Yorian y Drayce intercambiaron una mirada cómplice, y Drayce le ofreció al elfo un gesto de aprobación. Yorian volvió la mirada hacia Oriana, cuyo rostro había adquirido un tenue matiz de vergüenza tras sus anteriores palabras.
—Oriana, simplemente sé tú misma cuando te acerques a ella; eso es lo que requerimos —aconsejó Yorian—. Como mencionó el Rey Drayce, tu misión es extraer información de ella. Hazla hablar, para que puedas discernir sus verdaderos deseos y objetivos. Puede que intente atacarte o atraparte, pero recuerda, no debes hacerle daño. Si es necesario, puedes emplear una pequeña medida de tus poderes para sorprenderla, provocando que revele más de lo que pretendía. Sin embargo, no debes hacerle daño, pues hacerle daño significa hacerle daño a la familia del Príncipe Arlan.
—Entonces, en esencia, tengo que hacerme la tonta —resumió Oriana—. Así, puedo recabar información de ella.