Arthur y Nathaniel mantuvieron silencio, permitiendo que Drayce respondiera —Solo lugares comunes a los que los plebeyos visitan, como tabernas y mercados.
La curiosidad llenó los ojos de Seren cuando admitió —Nunca he visto cómo es una taberna.
—¿Te gustaría ver? —propuso Drayce.
—¿Sí?
Él sonrió con dulzura —De acuerdo, te llevaré allí.
Sorprendidos por la rápida conformidad de Drayce, Arthur y Nathaniel intercambiaron miradas ya que no podían imaginar a la Reina de Megaris visitando un lugar como una taberna, un lugar que no era para una mujer decente, mucho menos para una mujer estimada como la Reina misma. Quizás tendrían que pedir a Drayce que cerrara los ojos de su esposa para que no viera nada inapropiado y tuviera un choque cultural.
Pero para su comprensión ahora, como Arlan había atestiguado, Drayce estaba completamente dedicado a su esposa, un hecho que ahora les era vivamente aparente. Haría cualquier cosa para cumplir los deseos de su esposa.