"Dani parpadeó ante el Canciller Abel.
—¡Cómo te atreves! ¡Te mataré! —siseó por dentro, sabiendo cómo el Canciller acababa de obligarla en contra de su voluntad. Por primera vez, lamentó quejarse y pedir a su Reina que hiciera que el Rey eliminara al caballero de las sombras que la seguía a todos lados.
—¿Qué estás haciendo? —ladró mientras entraba a su cabaña en contra de su voluntad.
—No te preocupes, solo te haré unas pocas preguntas, Señora Dani —Abel rió entre dientes—. Cuando terminemos, ni siquiera recordarás nada.
—¿Cómo te atreves a obligarme... —Dani gruñó ofuscada.
—Siéntate y permanece sentada —ordenó, señalando la silla disponible más cercana a ella.
Dani hizo lo que le dijeron con una expresión oscura en su rostro. Del mismo modo, Abel agarró una silla y se sentó justo enfrente de ella.