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Al escuchar las palabras de Wang Muxiao, Lu Jueyu sonrió y dijo —Cuñada, compartiré la receta con todos y les enseñaré cómo hacerla. Aprendí sobre estos pasteles de una señora anciana que conocí en el pueblo.
Pensando que hablaba de gente que conoció en el mercado negro, estaban convencidos de que había gastado una fortuna aprendiendo las recetas de estos pasteles.
—Cuñada, ya que lo aprendiste de otros, no es apropiado que nosotros lo aprendamos. Después de todo, estas recetas deben haber costado mucho dinero —dijo Zhang Dongmei.
Lu Jueyu al principio estaba confundida por sus palabras, pero después de un rato, finalmente se dio cuenta de que habían malinterpretado lo que dijo.
—Cuñada mayor, como dije antes, somos una familia. Dado que estas recetas son tan valiosas, ¿no sería mejor que más personas supieran de ellas? —dijo Lu Jueyu con una sonrisa.
Wang Muxiao pensó por un momento y dijo —Jueyu, quiero aprender. Ya que tú pagaste el dinero, yo también te pagaré.
