—Al ver a Lu Jueyu fingiendo ser tonta —Li Chenmo soltó una risa baja, pensando que era adorable—. Rodeó su cabeza con sus manos, bajó la cabeza y mordió suavemente su lóbulo de la oreja antes de decir con una voz peligrosa, «Esposa, no me provoques demasiado. De lo contrario, puedo no ser capaz de contenerme. No quiero forzarte, así que no pongas a prueba mi paciencia, ¿de acuerdo?»
—Lu Jueyu tragó, sintió algo caliente y duro pinchándole el abdomen, y asintió. Su cuerpo se sentía ardiendo y su rostro estaba sonrojado de vergüenza.
—Li Chenmo tomó varias respiraciones profundas para obligarse a calmarse—. Besó los párpados de Lu Jueyu, y dijo en voz ronca, «Duerme un rato. Primero voy a lavarme».
—Sintiendo el calor que abandonaba su cuerpo —Lu Jueyu finalmente pudo respirar con alivio—, pensó que iba a sofocar ya que su corazón latía demasiado rápido. Miró fijamente el techo, puso su mano en su corazón, y susurró «La belleza es de hecho la caída de un héroe».