Han Liling sabía que su tío no la miraría como a un monstruo, por lo que estaba dispuesta a hablar. Aunque le requería mucho esfuerzo, trataba de hablar tanto como fuera posible cuando estaba con su tío.
Tenía miedo de que si no hablaba durante mucho tiempo, olvidaría cómo hablar y se volvería muda.
Han Yuluo sabía que era difícil para su sobrina hablar, así que se arrodilló, le dio unas palmaditas en la cabeza y la elogió:
—Liling es tan buena.
—Liling, mira lo que trajo tu tío —agregó.
Al ver la familiar canasta de bambú, Han Liling dijo:
—¿Tí...a Lu?
—Sí, esta es la comida que Jueyu cocinó para ti. El Doctor Yu fue a recogerla en persona. Acaba de volver del Pueblo Xie.
Al escuchar esto, Han Liling sonrió y dijo:
—Tí...o, co...mer.
Han Yuluo le dio unas palmaditas en la cabeza y dijo:
—Está bien, vamos a volver a la habitación y a desayunar juntos.