—Entonces, ¿aceptas la acusación, Princesa heredera? —preguntó el Rey, manteniendo la compostura.
El Rey y la Reina confiaban en Oriana y en su hijo para preservar el honor de la familia real.
—No acepto la acusación ya que es completamente falsa, Su Majestad —respondió Oriana, tranquila y compuesta.
Todos estaban desconcertados por la contradicción en sus declaraciones. Primero, admitió haber estrangulado a Grace, y ahora negaba la acusación.
Luis miró al ministro de pie a su lado. El ministro también estaba confundido, pero en el momento en que Luis le hizo una señal con los ojos, recobró la compostura y avanzó para hablar.
—Entonces, ¿eso significa que la Princesa Heredera implica que puede hacer daño a quien quiera, sin enfrentar consecuencias y ser castigada por el crimen? —preguntó el ministro—. Permítame recordarle a Su Alteza las reglas de esta corte real y de este reino: todos