La noticia del embarazo de Mineah era algo que debía difundirse de inmediato. Por supuesto, eso no sucedería hasta que la pareja estuviera de regreso en Valcrez para hacerlo ellos mismos. Como tal, en cuanto tuvieron libertad, regresaron a casa para dar la noticia a la Madre Reina.
Como era de esperar, la anciana estaba extasiada por ello.
—¿¡Finalmente sucedió!? ¡Oh, estoy tan contenta! —gritó de alegría la Madre Reina Rania mientras tomaba las manos de Mineah—. ¡No puedo creer que finalmente esté sucediendo!
—Lo sé, Madre —Mineah sonrió torpemente, sintiendo de alguna manera que su felicidad estaba siendo eclipsada por la alegría de la mujer mayor. No es que le importara, pero no pensaba que estaría tan contenta—. También yo no lo puedo creer.