—Lai… Por favor, despierta… Oh, por favor. Lo siento mucho —sollozó Mineah fuertemente mientras presionaba el pecho sangrante de su marido.
Él estaba inconsciente frente a ella y sentía que se iba a volver loca solo de pensar en perderlo. Había apuñalado a la persona correcta. Estaba segura de ello. Vio el color dorado de la esencia vital y el alma de Vulcano dentro del corazón de Nikolai, y se aseguró de atravesarlo con la daga divina. No apuntó al corazón de Nikolai, ¿entonces por qué estaba sangrando tanto?
—Oh, por favor… Lai… No me hagas esto —suplicó—. ¡Despierta y regresa a mí!
—¡Su Majestad! ¡Por favor despierte! ¡Está teniendo una pesadilla! —le sacudió por los hombros alguien.
Mineah abrió lentamente los ojos en el momento en que sintió que alguien la movía. No le importó el mareo que sentía al levantarse rápidamente de la cama para buscar a Nikolai. Estaba sudando por todas partes y jadeaba por aire mientras intentaba buscarlo.
—¿Lai?