Todos los caballeros pertenecientes a los Mortimer, estacionados alrededor del jardín, marcharon hacia adelante en el momento en que notaron la conmoción en el mirador y vieron a su joven dama siendo estrangulada por Oriana.
Antes de que pudieran alcanzar la entrada del mirador, Rafal se paró en las escaleras como un muro y desenfundó su espada. —No se atrevan a dar un paso adelante, o me temo que el Marqués Luis recibirá todas sus cabezas como un regalo de la Princesa Heredera.
—Vice Capitán, no cruce la línea. Esa es nuestra dama, y tenemos que protegerla... —dijo uno de los caballeros.