Mientras Oriana saboreaba otro sorbo de té, una sutil sonrisa se dibujaba en la comisura de sus labios. Tragando suavemente el té, ella habló —Reflexionando sobre lo que dijiste esa noche y mi posterior conversación con la Reina Julien, he llegado a reconocer que mi familia está en la raíz del sufrimiento de la familia real. He decidido asumir la responsabilidad y ceder a tus demandas.
—¿Crees que caeré en tus palabras? —se burló la bruja—. No juegues conmigo, o inmediatamente castigaré a alguien de la familia real por tu...
—Parece que nunca escuchas la historia completa, ¿verdad? —Oriana interrumpió.
—¿Qué quieres decir? —preguntó la bruja.
—No soy tan ingenua como para rendir mi cuerpo ante ti así como así, dejando que mi alma perezca, ¿está bien? —respondió Oriana—. Aún soy joven y quiero vivir mi vida. Al igual que tú, quiero estar con Arlan, ya que lo amo. De ninguna manera dejaría ir al hombre que amo y la vida que aprecio.