Raúl observaba cómo Niran huía apresuradamente de su baño privado, sus ropas mojadas se adherían a ella mientras se alejaba corriendo. Una sonrisa de suficiencia se dibujaba en sus labios mientras observaba su retirada.
—Tiene agallas —meditó consigo mismo, intrigado—. Ninguna mujer ha hablado tan francamente sobre sus sueños como ella. Sus ojos verdaderamente brillaban con la idea de crear una familia y encontrar un lugar al que pertenece.
Por primera vez, Raúl sintió un interés genuino en una mujer que iba más allá de la mera atracción. La visión de una vida significativa de Niran y su vulnerabilidad habían tocado una cuerda sensible en él. Se sentía atraído por ella de una manera que no había experimentado antes.