—Han Liling encontró este colgante de piedra cuando fue a la montaña —dijo alguien, narrando una historia—. Siempre lo había llevado consigo y ahora, se lo dio a su hermano, esperando que puedan encontrarse de nuevo algún día y que él pueda crecer de manera segura.
Al principio, quería criar a su hermano para ser un inútil, pero después de unos días, no pudo decidirse. Su hermano era inocente y no era su culpa si no era amada por sus padres. No podía culparlo por el error de sus padres.
—Han Liling besó a su hermano dormido otra vez —continuó la narración—, luego revolvió en el gabinete y sacó un frasco escondido debajo de la ropa de sus padres. Sacó algo de dinero y cupones y los puso en su bolsa.
Antes de salir, no olvidó recoger una cesta de bambú y poner un conjunto de ropa, una manta delgada, una bufanda, una carta y algo de comida dentro. Después de eso, salió de casa sin mirar atrás.