Lucian y Rina fueron al mercado. Rina, asombrada al ver el extenso mercado con sus calles anchas y atestadas y sus innumerables tiendas, no pudo evitar sorprenderse.
—Hermano, este mercado es incluso más grande que el de Wimark. Es tan hermoso.
Lucian asintió. —Si te gusta algo, siéntete libre de comprarlo.
Ella tarareó y luego observó las filas de tiendas con confusión. —Hay tantas tiendas. ¿Cómo sabré cuál es buena y a cuál debo ir?
—Todas las tiendas son buenas. Solo elige cualquiera.
Sus expresiones se tornaron ansiosas. —Hermano, nunca me he atrevido siquiera a mirar tiendas tan grandes antes, y mucho menos a entrar en una.