Gou Dan tiró el portavelas, miró sus manos manchadas de la sangre de su abuelo y se puso pálido. Se levantó rápidamente y miró a su abuelo yaciendo inmóvil en el suelo, con sangre saliendo de su cabeza.
Al ver un charco de sangre en el suelo, miró a su madre y preguntó temblorosamente —Madre, ¿qué debo hacer ahora? ¡Maté a mi abuelo!
La madre de Gou Dan temblaba de miedo y se encontraba desconcertada. Pero pensando en su hijo joven terminando en la cárcel, apretó los dientes y dijo —Hijo, escúchame. No atacaste a tu abuelo. Acabamos de volver de la cocina y lo encontramos ya así. ¿Entiendes?
Al escuchar las palabras de su madre, Gou Dan se quedó atónito. Su mente estaba en caos y no podía pensar en nada.
Al ver que su hijo no hablaba, ella sacudió el cuerpo de su hijo y dijo severamente —¡Chen Jiande, entiendes?!
Gou Dan se sobresaltó por el grito de su madre, asintió y dijo —Madre, entiendo.
