"La Reina se acercó a él para detenerlo —¿Qué estás haciendo, Arlan?
—Voy a mostrarle a esta mujer su verdadero lugar —arrastró a Oriana con él.
Los caballeros que estaban fuera, Imbert y Rafal, así como el Comandante Loyset, estaban sorprendidos al verlo tan enfadado y llevándose a Oriana con él, quien intentaba liberar su mano.
—Suéltame, tonto —gritó Oriana con rabia.
Afortunadamente, no había otros sirvientes en ese pasillo para presenciarlo aparte de la dama de compañía de la Reina y algunos otros que ocupaban altos cargos en la mansión de la Reina.
—Su Alteza —el comandante le bloqueó el camino—, no puede llevársela.
La mirada de Arlan se dirigió a su cara —Es entre mi prometida y yo. ¿Te atreves a meterte entre mi futura esposa y yo, comandante?
—Mi responsabilidad es protegerla.
—Te la devolveré —dijo Arlan y se alejó con Oriana, que dejó de luchar por liberar su mano.
«Vamos a ver lo que quiere de mí. Una cosa que sé con seguridad él no me matará por el Rey».