—Tu dragón te necesita —explicó Drayce—. Para conseguir a su pareja, te necesita a ti. Sin ti, no puede hacer nada y no puede correr el riesgo de ser rechazado por su compañera.
—No entiendo de lo que estás hablando.
Su par de ojos rojos se posó en el príncipe, mirándolo como si fuera tonto. —¿Alguna vez has considerado que tu asistente posiblemente tenga sentimientos por ti también?
Arlan se estremeció. —¿Estás hablando en serio? Esa chica me trata como a todos los demás. —Luego, su risa autodespreciativa se desvaneció cuando un desagradable recuerdo resurgió en su mente: la escena de Oriana masajeando la mano de Cian—. ¿Has visto cómo trata al hermano de tu esposa? Si tiene sentimientos por alguien, probablemente sea por él...
Su admisión de celos hizo que Drayce sacudiera la cabeza impotente.