"Como Dong Huang aún era joven y no sabía cocinar, Lu Jueyu le pidió que cuidara el fuego. Dong Huang se sentó junto a la estufa y removió la leña con una ramita para que el fuego se extendiera de manera más uniforme. Había una cesta de vapor encima de la estufa.
Mientras el agua hervía, Lu Jueyu lavó cuatro tazas de arroz y lo vertió en una cesta con varias hojas de pandan. Puso la cesta en la vaporera y la cerró.
Dong Huang no pudo evitar tragar saliva cuando vio el arroz blanco. Aún recordaba el sabor del arroz y se relamió los labios. Percibiendo su pequeño movimiento, Lu Jueyu caminó hasta la esquina de la cocina, sacó algunas batatas de la cesta, las lavó en una palangana de agua y las envolvió en hojas de banana. Después, las echó en la estufa.
—Xiao Huang, cuando las patatas estén cocidas, puedes sacarlas y comértelas —dijo Lu Jueyu.
—Gracias, tía —respondió Dong Huang.
