El reino entero de Agartha zumbaba con las noticias de la llegada de otro Dragón y su compañera. Primero fueron Drayce y Seren, y ahora Arlan y Oriana. Los sirvientes del palacio estaban asombrados de ver al Dragón Dorado, mientras que el resto del reino esperaba ansiosamente la vista de otra poderosa bestia divina surcando los cielos de Agartha. Ya habían visto a los Dragones Negro y Rojo y se preguntaban qué aspecto tan majestuoso y poderoso tendría el Dragón Dorado en su forma de bestia.
Todos los preparativos estaban hechos para Arlan y Oriana en la residencia de huéspedes, donde se nombraron a unos pocos elfos como sus sirvientes. Dado que Arlan era una bestia, no se mantuvo a otras bestias de ningún clan cerca dado que su compañera estaba con él.