Oriana acababa de terminar su baño, sintiéndose aliviada de que Arlan no hubiera interrumpido su tiempo privado. Envuelta en una toalla de baño, miró afuera antes de salir, asegurándose de que Arlan no estuviera allí, luego se dirigió directamente a la cámara lateral donde estaba su guardarropa.
Al entrar en la cámara lateral, llegó Ana. —Buenas tardes, Su Alteza.
—¿Ana? —Oriana casi saltó—. Me asustaste. Pensé que... —Se palpó el pecho para calmarse.
Ana sonrió ligeramente. —Su Alteza ha regresado al Palacio de Cardo. Su Majestad ha solicitado la presencia de ambos en el Palacio de Roble —informó, procediendo con sus tareas.
—¿Palacio de Roble? ¿Es algo importante? —preguntó Oriana.
—Parece que Su Majestad desea presentarles a los nuevos invitados en el palacio —respondió Ana.
Oriana entendió; iba a conocer al Marqués y a su hija. —Está bien.