Mineah sonrió mientras veía a la bebé Alya alimentarse de su pecho. Ya habían pasado días desde que dio a luz a su bebé, y había permanecido mayoritariamente dentro de la tienda porque Nikolai quería que descansara y se recuperara bien. Era él quien a menudo salía con la bebé Alya para darle algo de sol matutino, y estaba haciendo un buen trabajo cuidando de ambas.
—No puedo creer que ahora tengo competencia por esos pezones —bromeó Nikolai, sonriendo juguetonamente mientras la observaba alimentar a su recién nacida hija en la cama.
El rostro de Mineah se ruborizó mientras murmuraba:
—No es como si tú también fueras a succionar la leche de nuestra bebé Alya.
—Pero quiero saber cómo sabe también —se rió Nikolai.
—¡Deja eso! —regañó Mineah con una cara fruncida.
En vez de responder, Mikolai se rió mientras se levantaba y besaba la frente de Mineah.