—…Así que esto fue lo que pasó aquel día —dijo Zaria—. Aunque yo no hubiera aceptado ayudarlo, él habría buscado a alguna otra bruja negra, aunque dudo que hubiera encontrado una. Al final, habría hecho algo incluso más peligroso.
—Acudir a ti tampoco habría sido menos peligroso para él —comentó Oriana.
—Cierto, pero tú también viniste a mí, sabiendo que podría ser peligroso para ti ya que yo soy, como de costumbre, la bruja mala —contraatacó Zaria y preguntó—. ¿Alguna vez te has preguntado por qué el Rey Drayce o ese elfo nunca te impidieron venir a mí?
—En ese entonces, no sabían que buscaba tu ayuda —respondió Oriana.
Zaria soltó una risa burlona —Mi ingenua estudiante, seguramente no entiendes a las personas que te rodean.
Oriana se sintió confundida —¿Qué quieres decir?