Rowan luego se volvió hacia Oriana, a quien aún no había saludado. —Saludos, Su Alteza.
Oriana asintió. —He escuchado sobre ti por parte de Arlan. Ustedes tres hermanos son tan valientes, no es de extrañar que Erin sea igual.
—Gracias por el cumplido, Su Alteza. Estoy de acuerdo, nuestra hermana es única en su especie. Los hermanos la admiramos mucho.
La mirada de Arlan se desvió hacia Rafal, levantando una ceja. Rafal suspiró internamente, permaneciendo en silencio. La expresión de Arlan le dejó claro que sería cuestionado más tarde. Rafal sabía bien que nada escapaba a la mirada de su señor.
Pronto, todo estuvo preparado, y el séquito estaba listo para partir. Arlan y Oriana regresaron a sus residencias, mientras que los dos hermanos Ahren pidieron llevarse a Rafal por un tiempo. Los tres salieron del palacio para regresar a los Ahrens.
Se dirigieron a la residencia de Rowan, donde, al entrar en la sala de dibujo, Rowan se desplomó en el sofá y frunció el ceño.