Tardó un rato para que Xiao Li se calmara y mirara el espejo de nuevo. Miró su reflejo de izquierda a derecha pero aún no podía creerlo.
—¿Puedo ser tan guapo? —murmuró incrédulo.
Al verlo así, Lu Jueyu dijo, —Hermano Li, tienes que calmarte cuando veas a la Hermana Liu Hua. No puedes saltar de la sorpresa como ahora.
—Gracias cuñada por recordármelo —Xiao Li sonrió tímidamente.
Después de guardar su maquillaje en la caja de maquillaje, Lu Jueyu dijo, —Tía Lin, Hermano Xiao Li, no me quedaré más tiempo. Todavía tengo muchas cosas que preparar para el banquete de boda.
—Después de acabar el asunto, iré a ayudarte —dijo la Tía Lin.
—Tía Lin, mi cuñada, Meijia, y las otras tías vendrán todas a ayudarme. Así que, pueden concentrarse en la boda. No se preocupen por el banquete de boda. Déjenlo en nuestras manos —sonrió Lu Jueyu.
—Está bien —la Tía Lin asintió y la despidió.
Cuando Lu Jueyu regresó a casa, Li Chenmo y los demás acababan de volver de la oficina del pueblo.