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Sin saber lo que estaba sucediendo en la cocina de la cafetería, Song Yan tocó la puerta antes de entrar a la sala de Li Shu.
Cuando los otros pacientes y sus familias lo vieron llegar sosteniendo una cesta de bambú, una mujer de mediana edad preguntó —Doctor Song, ¿qué trajo? Huele tan bien ah.
Sonriendo a ella, Song Yan dijo —Acabo de hacer un plato de huevo al vapor para Xiao Shu.
En el momento en que terminó sus palabras, todos lo miraron con significado. Aunque tenían algunas dudas en sus corazones, nadie dijo nada. Después de todo, Li Shu era solo una niña. Si adivinaban sin fundamento y ofendían a un doctor, no sería bueno para ellos.
Cuando Li Shu lo vio acercarse, preguntó con curiosidad —Hermano Yan, ¿por qué vienes otra vez? ¿No dijiste que tenías cirugía hoy?
