En ese momento, Aarón avanzó. Sin decir una palabra, agarró el abrigo y la camisa de Lucian, apartándolos con un movimiento rápido y firme. La herida en el hombro de Lucian quedó expuesta, una cruda marca visible bajo la tela.
Lucian miró a Aarón, atónito, mientras Aarón inspeccionaba la lesión. Después de un momento, Aarón soltó el agarre y se volvió hacia Rina con una expresión compuesta.
—Es solo un rasguño —Aarón la tranquilizó—. Sanará rápidamente. No hay nada de qué preocuparse.
Erin no se atrevía a mirar a Aarón, ya que estaba segura de que él no sabría que había sido ella quien había hecho esa herida a Lucian.
Rowan, que estaba sentado cerca, ya había echado un vistazo antes de que Aarón la cubriera de nuevo.
—¿Por qué parece que alguien te mordió? —preguntó Rowan—. ¿Fuiste de caza y te encontraste con una tigresa que te mordió y te dejó herido?