"A la mañana siguiente, Lu Jueyu se despertó al amanecer y fue a ver a la gallina vieja. Después de llenar el alimentador y el agua, fue al corral de cerdos. Antes incluso de entrar al corral, ya podía oler el olor del estiércol de cerdo. Se tapó la nariz y entró a la pocilga.
Aunque Li Chenmo limpiaba el corral de cerdos todos los días, el estiércol de cerdo olía tan mal que casi vomita. Se apuró a salir de nuevo, tomó unas cuantas respiraciones profundas, y luego contuvo la respiración antes de entrar de nuevo al corral. Rápidamente sacó el alimento para cerdos que había preparado ayer y llenó el alimentador.
Cuando terminó, corrió hacia afuera. No respiró hasta que estuvo a diez metros del corral de cerdos. Sentía que iba a morir por el olor. En su vida anterior, cuando inspeccionaba granjas de cerdos, nunca había entrado a un corral de cerdos. El granjero traería los cerdos para que ella los revisara, por lo que nunca supo que el olor del estiércol de cerdo era tan malo.