—Cuando Lu Jueyu escuchó las palabras de Li Chenmo, sonrió y dijo:
—Marido, no soy tan débil. Todavía puedo hacer este tipo de trabajo.
—Mhmm. Sé que puedes, pero no puedo soportar verte hacerlo —Li Chenmo asintió y dijo suavemente.
—Al escuchar sus palabras, Lu Jueyu quedó un poco atónita. Su marido la mima tanto. Si esto continúa, es posible que se convierta en una niña mimada que no puede hacer nada en el futuro. Al verlo trabajar, rió y dijo:
—Algún día, me mimarás hasta arruinarme.
—Eso sería genial. De esta manera, no podrías vivir sin mí —Li Chenmo murmuró en voz baja.
—¿Eh? ¿Qué has dicho? —Lu Jueyu no podía oír lo que él decía y preguntó.
—No es nada. Entra y caliéntate un poco. Aunque casi es primavera, el clima todavía es frío. No cojas un resfriado —Dijo Li Chenmo, indicándole que entrara.