Después de pensarlo, Gao Shun miró a su hijo con ojos complicados. Dudó un momento antes de asentir y dijo —Hijo, quiero verlo una última vez.
Gou Dan asintió y dijo —Entonces te esperaré en la estación de tren. Madre, te dejo a estos dos bastardos. Solo tienes que entregárselos a mi padre y luego venir conmigo. Nuestro tren saldrá en una hora.
Gao Shun apretó los puños, miró intensamente a su hijo, tratando de grabar su rostro en su alma, y dijo —Jiande, madre te protegerá. Debes tener cuidado.
Después de llegar a un acuerdo, Gou Dan se llevó el dinero y las pertenencias, mientras Gao Shun tiraba de la cuerda que ataba a Chen Mingze y Chen Yuze y caminaba hacia el lugar del encuentro.
Antes de irse, Gou Dan abrazó fuertemente a su madre y dijo —Madre, gracias. Te esperaré.
