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Atravesaron la entrada común entre las dos residencias, y Rafal la guió hacia el jardín trasero, donde se encontraba el campo de entrenamiento personal de Arlan.
Ella observó los exuberantes campos verdes que rodeaban el campo de entrenamiento, que tenía todo lo necesario para entrenar. Rafal había instruido a todos los guardias y sirvientes para que abandonaran el lugar, dejando solo a ellos dos en el campo de entrenamiento.
Rafal recogió una espada corta de entrenamiento y se la ofreció a ella, mientras él tomaba una para sí mismo, dejando su propia espada en el soporte. Caminaron hacia el centro del campo de entrenamiento y se colocaron uno frente al otro.
Sir Rafal Ahren, un caballero curtido con una cara cincelada, un cuerpo robusto y alto, y un comportamiento amable pero severo, estaba frente a la delicada Oriana, cuyas manos agarraban firmemente el mango de su espada de entrenamiento.