Nanahoshi van a estar muy impresionadas.

— No me digas así. No pienso cambiarme el nombre.

— Pero es la tradición, Rúdeus.

— Ya te dije que no.

— Wow wow wow, espera un segundo, ¿cómo que eres el Dios del Cauce Rúdeus ?, me preguntó Cliff, muy impresionado, con Elinalise tras él, que estaba con los ojos muy abiertos.

— Así es, dijo Eris, contándole la batalla mientras hacía efectos de sonido cuando lo relataba.

— No puedo creerlo, eres Reidar Reí, —dijo Cliff con una sonrisa.

— Dejen de llamarme así. No voy a cambiarme el nombre, y ni siquiera quería que lo supieran. Pero me vi obligado a usar la espada de la previsión y la espada del Dios del Agua.

— Pfffff.

— ¿Qué te pasa, Elinalise? ¿Te molesta que sea el Dios del Cauce?, —le pregunté ante su resoplido.

— No es eso. Cuando Paul se entere de que su hijo es el Dios del Cauce, no podrán bajarlo de su ego.

— Además, cuando Isolte se entere, estará muy decepcionada, —dijo Eris. —Hasta ahora nadie era más poderoso que ella en ese estilo. Además, deberás tomar el control del santuario del Dios del Cauce, Rudeus.

— Sí, bueno, no quiero que se sienta mal. Y yo no tomaré el mando del santuario de Ars. Isolte que se quede con el control de ello. Además, no sé por qué no podemos haber dos Dioses del Agua, tal como los Dioses del Norte. Además, sigo siendo el comandante del ejército de Orsted. No puedo hacerme cargo de ese santuario.

— Sí, bien dicho. Wuajajajaja, ja, dio una risotada Atofe al lado de nosotros, haciendo que Cliff casi se cagara del susto y Elinalise se pusiera en guardia.

— Te recuerdo, elfa. ¿Quieres pelear? Wuajajajaja, jajajaja.

— Majestad, por favor, son nuestros aliados, le dije. Por cierto, creo que debo devolverle estos brazos. Se lo agradezco mucho, me salvaron la vida.

— Jajajaja, sabía que te ayudarían. Wuajajajaja,— dijo, tocando un brazo negro, y este regresó a ella, haciéndola crecer unos centímetros. De hecho, ahora que lo noto, ella era más baja, tal como cuando destruí a Badigadi.

Con la mano restante, me repuse el brazo, y le devolví el otro brazo negro, reponiendo mis dos brazos humanos.

— Jajaja, Wuajajajaja. Hey, ustedes,— les gritó a unos Superd que temblaron al verla.—Quiero un trono, constrúyanme un trono, en la sombra, y tráiganme té de Sokas. Yo los voy a entrenar. Soy la Reina Demonio Inmortal, Atoferatofe Ryback.

Pude ver a Alex llevarse la mano a la cabeza, avergonzado por el comportamiento de su mamá, pero aún así estaba nostálgico. Lo de Aleksander debe estar afectándolo, aunque tal vez ni esté muerto del todo. Tal vez algún día se regenere y reaparezca. Aunque, como quedó de molido, pasarán muchos años si es que está vivo el bastardo.

Luego de darme un baño con Eris , me tiré en un cuarto y Eris se acostó a mi lado. Me miraba con orgullo.

— ¿Qué pasa, Eris? ¿Estás bien?

— Nada, solo que estoy feliz.

— Recuerda que me prometiste el pspsps, fufufu.

— Ya lo sé, pero no ahora. Norm o Ruidjerd podrían entrar.

— Jajajajaja, lo sé, amor, pero me lo debes.

— Lo sé,— dijo acurrucada a mi lado. —Quiero ver la quinta técnica de Reidar.

— Bueno, pero en un lugar inhabitado. No quiero lastimar a nadie.

— Está bien, Reidar.

— No me llames así. Siempre me llamas Rúdeus . Ni siquiera me dices Rudy.

— Lo siento Rúdeus , —dijo besándome.

— Eris, ¿puedo tocarte el culo?

— Está bien, dijo, mientras le agarraba una nalga y con la otra mano le agarraba una teta. Pensé que me golpeara, pero no hizo nada. Así nos dormimos exhaustos por la batalla.

Despertamos cerca de las tres de la tarde del día siguiente, por los carraspeos de Norm. Cuando abrimos los ojos, estaba ahí con Ruidjerd.

— Ya despierten, Han dormido casi todo un día. Vamos, les traje comida. Y Rudy, por el amor de Dios, ¿tienes que dormir con las manos en el cuerpo de Eris?

— Ya cállate, Norm mi cuerpo es de Rúdeus. Cuando tengas un esposo, lo entenderás, —le dijo Eris con una burlona sonrisa, poniendo muy roja a mi hermana.

— Ya deja de fastidiarla Eris, —dijo Ruidjerd, sonriendo. Después de comer, salimos de la cabaña y encontramos a Zanoba bajo una sombra, dando su testamento a July y Ginger, que lloraban a más no poder . Cuando le pregunté al médico, muy preocupado por la salud de Zanoba, solo rió y me dijo que tenía una contractura muscular, así que le lancé un hechizo de curación.

— Ya ponte de pie, maldito hipocondríaco. Mira cómo tienes de asustadas a July y Ginger.

— Oh, maestro, vaya. Ahora me siento mejor. Creo que iré a revisar la armadura dorada, —dijo, poniéndose de pie mientras usaba ropa de Superd. Se veía muy raro vestido así. July y Ginger salieron tras él.

Atofe estaba por ahí, sentada en el trono que le construyeron, dando instrucciones a los jóvenes Superd y riendo como maniática, mientras bebía una botella de cerveza del clan Dragón, que supongo Orsted le dio para mantenerla feliz.

Norm, por otro lado, estaba todo el día detrás de Ruidjerd. Parecía un chicle de lo pegajosa que era con él. Bueno, supongo que lo quiere como a un padre, pensé.

Ese día, traté de ver si los círculos habían sido restaurados, pero nada había pasado. De hecho, le dije a Roxy que conectara el círculo de la aldea Superd con un nuevo círculo. Pero también le encargué muchas cosas. De seguro, ella, Nana y Aisha deben estar trabajando a toda prisa.

El otro problema es que no sabíamos de Geese. Todos estábamos en la aldea y estábamos incomunicados. No sabíamos si marchaba hacia acá con el tercer Apóstol o había huido. Sea como sea, esa tarde me reuní con los otros generales y los líderes Superd, y planeamos qué hacer.

Cliff, Elinalise y Kalman II irían a negociar la rendición del reino de Biehiril, y las condiciones para la aceptación de la tribu Superd, su integración a la alianza contra Laplace y la rendición del Dios Ogro Malta. Sin embargo, esperaríamos un par de días por si nos volvían a atacar. De todos modos, varios Superd fueron enviados a la aldea humana y mas allá del bosque del no retorno a averiguar su había movimiento, así que llegarían dentro de unos días con noticias.

Al día siguiente, partí con Eris, Cliff, Norm, Elinalise y Ruidjerd al monumento de las siete grandes potencias para hablar con Almanfi. Queríamos saber de nuestras familias. Le ofrecí a Norm regresar a casa, pero se negó. Supongo que quería quedarse conmigo. Eso realmente me emociona, que mi hermana esté tan apegada a mí, creo que ella me admira mucho .

Almanfi nos comunicó que todos estaban bien, y en la Sharia no había pasado nada, salvo por el ataque a la cabaña. Además, me informó que Nanahoshi estaba ayudando a mi esposa demonio. Como le dice Almanfi a Roxy. Le pedí si podía decirle a Perugius si podría ayudarnos con los círculos, pero el viejo de mierda se negó, y mandó a decir que ese era problema mío y de Orsted.

Ya cuando regresábamos, Eris se fijó en el monumento.

— Un segundo, Rudeus. Mira el símbolo de la séptima potencia mundial, cambió.

Cuando miramos, efectivamente el símbolo del Dios del Norte ya no estaba. Ahora habían tres lanzas entrecruzadas, el símbolo Migurd.

— Rudeus, ese no es el símbolo del collar que te dio Roxy cuando cumpliste cinco años,— me dijo Norm.

— Sí, así es, ¿pero qué significa eso? ¿Algún Migurd ocupó el lugar de Aleksander? ¿Pensé que Kalman II recuperaría su posición? ,me pregunté en voz alta.

— Jajaja, no te das cuenta, Rudeus,— me dijo Ruidjerd. —Ese símbolo es tuyo. Tú derrotaste al Dios del Norte. Ese símbolo representa al nuevo Dios del Cauce, es decir, a ti amigo mío. Eres el séptimo entre las siete grandes potencias, el Dios del Cauce, Reidar Reí.

— ¿Encerio?, que raro se siente, pero No me llames así. Soy Rudeus.

— ¡Wow, viejo! No puedo creerlo, —me dijo Cliff, dándome unas palmadas en la espalda, lo mismo que Elinalise. Hasta Ruidjerd me felicitó. Norm estaba muy callada.

— ¿Pasa algo, Norm?, pregunté.

— Nada. Estoy muy orgullosa de ti, hermano,— dijo, corriendo hacia mí y abrazándome.

— Gracias, mi niña, pero eso no significa nada. Sigo siendo tu hermano. Siempre seré Rudy para ustedes, —les dije mirándolos.

Eris se volvió a lanzar sobre mí y me dio otro furioso beso, que nos hizo caer al pasto, donde Eris me agarró el culo y yo hice lo mismo, lo que molestó mucho a Norm, haciéndome perder su respeto nuevamente.

— Espera un segundo. ¿Por qué tu símbolo es el de la tribu de Roxy?, me preguntó Eris.

— ¿Celosa?

— ¡Claro que no!, —dijo inflando las mejillas.

— Escucha, Eris, las amo a todas por igual. Nunca dudes de eso. Pero me imagino que debe ser porque este símbolo significa mucho para mí. Me acompaña desde que tengo cinco años y se volvió parte de mí. Me acompañó en los momentos tristes y felices de mi vida.

— Ya entiendo, —me dijo con una sonrisa.

— Pero si quieres, puedes derrotarme y tomar el título, Eris —le dije.

— ¿Qué? ¡No, jamás lo haría! Volvamos a la aldea, —me dijo, tomándome de la mano y mostrándome su hermosa sonrisa.

Al día siguiente, salimos a dar un paseo por la aldea. Los doctores me confirmaron que ya todos los Superd estaban sanos, y ahora recolectaban muestras e investigaban el origen de la plaga. Ya con eso por buen camino , dimos una vuelta con Eris de la mano. Ella no pudo dejar de pedirle a un niño que le dejara tocarle la cola. Ella sigue siendo muy curiosa a veces. Estábamos en eso cuando divisamos a Alex, que estaba ahí sentado. Eris lo quedó viendo con una mueca y rápidamente le lanzó una espada de luz, pero Alex se dio vuelta de manera veloz y paró el ataque tomando la empuñadura de la espada de Eris.

— Eris, ¿qué mierda crees que haces? ¿Estás demente? ¿Cómo se te ocurre atacar así al Dios del Norte? Él es un aliado.

— Pero Rúdeus.

— Pero nada. Cielos, Alex, lo siento, no sé qué le pasó a mi esposa, me disculpo por ésto.

— Wuajajajaja, tranquilo, sé lo qué quiso hacer ella. Apuesto que es por la leyenda.

— ¿Leyenda? ¿Cuál leyenda?, —pregunté.

— Dicen que no puedes atacar por la espalda al Dios del Norte. Él siempre desvía el ataque, y apuesto que Lady Eris quería comprobarlo. Además, me di cuenta de que iba a detener su ataque a tiempo. ¿No es así?

— Claro, —dijo Eris mirándome enojada.

— Podrías habérmelo dicho. Casi me hago caca del susto, Eris.

— Dios, eres Reidar, y aún así sigues siendo un cobarde, Rúdeus , me dijo Eris.

— Wuajajajaja, ja. Ese mito lo inventó quien escribió el libro sobre mis aventuras. De hecho, antes no podía hacerlo, pero siempre habían idiotas que después de leer ese libro lo intentaron, asi qué con el tiempo, se volvió natural en mí detener ataques por mi espalda. Wuajajajaja. Escuche, Lady Eris. ¿Quiere un combate amistoso conmigo?, —le dijo Alex.

— ¡Claro que sí!, —dijo Eris con una sonrisa.

— Sin embargo, debo pedir algo a cambio,— dijo Alex con una sonrisa.

— No es nada malo o pervertido, ¿verdad?, —le pregunté, receloso.

— Oh, claro que no. Wuajajajaja. Solo quiero saber algo que es una duda que tengo de pequeño, y ustedes pueden ayudarme.

— Bien, supongo que está bien entonces, —le dije.

— Maravilloso, en guardia entonces,— le dijo a Eris, que ya tenía una espada de madera en sus manos. Rápidamente, Eris le lanzó una feroz espada de luz que Alex rechazó fácilmente y puso su bastón en el cuello de Eris.

— Nada mal, Lady Eris. Déjeme decirle que usted es más rápida que el Dios del Filo de hace tres generaciones, Balian Grisset. Incluso diría que más rápida que Feher Galvius.

Eris pareció no escucharlo y volvió a lanzar otra espada de luz que Alex rechazó y le dio un bastonazo en las piernas, desequilibrándola. Pero Eris dio una voltereta, mientras lanzaba Flama Exodus, que Alex rechazó fácilmente, y también la daga que Eris le lanzó con su guantelete por la espalda. Si bien Alex no era tan poderoso como Alek con Kajakut, se notaba mucha más destreza y experiencia, ya que Eris no pudo sorprenderlo como lo hizo con Kalman III.

Eris volvió a lanzar ahora un hechizo avanzado. Mientras hizo algo raro, corrió como una bestia y lanzó la espada de luz casi desde el suelo, la cual Alex tuvo problemas para rechazar. Y Eris aprovechó para darle una patada en el pecho, pero Alex ya tenía su bastón en el cuello de Eris.

— Lady Eris, un consejo. Sus ataques son hermosos y veloces, sin embargo, tiene una ligera, casi imperceptible falla cuando balancea hacia adelante. Corríjala, levantando un poco. Sí, así,— le dijo, mientras Eris movía milimétricamente su postura.

— Ahora, —dijo Kalman, mientras Eris tomó postura en Dios del Cauce. Pero apenas Alex se movió, le lanzó otra espada de madera seguida por magia de fuego y una feroz espada de luz. Cuando Eris llegó con Alex, lo había golpeado en el pecho. Sin embargo, Alex tenía su bastón en el cuello de Eris. Era un empate.

— Nada mal, Lady Eris, le dijo Alex, sonriendo.

De pronto, sentí aplausos y gritos que casi me hacen que me tire un pedo del susto. No me había dado cuenta de que los doctores, los Superd, Cliff, Elinalise, Zanoba, Doga y todos en la aldea miraban el combate amistoso. Pude ver a Cliff mirando sus manos como si quisiera pelear, pero Elinalise le sonrió y se lo llevó a una cabaña para quitarle las ganas de ser espadachín, con unas puñaladas de carne que la elfa quería que le dieran.

Eris se acercó a mi lado y, contrario a lo que pensé que estaría molesta, me sonrió muy feliz.

— ¡Viste? Empate con el Dios del Norte, y me dijo que soy tan rápida como los Dioses del Filo.

— Felicidades, amor,— le dije, dándole un beso, momento en que Alex nos interrumpió.

— Bien, Rudeus, espero que cumplas con tu palabra, —dijo, riendo, sobándose las manos.

— ¿Qué necesitas, Dios del Norte?

— Nada muy grande, Dios del Cauce. Quiero que me presentes nuevamente con tu amigo, Ruidjerd Superdia .

— ¿Puedo saber por qué?

— Sí, quiero saber cómo fue que derrotaron y sellaron a Laplace.