Cuando Pan Meijia abrió la cuba, vio que las verduras habían cambiado de color y el aroma agrio llenaba el aire, haciendo que se le hiciera agua la boca. Tragó saliva y llenó el frasco pequeño. Cuando terminó, cerró la tapa, ató el tarro con cuerda de cáñamo y se fue alegremente de la casa.
Al cerrar la puerta, encontró a su novio apoyado contra la pared, esperándola. Soltó un pequeño grito de sorpresa y preguntó:
—¿Hermano Yun, por qué no entras?
Li Lingyun tomó la canasta de bambú y el frasco de sus manos y dijo:
—Se está oscureciendo, vámonos rápido.
Pan Meijia asintió y caminó hacia él. Mientras caminaban, Li Lingyun dijo:
—Meijia, quiero comprar una bicicleta. ¿Tu primo puede ayudarme a resolver este asunto?
Después de pensarlo, Pan Meijia dijo:
—Mi primo debería tener una manera de comprar una bicicleta. Hermano Yun, ¿por qué de repente quieres comprar una?